El Plan C se tambalea
CEn los últimos días se han publicado una infinidad de encuestas donde se da una visión respecto a las preferencias electorales con respecto a quienes aspiran a ganar la presidencia de la República, estos trabajos están muy focalizados y en no pocas ocasiones tienen un sesgo que limita en mucho se credibilidad.
Y si bien es la contienda presidencial la que atrae la atención generalizada, lo cierto es que la gobernabilidad y la gobernanza de quien acceda a la titularidad del poder Ejecutivo están sujetas a lo que suceda en las dos cámaras legislativas: la de diputados y la de senadores.
Hasta principios de semana no se contaba con un trabajo demotécnico que permitiera conocer el rumbo que va marcando la elección en los 300 distritos electorales y la forma en la cual se va perfilando la integración de las dos cámaras.
La elección de legisladores supone un valor estratégico altísimo para los dos bandos más fuertes: para la coalición PRI-PAN-PRD (“Fuerza y Corazón por México”), el poder legislativo es una aspiración real a controlar, esto implica presentar una barricada sólida a los intentos de reformas constitucionales por parte del futuro gobierno, al mismo tiempo que una representación copiosa les puede garantizar acotar facultades presidenciales a través del control del presupuesto e incluso frenar algunas intenciones lesivas para la democracia como reformar el INE o reformar los procesos de selección de los magistrados que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Para la Cuarta Trasformación (“Sigamos haciendo historia por México”), es vital lograr su llamado “Plan C”, esto significa para ellos tener mayorías calificadas en ambas cámaras, lo cual les garantiza poder transitar con sus reformas, mantener el status quo, impulsar nuevas reformas y poder controlar al INE y a la SCJN.
Para Morena y sus aliados, el “Plan C” es tan importante que en un ejercicio de matemáticas electorales tuvieron la osadía de postular en 11 estados, dos fórmulas al senado, esto con la única intención de ganar por tierra y también quedarse con la senaduría que corresponde a la primera minoría; ya en la práctica el ejercicio no está funcionando como esperaban, pero su intención estaba claramente marcada en el deseo de tener mayoría de senadores.
Ante estas dos visiones que polarizan el proceso electoral, es importante conocer cómo van, luego de que las campañas electorales federales tienen casi 36 días de avance en los 300 distritos electorales de México.
La empresa encuestadora “Massive Caller”, fue la primera en mostrar una fotografía del momento electoral que se vive; se trata de una encuesta que fue registrada ante el INE en su metodología lo cual le da credibilidad y se levantó con 600 muestras por cada uno de los distritos federales en disputa, una muestra bastante significativa que permite obtener un resultado muy válido de preferencias ciudadanas.
La primera conclusión de ese trabajo es que la elección, al menos en la integración del Poder Legislativo no camina en el mismo sentido que la elección presidencial y es por ello que los resultados no favorecen al plan de la cuarta trasformación.
De entrada, no estarían logrando la mayoría calificada; pero lo más grave para ellos es que hasta la mayoría simple pueden perder.
En este momento, existe un empate técnico en la integración de la cámara de diputados. Morena tiene el 51.8 por ciento de las preferencias lo que le daría 259 curules, ya incluyendo plurinominales; mientras que la coalición “Fuerza y Corazón por México” tiene el 48.2 por ciento de las preferencias lo que le daría 241 curules.
Movimiento Ciudadano alcanza el 5 por ciento de las preferencias, muy por debajo del 8 por ciento histórico que en promedio alcanzó en procesos electorales anteriores y que apenas les estaría generando una representación de 25 diputados.
La diferencia entre las dos fuerzas políticas más importantes es de apenas 3.6 puntos, esto supone que con 1.8 de crecimiento por parte del bando opositor estaría quitando hasta la mayoría simple a Morena y con ello le complicaría todos los trámites legislativos al futuro gobierno, si eventualmente gana Claudia Shinbaum.
Este es un escenario casi ideal para la oposición pues los ciudadanos estarían apelando al sistema de pesos y contrapesos, donde quien gana la presidencia no se lleva todo el pastel y quien pierde tiene la suficiente fuerza política para acotar iniciativas lesivas,
En el caso de Morena representa un escenario catastrófico, pues perder el control de la cámara de diputados también estaría perdiendo la capacidad para aprobar presupuestos sin quitarles una coma, se le obliga a negociar nombramientos de organismos independientes, organismos que por cierto estarían garantizando su subsistencia si la 4T pierde la mayoría, pero lo más importante y determinante, estaría inmovilizado para darle trámite a reformas mucho más radicales de las que ahora se han visto.
Las fotografías electorales del momento van marcando que los ciudadanos van a votar de manera diferenciada y con eso le estarían dando a la coalición opositora la oportunidad de ser un auténtico contrapeso político.