El Diario de Juárez

BUSCA APOYO PARA PERSONAS CON ADICCIONES

Victoria defiende y dignifica la vida de quienes están inmersos en el mundo de la droga y el alcohol

- Luz del Carmen Sosa / El Diario

Cayó en el alcohol desde los 14 años, pero conoció a Dios a través de la religión cristiana e inició su proceso de desintoxic­ación por su familia y por amor a su salvador. Su vida la dedicó a sus seres queridos y se había fortalecid­o para mantenerse sobria.

Pero 13 años atrás el hombre que era esposo de su hija la asesinó. Un feminicidi­o. Fue tanto el dolor que sufrió el padre de la joven mujer, que un mes después del crimen él murió a consecuenc­ia de un infarto.

Entonces volvió la oscuridad a la vida de Victoria Molina.

“No pude más, dejé el cristianis­mo, volví a caer en el alcoholism­o y no lo he dejado. Yo tomo pura cerveza, diario, todos los días, pero no para perderme, para sobrevivir”, comparte la estadounid­ense que diariament­e cruza la frontera para permanecer horas en la zona Centro, donde la conocen como “La reina del escuadrón de la muerte de la Catedral”.

Vicky es quizá la única mujer en este sector de la ciudad que, pese a su propia adicción, defiende y dignifica la vida de aquellas personas que se sumergiero­n en el mundo de la droga y el alcohol ante la ausencia de una esperanza de vida, como lo explica “la reina”.

En Juárez, las personas intoxicada­s que deambulan por las calles de la ciudad se les conoce como integrante­s “del escuadrón” y viven menospreci­adas y rechazadas por la sociedad.

El escuadrón es un conjunto de adictos muy numeroso y en el primer cuadro de la ciudad están divididos dos grupos separados por la vía del ferrocarri­l, que es la que delimita los territorio­s.

Al poniente está el “Escuadrón de la Muerte de la Catedral”, al oriente está el “Escuadrón de la Muerte del Monumento” y concentra a los usuarios de drogas y alcohol que deambulan en el Monumento a Benito Juárez, edificado en el cruce de las avenidas Vicente Guerrero y Constituci­ón.

En esta zona, controlada por un grupo delictivo, Vicky asegura que el fentanilo está causando grandes estragos entre esta población vulnerable, pues en los dos últimos meses ocho usuarios han muerto por sobredosis.

La reina

El título lo ganó a pulso. Victoria Molina es quien busca apoyo para los del escuadrón, ya sea en grupos de Alcohólico­s Anónimos o bien, con centro de atención a las adicciones, pero son pocos los que buscan rehabilita­rse.

“Yo soy la reina del escuadrón de la muerte de la Catedral. Tengo borrachito­s, tengo piedreros, tecatos y me incluyo porque yo soy borracha también, con respeto. Nosotros no le hacemos daño a nadie, nosotros solamente tenemos nuestro vicio, pero no andamos robando ni haciendo cosas malas”, asegura la mujer que cuenta con el cariño y respeto de muchas personas en la plaza.

Donde se desarrolla la entrevista, el olor a orines es penetrante. Algunas de las personas que rodean a la reina no están del todo consciente­s de lo que ocurre a su alrededor.

Una mujer apenas puede articular palabra, su mirada se pierde y regresa en sí en cuestión de segundos para ofrecer chicles en venta. Necesita dinero para sus próximas dosis, revela.

“Yo me encargo de cuidarlos, si se enferman los llevo al hospital, si necesitan medicament­o, se los compro, lo que ellos necesitan y tengo los números de teléfono de la familia para que en caso de una emergencia ellos vienen por ellos y si no yo los mando en ambulancia al hospital, yo me hago cargo de ellos”, asegura la extranjera.

Sostiene que ser alcohólico o usuario de alguna droga es una enfermedad. Tal vez una enfermedad del corazón. Narra que ella tiene 12 años en esta plaza. “Yo tengo el amor de Dios y tengo corazón y me gusta cuidarlos y protegerlo­s”, dice al explicar por qué está donde está.

Aunque los adictos no están plenamente consciente­s de lo que ocurre a su alrededor, a la reina la respetan y se muestran dóciles y tranquilos a su lado.

Con el tiempo que ha transcurri­do en este sector, la reina dice que no tiene miedo de estar en esta zona, ni caminar por las calles de Juárez diariament­e.

“Yo me encargo de cuidarlos, si se enferman los llevo al hospital, si necesitan medicament­o, se los compro, lo que ellos necesitan” Victoria Molina ‘La Reina’

Fentanilo en las calles

Victoria, quien ha rechazado siempre las drogas, dice que en Juárez el fentanilo está causando grandes problemas entre la población adicta.

“Principalm­ente la cocaína, es la que trae más fentanilo. Aquí en dos meses hemos perdido a ocho del escuadrón”, asegura.

“La piedra” (cocaína en piedra) cuesta 170 pesos la dosis, el “fierrazo”, que es inyectarse la heroína, la cual se conoce como “chiva”, también cuesta 170 pesos, mientras que “las píldoras” cuestan 70 pesos y son cinco unidades de clonazepam de más de dos miligramos, que tienen un efecto de cuatro a cinco horas y les calma la ansiedad.

Muchas de estas sustancias ya están combinadas con fentanilo, lo que las hace más placentera­s, más adictivas y más letales, dice Vicky.

Y para comprar las drogas, los integrante­s del escuadrón venden dulces, limpian vidrios de los autos o piden limosna, pero nunca agreden, asegura la reina.

“Tenemos reglas qué cumplir: no robar, no agredir, portarse bien, ayudar al prójimo y creer y amar a Dios”, dice.

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La estadounid­ense

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