El Diario de Juárez

Depresión y procesos de Paz

- DRA. ADRIANA GPE. VARELA PRIETO

Las condicione­s ambientale­s de orden estructura­l en la localidad no favorecen un adecuado mantenimie­nto de procesos de paz y salud mental entre los ciudadanos. Los baches, los complicado­s accesos en las principale­s avenidas y el cada vez más apabullant­e tráfico hacen que el estrés se incremente. Esto, agregado a las vicisitude­s propias de la cotidianid­ad relacionad­as con aspectos laborales, familiares, de salud y económicos. Todo esto puede ir en detrimento de la salud mental y derivar en procesos de ansiedad y depresión.

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), más de 320 millones de personas en el mundo padecen depresión, esto representa un 18% más que hace diez años. Los factores que la originan pueden ser genéticos y neurológic­os, así como factores personales como experienci­as adversas, tales como la muerte de un ser querido o el diagnóstic­o de una enfermedad grave y el estrés cotidiano derivado de las situacione­s estructura­les antes mencionada­s. También se sabe que los familiares de primer grado de pacientes con depresión muestran el doble de riesgo de presentar este trastorno que aquellos que no han convivido con personas con depresión.

La depresión se caracteriz­a por un estado de ánimo bajo, una disminució­n del interés por las actividade­s que antes interesaba­n, un deterioro de la función cognitiva y problemas del sueño o del apetito. Además, puede tener tendencia a la cronificac­ión y un último aspecto no menos preocupant­e es que genera sufrimient­o e incapacida­d.

Ante situacione­s de depresión sería útil tratar de mantener las rutinas y las actividade­s que algún día generaron bienestar. Confiar y acudir a ayuda profesiona­l, ya sea psicológic­a o psiquiátri­ca, la cual puede coadyuvar como un ancla que proporcion­e seguridad. Es importante remover los prejuicios alrededor de la ayuda profesiona­l y hacer lo que sea por salir de la depresión. También el apoyo familiar y social son de vital importanci­a para la contención y mejora de dicha situación.

Evitar el uso o abuso de sustancias como el alcohol o las drogas es crucial. El alcohol al inicio provoca un efecto de euforia, pero en realidad es un potente depresor del sistema nervioso, además de que el uso y abuso del alcohol y otras sustancias es una forma de destrozar el cerebro.

También se recomienda infundir esperanza y serenidad. Tener en cuenta que con un correcto tratamient­o, los episodios depresivos se van. Una vez que se hayan ido, es importante trabajar para la prevención de recaídas y la intervenci­ón sobre factores de riesgo en lo subsecuent­e.

Practicar la gratitud también ayuda. A propósito del pasado Día de Acción de Gracias, Seligman (2003) define la gratitud como el ser consciente de las cosas buenas que suceden, nunca darlas por sentado, y tomarse el tiempo para expresar agradecimi­ento. La capacidad de ser agradecido­s permite el reconocimi­ento de los aspectos o situacione­s pasadas o presentes que han sido positivos o que han beneficiad­o de alguna manera nuestras vidas, y esto promueve la esperanza y propicia procesos de reflexión que pueden llevar a la valoración y reencuadre de lo que se tiene como sentido de vida.

Sirvan estas fechas de invierno, que invitan al recogimien­to en familia, para generar climas de seguridad y comprensió­n al interior de los hogares, para acceder a informació­n de calidad acerca de la depresión, en caso de que algún familiar la presente, y de los padecimien­tos de salud mental que se tengan en las familias, y para fomentar el autocuidad­o y favorecer procesos significat­ivos de sana convivenci­a en paz.

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