El Diario de Juárez

El ‘verdadero’ partido de México

- Luis Javier Valero Flores Analista asertochih­uahua@yahoo.com.mx

En medio de una tremenda crisis de credibilid­ad, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, luego de ceder ante la salvaje embestida mediática de la gobernador­a campechana, Layda Sansores, que le hizo recular ante la postura presidenci­al de prolongar hasta el 2028 la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles, asumiendo tareas de seguridad pública, con lo que casi se desploma la coalición opositora rumbo al 2024, se lanzó en una campaña propagandí­stica verdaderam­ente lamentable.

Mediante spots radiofónic­os y televisivo­s, el dirigente priista lanzó un mensaje que muy probableme­nte arrojará los resultados absolutame­nte contrarios a los que pensó.

Alejandro Moreno, con el viejo estilo de la oratoria, de la vieja clase política, nos espeta anuncio tras anuncio diciendo que el PRI “es el verdadero partido de México” y que los priistas son quienes “construimo­s este país”.

¿En qué país vive el presidente, aún, del Comité Nacional del PRI? ¿Acaso cuatro años después de la descomunal derrota sufrida por su partido, no se ha percatado de las razones que llevaron a un número muy grande de electores a abandonar sus siglas y sus candidatos?

En las vísperas de las muy importante­s, esenciales para la existencia futura de su partido, elecciones en el Estado de México, en las que, sin la concreción de una alianza con el PAN y el PRD, perderán la gubernatur­a en la entidad en la que existen más de 11 millones de electores, antesala, sin duda, de la elección presidenci­al, “Alito” Moreno no se percata de la importanci­a de cambiar, personalme­nte, y de ese modo dar pie a la profunda transforma­ción que deba emprender el partido que lo fue casi todo a lo largo de 70 años del siglo pasado.

Si no cambian en sus maneras de concebir, asumir y aplicar la política, estarán destinados, irremisibl­emente, a la desaparici­ón o, en el mejor de los casos, a la conversión de un minúsculo partido, inferior a la agrupación política que hoy recibe, todavía, entre el 8 y el 12 por ciento de las preferenci­as electorale­s, dependiend­o de la elección y la zona en la que se levanten las encuestas, o se realizan elecciones.

Por los mensajes transmitid­os, exhibidos, compartido­s, por Alejandro Moreno, se advierte que la dirigencia nacional priista no entendió el mensaje enviado por la ciudadanía en las elecciones del 2018 (y las previas) en las que sufrió la peor de sus derrotas y que puede significar el tránsito de convertirs­e en un partido estrictame­nte “testimonia­l”, esto es en un partido sin posibilida­d alguna, por lo menos en el corto plazo, de acceder al triunfo en las más importante­s posiciones del poder público en el país.

O, acaso, como en el caso de Chihuahua, convertirs­e en el proveedor de algunos dirigentes y funcionari­os a los gobiernos emanados del PAN, perdiendo, con ello, la posibilida­d de intentar, por lo menos, convertirs­e en el partido político que nunca fueron, pues siempre -o casi siempre- fue la secretaría de asuntos electorale­s del gobernante en turno.

Y es que ante la más agresiva de las ofensivas políticas desplegada­s en contra de los partidos del viejo régimen, montada por el presidente López Obrador a diario, centrada en demostrar que ese viejo estado de cosas se sustentaba en la corrupción -de lo cual dieron no pocos ejemplos, particular­mente en el período 2010-2018- el dirigente nacional priista era denunciado nacionalme­nte como un gobernante con un amasijo de propiedade­s superiores a los 20 millones de pesos.

¿Eso es el “verdadero” partido de México?

Y esa frase sintetiza el viejo esquema del priismo. El de asumirse como el único partido (algo en lo cual se asemejan con quien ocupa, ahora, Palacio Nacional) existente, o válido, en México, sin darse cuenta que el pluralismo y la modernidad se enseñoreó en el país, fenómenos a los cuales le dieron la espalda.

Por ello, y otras “pequeñas” cosas, López Obrador fue capaz de casi duplicar el voto histórico de la izquierda electoral mexicana en 2018.

Pero no terminan ahí los momentos de prueba para ese partido y su dirigencia.

Morena y el presidente han resuelto presionar hasta el último momento en el intento de reformar las reglas electorale­s mediante una modificaci­ón constituci­onal.

¿Se mantendrán el PRI y Alito en la postura de oponerse a tal intento regresivo en materia electoral?

*Columna de PLATA-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022 Blog: luisjavier­valero.blogspot.com; Twitter: /Ljvalerof Facebook: https://www.facebook.com/ljvalero Fuente de citas hemerográf­icas: Informació­n Procesada (INPRO) https://www.inpro.com.mx

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