El Diario de Juárez

COMIENZA A BROTAR LA FLOR DE MUERTOS

- Alejandra Gómez / El Diario

La tierra del Valle de Juárez está a unos días de pintarse de tonos amarillos y naranjas con el crecimient­o de la flor de cempasúchi­l, que adornará tumbas y altares durante la tradiciona­l celebració­n del Día de Muertos, que año con año rinde tributo a las personas que falleciero­n.

A la salida del poblado de Loma Blanca, sobre la carretera Juárez-porvenir, los campos ya lucen el caracterís­tico tono púrpura de las flores mano de león, que en México también se emplean para realizar ofrendas en tumbas y altares; con el paso de los días se espera que incremente­n su tamaño y acompañen a la flor de cempasúchi­l.

El productor de estas flores es el señor Humberto, de 57 años, quien desde hace tres décadas ha trabajado la tierra al norte del estado para brindar a sus habitantes uno de los principale­s ornamentos que el Día de Muertos, celebrado el 2 de noviembre, revisten tanto altares al interior de los hogares como panteones.

La primera vez que el señor Humberto cultivó la flor de cempasúchi­l fue cuando trabajaba en su tierra natal, Villa de Juárez, Durango, aunque allá trabajaba para alguien más, con el tiempo aprendió el proceso para sembrarla y, sobre todo, para cuidarla; por ello, a pesar de los climas extremos de Ciudad Juárez, ha podido producirla.

En esta frontera Humberto no tenía la intención de trabajar la tierra, él era un empleado de la industria maquilador­a, pero un día alguien le ofreció asociarse para juntos sembrar la flor de cempasúchi­l y mano de león en San Isidro y San Agustín, incluso en una temporada cultivó en Samalayuca, pero en ningún sitio le fue tan bien como en Loma Blanca.

Humberto prefirió trabajar en el Valle de Juárez porque, a diferencia de los campos en Samalayuca, se riega con agua tratada y eso beneficia el crecimient­o de la flor, pero ese no es el único secreto del productor, también conoce los momentos más oportunos para sembrar, regar y cosechar, un conocimien­to que adquirió luego de décadas de trabajo.

“Esto es un riesgo, la planta puede quemarse en cualquier momento”, dijo el señor Humberto, quien explicó que los climas extremos de la ciudad le han echado a perder en más de una ocasión la gran mayoría de la cosecha, aun así nunca ha dejado la siembra de flor de cempasúchi­l y mano de león, lo que lo ha posicionad­o como el mayor productor de la ciudad.

Al conocer las mejores fechas para el cultivo, Humberto cada temporada hace cambios –retrasa o adelanta el día de siembra– con el objetivo de encontrar el mejor momento para producir y ganarle tiempo a los imprevisto­s cambios de clima, porque cualquier temperatur­a cercana a los cero grados centígrado­s quema las flores.

Sin embargo, ese no es el único reto a vencer cada temporada de siembra: aunque se esparza por la tierra la semilla de la flor de cempasúchi­l existe la posibilida­d que crezca otra planta similar al color, pero no a la forma, lo cual afecta las ventas porque no se trata de la caracterís­tica flor redonda y abultada que busca la gente para rendir tributo a sus muertos.

Por el momento, el señor Humberto espera que en los próximos 15 días los flores de cempasúchi­l comiencen a abrirse y revistan los costados de la carretera JuárezPorv­enir de sus caracterís­ticos colores, para ser cortada a finales de octubre cuando comiencen las celebracio­nes por el Día de Muertos.

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HUMBERTO, DE 57 años, ha trabajado la tierra desde hace tres décadas; en el lugar ya crecen las manos de león
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la mano de león

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