El Diario de Juárez

Fox y AMLO, ambos decepciona­ron

- MANUEL NARVÁEZ mnarvaez20­08@hotmail.com

La semana pasada se cumplieron dos aniversari­os históricos: el uno de julio, dos años de la contundent­e victoria deló pez Obrador, y el dos de julio, el vigésimo del triunfo histórico de Vicente Fox. En el caso más reciente, Andrés Manuel dejó tendidos en el terreno de juego a todos sus adversario­s. Al obtener más del 50% de la votación emitida, el tabasqueño pulverizó las aspiracion­es de Anaya y arrebató al PRI neoliberal toda posibilida­d de hilar dos victorias desde 1988.

Recuerdo la noche en que el oriundo de Macuspa na, tabasco, llegó al zócalo d el acdmx, que estaba a reventar de simpatizan­tes, para recibirlo después de un recorrido triunfal por las calles aledañas al corazón político del país.

Se le veía tranquilo, sereno, sonriente, pero sobrio. Tomado de la mano de su esposa, levantando la diestra, ella, la siniestra, él; ante la efusividad de sus seguidores, satisfecho­s tras una larga espera de 12 años.

Al día siguiente, el presidente electo concedió una entrevista a Javier Alatorre, el periodista consentido durante toda la campaña presidenci­al, y cómo no serlo, si el dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, le brindó todas las atenciones, como lo hacía Azcárraga Milmo en los tiempos en que todos debían ser priístas, confesó alguna vez.

Ese dos de julio, todavía con la alegría a flor de piel por su victoria aplastante e inobjetabl­e, el bigotón solterón de la televisora del Ajusco, con el rostro lleno de emoción por tener la primicia de entrevista­r en cadena nacional al nuevo presidente de México, más que preguntarl­e, afirmó: “usted será un presidente muy poderoso, porque tendrá el control absoluto de las dos cámaras ”. del resto de la entrevista ni me acuerdo.

Desde aquel día, los mexicanos transitamo­s del alivio de una elección ejemplar y de las expectativ­as generadas en torno a un hombre que toda su vida la dedicó para ser presidente de la República, a vivir en carne propia los tiempos más difíciles desde aquellos cuando la presidenci­a de Gustavo Díaz Ordaz reprimió letalmente a los estudiante­s el 2 octubre de 1968.

En apenas año y medio de gestión, la esperanza de México que representa­ba AMLO, la bandera de la honestidad valiente que enarbolaba su movimiento( morena) y los tres principios para gobernar: no mentir, no robar y no traicionar, se evaporaron con la demagogia que caracteriz­aba al viejo PRI.

El principio fue alentador con el fortalecim­iento de programas sociales, y digo fortalecim­iento porque ya existían muchos desde sexenios anteriores: Lo que la 4T hizo fue dobletear el ingreso dela pensión de los adultos mayores de 68 años (rasuraron a los de entre 60 y 67 años), pero amplió las becas para estudiante­s y estableció apoyos económicos para jóvenes.

La lucha contra la corrupción se perdió como un globo de cantoya se pierde en el firmamento con su tenue luz. La supuesta encrucijad­a contra el huachicole­o resultó tan chafa como la aparente austeridad que pregonaba antes de protestar el cargo de primer magistrado del país.

Tan delirante fue la escenograf­ía mediática montada como confusos han sido los resultados. Tan es así, que al día de hoy no existen datos duros que demuestren el éxito de la operación; ésta resultó igual de oscura como sigue siendo el costo de los segundos pisos cuando fue jefe de Gobierno del D.F.

Desde ese desastre del huachicol, la gestión de Andrés Manuel ha venido deteriorán­dose. Ya se peleó con la iniciativa privada, desapareci­ó programas de apoyos para el cuidado infantil, para la atención médica de niños con cáncer, becas para deportista­s de alto rendimient­o y estudiante­s de posgrado, al igual que eliminó decenas de fideicomis­os que estimulaba­n el desarrollo integral, estructura­l y profesiona­l de la sociedad.

En sólo 18 meses, el régimen que encabeza Andrés López, ya endeudó a México con más de 2.3 mmdd, destrozó el escaso crecimient­o económico que se venía dando, llevó al país a niveles de insegurida­d como nunca y encaró torpemente la contingenc­ia sanitaria. Estos miserables resultados ya se reflejan entre los chihuahuen­ses, de los que sólo el 33% aprueba su gestión, contra el 47% del promedio nacional.

El otro aniversari­o fue el 2 de julio, veinte después desde Fox derrotó al viejo régimen, a la dictadura perfecta, como llamó el escritor peruano, Mario Vargas Llosa, al PRI de entonces.

Al igual que con AMLO, también se generaron muchas expectativ­as. No olvido esa tardenoche del primer domingo de julio del 2000, cuando salí a festejar en el cruce de la V. Carranza y calle allende, en el centro de la capital del estado. Más tarde, vi en televisión cómo el guanajuate­nse celebraba jubiloso su triunfo en el Ángel de la Independen­cia, con menos asistencia de la que hubo en zócalo de la CDMX en uno de julio de 2018. Así celebré 16 años personales de lucha por la democracia.

Para desencanto de millones, Vicente decía muchas chentejada­s, pero igual mantuvo intacta la estructura gubernamen­tal del PRI, se hizo loco y dejó crecer al narcotráfi­co.

Además, Fox Quesada creó una burocracia dorada, la que Calderón ampliaría (para colmo con juniors de di nos auriosprií­s tas ), que le costaría al erario miles de millones de pesos. Muchos de esos ‘Gerbers’ ahora militan o simpatizan muy orondos con Morena.

Para colmo de vergüenzas, Chente Fox, el cachorro del imperio, como lo bautizó el extinto dictador venezolano, Hugo Chávez, tuvo la desfachate­z de confeccion­arle y regalarle unas lindas botas a George Walker Bush, cuando lo visitó en su rancho de Texas, al ganar la Presidenci­a de los Estados Unidos.

Casi veinte más tarde, el presidente de méxico, López Obrador, realiza su primer viaje al extranjero, precisamen­te a Washington, para visitar al presidente Donald Trump, que se encuentra en plena campaña por la reelección presidenci­al.

Para muchos, la gira de AMLO representa un intento de beneficiar las aspiracion­es reeleccion­istas del supremacis­ta Trump, con el que comparte muchas similitude­s en su forma de gobernar. Otros tantos ven en esa visita del mexicano a la capital estadounid­ense una sumisión ante el imperio yanqui; “va a lustrarle los zapatos a Donald”, comentan despectiva­mente en las redes.

Sea como sea, la semana pasada se conmemorar­on dos aniversari­os, los dos cambios de régimen que México ha vivido en los últimos cien años. En el imaginario colectivo sopesa la interrogan­te ¿cuál cambio de régimen ha resultado peor, el de Fox o el de AMLO?.

P.D. Tanto a Fox como a AMLO, les gusta el brillo del calzado de los presidente­s estadounid­enses.

Es cuanto.

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