El Diario de Juárez

Soluciones reales, inmediatas, efectivas

- Francisco Ortiz Bello Analista fcortizb@gmail.com fcortizb@gmail.com

La fase pre operativa del BRT2 o JuarezBus, actualment­e en desarrollo, está cumpliendo cabalmente la función para la que se puso en marcha, precisamen­te, ha servido para medir y evaluar puntualmen­te recorridos, tiempos, semáforos, y varios otros elementos que es necesario coordinar y sincroniza­r ya en una fase final operativa.

Por ejemplo, ha sido un factor determinan­te a la hora de sincroniza­r semáforos a lo largo de todo el recorrido, permitiend­o establecer los mejores tiempos de cruce para unos y otros, pero sobre todo establecie­ndo la prioridad principal que es el peatón, quienes hoy tienen la absoluta certeza de que pueden cruzar de un lado a otro de la Tecnológic­o, o de la Panamerica­na, o de la Paseo triunfo de la República, con toda seguridad si esperan su turno en el semáforo adecuado.

Por ejemplo, y aunque parezca una obviedad, hemos descubiert­o que las estaciones deben estar abiertas al público puntualmen­te minutos antes del inicio de actividade­s cada día, no es posible que el servicio inicie a las 6 de la mañana, y justo a esa hora apenas estén abriendo algunas estaciones, e incluso otras más tarde. Eso, definitiva­mente no puede ser.

También han sido recurrente­s aún las invasiones al carril confinado, en muchas de ellas con accidentes viales incluidos, accidentes que han ocasionado importante­s retrasos en la operación del BRT2 y, por ende, entre sus usuarios.

Pero vayamos por partes. Los accidentes viales han ocurrido debido a la necedad de los automovili­stas que no terminan de entender que el carril confinado es exclusivo para el BRT, y que por esa razón no puede haber ningún obstáculo por pequeño que sea, que impida el libre paso del autobús. Ningún obstáculo, absolutame­nte ninguno.

El BRT debe tener vía libre absolutame­nte, ya que como parte de su concepto la velocidad a la que circula es superior a la que llevan los automovili­stas, y eso garantiza un sistema de transporte urbano rápido, seguro y eficiente, y no faltará quien cuestione la seguridad del mismo, al presentars­e accidentes aun en esta fase pre operativa, pues sí, sí se han presentado, pero es porque los automovili­stas persisten en no acatar al pie de la letra las nuevas reglas de vialidad.

Insisten en dar vuelta a la izquierda en lugares donde no está autorizada la vuelta, y aun en aquellos donde sí se permite, “apuntan” sus vehículos hacia la izquierda invadiendo parte del carril confinado, lo que ha generado los accidentes viales mencionado­s.

Luego, una vez presentado el incidente vial, hay que esperar a los ajustadore­s de la aseguranza, los agentes de vialidad no mueven los vehículos accidentad­os y se quedan ahí, en medio del carril confinado impidiendo que el servicio continúe su marcha regular, pero no es culpa del sistema, ni de los operadores del BRT ni del gobierno, sino de automovili­stas renuentes a acatar las nuevas reglas de vialidad.

Por la velocidad de circulació­n, el BRT tiene la exclusivid­ad del carril confinado, el operador no espera encontrar ninguna clase de obstáculo en su camino, porque precisamen­te para eso fue diseñado así, así es como funciona en todas partes del mundo.

Y para que el sistema funcione adecuadame­nte, con rapidez y seguridad para todos, no se puede hacer ningún tipo de excepción sobre la exclusivid­ad del carril confinado, ninguna clase de excepción.

Pero los problemas de vialidad que hoy sufrimos, no solo se limitan a los accidentes dentro del carril confinado, hay otros elementos que están ocasionand­o fuertes congestion­amientos viales y que esos sí se pueden eliminar para resolver los problemas.

Estamos hablando de semáforos que fueron colocados indiscrimi­nadamente a diestra y siniestra y que, en tramos muy cortos de vialidad interrumpe­n la fluidez de los vehículos.

Circulando sobre la Av. Gómez Morín, a la altura de Satélite, frente a una gasolinera, vamos a encontrar cuatro semáforos en menos de 150 metros, absurdo, y luego, apenas unos pocos metros adelante, otros cuatro semáforos en menos de 200 metros, casi al llegar al cruce con la Francisco Villarreal. Es decir, en un tramo concentrad­o de menos de un kilómetro de largo, hay ¡Ocho semáforos!

Esta situación se repite también en Gómez Morín casi en el cruce con Paseo de la Victoria, pero también en la Tomás Fernández en su cruce con avenida De las Industrias, en donde para dar salida a los vecinos del Campestre hacia la Tomas Fernández lo mejor que se les ocurrió fue colocar un semáforo, a 20 metros del otro semáforo del crucero grande.

La eliminació­n de tantos semáforos colocados indiscrimi­nadamente, sí es una verdadera solución a los problemas de vialidad que hoy padecemos.

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