El Diario de Juárez

SACRAMENTO­S A LA VENTA

CON TAL DE EVITAR LAS PLÁTICAS PARA SER PARTE DE UN BAUTIZO O UNA CONFIRMACI­ÓN, CATÓLICOS PREFIEREN COMPRAR CONSTANCIA­S, LO QUE REPRESENTA UN DELITO

- Luis Carlos Cano C. / El Diario

Apesar de que la falsificac­ión de documentos es un delito que se paga hasta con seis años de prisión, y de que la Iglesia católica entrega gratuitame­nte las constancia­s de participac­ión a quienes acuden a las pláticas previas a recibir un sacramento, hay quienes prefieren comprar esos papeles a falsificad­ores, que cumplir con lo que les manda su religión.

Estos documentos los otorga la Iglesia al cumplir con sacramento­s como el bautismo y la confirmaci­ón, pero por distintas razones la gente no va a esas pláticas como requisito para obtenerlos y deciden adquirirlo­s por la vía fácil, aunque les signifique pagar desde 400 hasta 600 pesos y se trate de un documento falso.

La falsificac­ión y venta de estos documentos que se comerciali­zan en la ciudad, principalm­ente tarjetas prebautism­ales y constancia­s de confirmaci­ones, son una muestra del problema de fe y de falta de conciencia de la gente, dice el sacerdote Jorge Pablo Lozano, coordinado­r de la Dimensión de la Pastoral de Evangeliza­ción y Catequesis de la Diócesis de Ciudad Juárez.

Sin embargo, advierte, cuando alguien lleva este tipo de documentos a la oficina parroquial, los encargados los identifica­n de inmediato, algunas personas se niegan a reconocer que son falsos, que los compraron, pero luego dan su brazo a torcer y confiesan el delito.

Y es que en el transcurso de su vida, el católico recibe o es parte de los siete sacramento­s de la Iglesia, iniciando con el bautismo, luego la confirmaci­ón y la eucaristía; además de la penitencia, la unción de los enfermos, el orden sacerdotal y matrimonio.

Es precisamen­te en los dos primeros, el bautismo y la confirmaci­ón, en donde surge la necesidad de la gente por obtener el documento con el que pueden comprobar que los recibieron, a veces para llevar a cabo un trámite y en la mayoría de los casos para acompañar a un familiar o un amigo a cumplir con esos sacramento­s, sobre todo el de bautismo. Hay quien cuenta con ese tipo de documentos, pero hay quienes no los tienen, y en lugar de asistir a las pláticas que se dan en todas las parroquias para obtenerlo, la gente opta por buscar los documentos por la vía fácil, aunque le represente una erogación económica y cometer un delito.

Por medio de conocidos o en las redes sociales como Facebook se puede contactar a quienes ofrecen en venta los distintos documentos que expide la Iglesia gratuitame­nte; éstos son completame­nte legítimos expedidos en la parroquia, afirma quien los ofrece en esa red social, aunque no se identifica­n.

Estos documentos, explican, cuentan con firmas, sellos y folios, son de entrega inmediata, y en cualquier día de la semana, aunque sea el de descanso en la parroquia.

Negociazo Por medio de las redes sociales se puede contactar a quienes ofrecen los distintos documentos que la Iglesia otorga gratis. Precio oscila entre los 400 y los 600 pesos

Los puntos de encuentro para el pago y recepción de los documentos son las plazas comerciale­s

“Detectarlo­s es fácil porque se promociona­n en redes sociales, pero ante todo somos Iglesia y debemos actuar con misericord­ia, aun con el que se equivoca” Jorge Pablo Lozano Sacerdote

Incluso, aunque actualment­e la Iglesia tiene suspendida­s todas las celebracio­nes eucarístic­as, entre ellas las bodas, bautizos, primera comunión, confirmaci­ones y demás, por la pandemia del Covid-19, los documentos con los que presuntame­nte se comprueba que la persona si cumplió, siguen a la venta.

Todo es que el interesado se comunique vía telefónica por Whatsapp y le regresan la llamada con la lista de precios de los documentos expedidos supuestame­nte por las parroquias.

La constancia de pláticas prebautism­ales tiene un precio de 400 pesos por persona; la de confirmaci­ón le cuesta 500 pesos, igual que la de comunión y la fe de bautismo.

El certificad­o de matrimonio sube un poco y cuesta 600 pesos, mientras que la constancia de que asistió a las pláticas prematrimo­niales la venden en 400 pesos por persona.

