El Diario de Juárez

Quería morir en el escenario

- De la Redacción

Pablo Milanés, uno de los mayores exponentes de la trova cubana, falleció ayer en un hospital de Madrid por infeccione­s derivadas del cáncer en la sangre que padecía desde hace años, confirmó una fuente allegada a la familia.

Trovador, filósofo, pensador, Milanés fue representa­nte claro de la trova de su País que hablaba de la vida, de la sociedad y de las relaciones interperso­nales de una forma poética, que llegaba a la alquimia lírica. Jamás se dio por vencido y si se sentía bien, continuaba su gira.

“Quiero morir en el escenario, quiero morir donde me siento vivo y en vida”, dijo cuando cantó en el Teatro Galerías de Guadalajar­a, en septiembre del 2008, y cuando presentó su disco Regalo.

Nació el 24 de febrero de 1943 en Bayamo, Cuba, y desde pequeño mostró habilidade­s para la rima, la escritura y la música.

Aunque de niño y adolescent­e bailaba salsa y distintos sonidos fusión-tropical, se inclinó por la trova luego de haber experiment­ado con el “feeling”, estilo musical que fue muy popular en la isla.

Era fan del jazz y el merengue y estudió Música en el Conservato­rio Municipal de La Habana, en donde se convirtió en un férreo defensor de la sistema político de Cuba.

Aunque no lo dejó del todo, siempre abogó por la independen­cia de su país y por evitar que naciones “poderosas” afectaran la economía de la suyo.

Lleno de fortaleza, dio incontable­s conciertos de pie, y sentado y sin encovarse al entrar a sus cuarenta y cincuenta, pero poco a poco fue marchitánd­ose.

En la última etapa ya le costaba trabajo, dijeron algunas de las personas que lo asistieron, estar erguido y sostenerse de pie por un buen periodo de tiempo.

Mantuvo, con especial discreción, la enfermedad oncohemato­lógica que lo aquejó y por lo que se mudó a vivir con su esposa a Madrid, donde encontró los tratamient­os, y amigos que lo apoyaron, para tratarse.

Dejó una gira inconclusa, Días de Luz, la cual lo habría traído a distintos puntos de la República el 30 de noviembre al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris con su gira Días de Luz. Tenía fechas para distintos puntos de la República y Latinoamér­ica.

Y así, poco a poco, la personalid­ad, la persona, el cuerpo del cubano que tenía 77 años fue al diminuendo físico y pasó a otro plano, y así, su leyenda, su legado, su historia, irá in crescendo.

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ALLEGADOS A sus últimas visitas a México recordaron que a Pablo Milanés le gustaba el mariachi, levantarse temprano, visitar los mercados para desayunar y que era muy buen conversado­r

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