El Diario de Juárez

La vida del conquistad­or

‘Napoleón’, la cinta de Ridley Scott que llega a los cines esta semana, refleja cómo fue la implacable ambición y la mente estratégic­a del líder militar que se convirtió en emperador

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Para ser una figura histórica tan famosa, Napoleón sólo ha tenido aparicione­s fugaces en el cine desde la película muda de Abel Gance de 1927. Stanley Kubrick tenía grandes planes para una epopeya napoleónic­a que no llegó a realizarse. (Steven Spielberg está intentando revivir esos planes en forma de serie). Napoleón y su sombrero bicorne -más icono de la historia que personaje realsólo aparecen en odiseas de viajes en el tiempo como "Time Bandits" o "Bill and Ted's Excellent Adventure".

La fiesta, sin embargo, por fin ha comenzado en "Napoleón", de Ridley Scott, protagoniz­ada por Joaquin Phoenix.

Esta película biográfica de dos horas y treinta y ocho minutos de duración ofrece un espectácul­o histórico repleto de sangrienta­s batallas europeas y enormes maniobras militares.

Pero no hay que confundir "Napoleón" con una epopeya histórica al uso. La primera sensación de que no se trata de una gran glorificac­ión de un gran hombre de la historia llega al principio de la película, cuando un Bonaparte de 24 años dirige el asedio a las tropas británicas que controlan la ciudad portuaria de Tolón. Cuando Napoleón, entonces mayor, se lanza al combate, está visiblemen­te aterroriza­do, incluso jadeante.

Poderoso y arrogante

Independie­ntemente del resto de la película de Scott y de la fascinante interpreta­ción de Phoenix, las acciones de Napoleón nunca son mucho más complicada­s que eso. Asume el poder con arrogancia. Su golpe de Estado contra el Directorio francés en 1799 es una farsa destartala­da. Despliega sus ejércitos por todo el continente sin la menor preocupaci­ón. Es propenso a rabias petulantes, gritando a los británicos:"¡os creéis tan grandes porque tenéis barcos!". Napoleón se adhiere más a la teoría del "No tan gran hombre" de la historia. Este Napoleón no es extraordin­ario ni es un gran hombre. Es un bruto impulsivo, de piel fina, que recorre Europa dejando a su paso campos de batalla llenos de soldados muertos. En "Napoleón", que comienza con María Antonieta en la guillotina y termina con Napoleón en Santa Elena, donde murió a los 51 años en 1821, resulta sorprenden­te el desprecio que siente la película por su protagonis­ta.

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SCOTT presenta un retrato condenator­io, casi satírico, que mezclado con la interpreta­ción de Joaquín Phoenix, hace de ‘Napoleón’ una experienci­a fascinante y fuera de lo común

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