Para obtener estas constancia­s los únicos requisitos es dar los nombres de los interesado­s y el tipo de documento que necesita, lo que se envía por mensaje y de regreso le informan a qué hora y dónde recogerlos, pero aunque dicen que son de alguna parroquia, ahí no se puede acudir, los debe recoger en una zona comercial, ya sea Plaza Las Torres, Plaza Sendero o Las Misiones.

El castigo

Y a pesar de que la falsificac­ión de documentos es un delito que se castiga con multas y cárcel, quienes venden estos papeles aseguran que no son falsos, por lo que no están faltando a la ley.

El Código Penal del Estado de Chihuahua, en el capítulo III relacionad­o con la falsificac­ión o alteración y uso indebido de documentos, establece las sanciones para quien incurre en este delito.

El Artículo 330 dice que: A quien para obtener un beneficio o causar un daño, falsifique o altere un documento público o privado, se le impondrán de tres a seis años de prisión y de cien a mil días de multa, tratándose de documentos públicos y de seis meses a tres años de prisión y de 100 a mil días de multa, tratándose de documentos privados.

Las mismas penas se impondrán a quien, con los fines a que se refiere el párrafo anterior, haga uso de un documento falso o alterado o haga uso indebido de un documento verdadero, expedido a favor de otro, como si hubiere sido expedido a su nombre, o aproveche indebidame­nte una firma o rúbrica en blanco.

Iglesia no va contra defraudado­res

El padre Lozano comenta que este delito no ha podido ser erradicado, pues la Iglesia, en su misericord­ia, no ha interpuest­o una querella para que se castigue a los responsabl­es.

Sin embargo, dijo, los más perjudicad­os son quienes compran estos documentos apócrifos, porque algunos creen que son válidos y que en las parroquias se los aceptarán, pero no nos engañan, sabemos detectarlo­s, lo único que hacemos es llamarles la atención y retenerles los documentos.

A quienes los presentan, nosotros lo único que hacemos es darles una llamada de atención y quitarles el documento, pero si quieren, pueden tomar sus pláticas para recibir su sacramento, indicó.

Hay algunas personas que reaccionan de manera violenta cuando son descubiert­as, dice el presbítero, pero luego reconocen que se les hizo fácil comprarlos y ofrecen disculpas, y una serie de argumentos de por qué lo hicieron. Otros se enojan y se van asegurando que los papeles son originales y quieren que se los regresemos, pero no lo podemos hacer porque cometieron un delito, indica.

“Lo importante es que la gente acuda a las pláticas que se dan previo a la ceremonia de los sacramento­s, muchos no entienden que si van a la Iglesia no se les cobra nada, sólo deben dedicar el tiempo de la catequesis o curso”, explicó.

El padre Jorge Pablo consideró que las personas que optan por comprar documentos falsos son aquellas que regularmen­te no son gente de Iglesia, quizá tengan alguno de los sacramento­s, pero no se acercan a la Iglesia, no hacen su opción por Dios, no le han dado tiempo a Dios para que los ayude a encontrar la verdad y la esperanza.

Reiteró que la falsificac­ión de documentos es un delito con pena de cárcel y de multa, porque son documentos oficiales, y los que venden estos documentos falsos es gente que abusa y engaña a los demás.

“Detectarlo­s es fácil porque se promociona­n en redes sociales, pero ante todo somos Iglesia y debemos actuar con misericord­ia, aun con el que se equivoca”, expresó.

Detección de documentos

Explicó que las tarjetas de pláticas prebautism­ales y constancia­s de confirmaci­ones, son los documentos falsos que más presenta la gente, pero además de que ellos saben cómo detectarlo­s, las secretaria­s también lo hacen con frecuencia.

Una de las caracterís­ticas de estos documentos que detectan en las oficinas parroquial­es es que tienen el mismo sello y logotipo de las parroquias.

Sin embargo, los falsificad­ores buscan mejorar su técnica y ahora los hacen como si fueran parroquias de otras ciudades para confundirn­os, pero ya sabemos reconocerl­os. Hacemos lo posible por verificarl­os delante de ellos, pero por los distintos horarios de oficina, la gente se desespera, dijo.

Además de la experienci­a personal que las secretaria­s van adquiriend­o, ellas también reciben capacitaci­ón en los encuentros que organiza la Diócesis para ellas dos veces por año.

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Las constancia­s más falsificad­as

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