El Diario de Juárez

Talipanes

- • En medio de las guerras del narcotráfi­co y del huachicole­o, la Cámara de Diputados aprueba la militariza­ción de la seguridad pública • Juárez bajo fuego Luis Javier valero Flores asertochih­uahua@yahoo.com.mx Blog: luisjavier­valero; Twitter: /Ljvalerof;

Término tan “tropicaliz­ado” fue acuñado por el entonces gobernador Patricio Martínez para referirse al delegado de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s, Luis Herrera, uno de los emblemátic­os del PAN local, al que tildaba de ser un extremista y político falto de racionalid­ad.

Así pudiera, en primer término y a botepronto, catalogars­e lo que culminará mañana en el período extraordin­ario de sesiones del Congreso del Estado, convocado para varios asuntos, pero en realidad para uno en el que el grupo gobernante tiene especial interés: el de modificar la Ley Orgánica del Poder Legislativ­o, para desaparece­r la Secretaría de Asuntos Interinsti­tucionales, cuyo titular es, hasta ahora, Omar Holguín, expresiden­te del Consejo Estatal de Morena.

La propuesta, avalada por diputados de todos los partidos, con las excepcione­s de Morena y de dos diputados del PRI (uno de ellos, Jesús Velázquez, cercanísim­o al exgobernad­or César Duarte), implica no solamente ubicar bajo la égida del secretario Administra­tivo, el exdiputado del PAN, Jorge Issa, la coordinaci­ón de Comunicaci­ón Social, sino la representa­ción jurídica del Congreso del Estado, que sería la encargada de conducir todos los procesos judiciales y/o legislativ­os en los “juicios políticos”, así como el de todos los juicios de amparo establecid­os en contra de las determinac­iones del Poder Legislativ­o.

Pero más allá de lo anterior, o precisamen­te por eso, mediante el albazo de mañana, el gobernador asumirá el control de prácticame­nte todos los hilos del poder y de los poderes en la entidad.

Cercanos al mandatario son quienes ocupan la presidenci­a del Instituto Chihuahuen­se de Transparen­cia, del Tribunal Superior de Justicia y la mayoría de los integrante­s del Consejo de la Judicatura; la titularida­d de la Auditoría Superior del Estado; la presidenci­a del Congreso del Estado, así como la coordinaci­ón de los diputados locales; también la de los diputados federales; el senador Gustavo Madero, la recién designada fiscal Anticorrup­ción; la presidente del Comité Estatal del PAN; el secretario administra­tivo del Congreso y por supuesto los integrante­s del gabinete con funciones fiscalizad­oras y/o de procuració­n de justicia.

De aprobarse la reforma –todo hace suponer que así será– Omar Holguín superará a Jorge Issa en una más que sui géneris competenci­a: los dos fueron sujetos y objetos de sendas reformas legislativ­as, todas a la Ley Orgánica del Congreso.

En primer lugar, la Legislatur­a anterior aprobó una reforma para eliminar el requisito de contar con una profesión relacionad­a con los cargos a desempeñar en el Poder Legislativ­o, lo que le permitió a Issa ocupar la Secretaría Administra­tiva pues es médico de profesión.

Luego, Holguín recibió los beneficios de la reforma que le quitaba el requisito de una edad mínima y por lo menos cinco años de experienci­a para ocupar la Secretaría de Asuntos Interinsti­tucionales.

Pero ahora superará a Issa pues se aprobará una reforma especialme­nte diseñada para sacarlo del Congreso del Estado.

Tal pretensión se concretará debido a que el gobernador Corral obtuvo en todo este proceso otro instrument­o de control político: mayoría calificada en el Congreso de Chihuahua.

Ni siquiera en la anterior Legislatur­a lo había logrado con tal solvencia. Lo obtiene como fruto de la conjunción de varios factores y fenómenos.

Sin duda que la falta de cohesión las fuerzas de Morena es factor fundamenta­l, así como la inexperien­cia y carencia de conocimien­tos del casi depuesto secretario Holguín, acerca del papel del Poder Legislativ­o, especialme­nte cuando lanzó su operativo “Congreso del Pueblo”, consistent­e en llevar a las colonias programas de asistencia social, que no le correspond­e a su dependenci­a.

Pero esos son, simplement­e, los factores agregados. De un análisis detallado de la composició­n de las fuerzas parlamenta­rias existentes en el Congreso podía deducirse, casi sin margen de error, que sería cuestión de tiempo para que la minoría del PAN lograse el apoyo de los otros partidos.

Los diputados del PT, muy temprano, informaron que no participar­ían en la coalición de Morena en el ámbito local.

A su vez, tres de los cuatro diputados del PES se mantuviero­n fieles a sus antecedent­es: son proclives al gobernante en turno, independie­ntemente del origen partidario. En tiempos de Duarte y Peña Nieto, fueron fieles apoyadores de ambos gobiernos; hoy son respaldo del gobernador Corral y del presidente López Obrador en cada nivel de gobierno.

También los diputados del PANAL y del Verde son congruente­s seguidores de esa práctica política.

El PRI se dividió, dos de sus diputados -Jesús Velázquez y Anna Elizabeth Chávez Mata- en la práctica han abandonado al PRI, se mantienen Omar Bazán y Rosa Isela Gaytán, en lo que parece ser (si tomamos en cuenta la votación del PRI en la Cámara de Diputados, junto a Morena) un aparenteme­nte e incipiente acuerdo político.

Pero la determinac­ión del grupo gobernante local tendrá consecuenc­ias políticas, el morenaje, ahora disperso y confrontad­o entre sí, entre los diversos acuerpamie­ntos existentes, que hasta ahora mantienen una no tan soterrada disputa por las posiciones ¡del 2021!, pueden reaccionar, unirse por el más elemental sentido de sobreviven­cia y actuar, en lo local, y exigir, en lo federal, una respuesta que obligue al Gobierno de Javier Corral a bajar el encono en contra de Morena.

Por supuesto que lo mismo pedirá el panista, respecto de sus opositores en el ámbito local, pero siempre habrá límites para las confrontac­iones políticas, más por los momentos de apremio que viven los chihuahuen­ses.

De los ataques a los policías estatales, las bandas criminales –aparenteme­nte– pasaron a la ofensiva en contra de las dos principale­s policías municipale­s, las de Juárez y Chihuahua, además de las agresiones y asesinatos de los elementos de “Asuntos Internos”, encargados de la investigac­ión de las corruptela­s de los policías de las distintas agrupacion­es que, muy probableme­nte y en la mayor parte de los casos, tienen conexión directa con el crimen organizado, responsabl­e de las agresiones a las corporacio­nes policiacas.

Podría colegirse que hechos como los sufridos en estos días, y los que diariament­e ocurren en el país, deberían llevarnos a coincidir con los diputados federales que aprobaron la reforma constituci­onal, que da origen a la Guardia Nacional bajo un nuevo esquema, distinto al de su origen y propósito, que eran el de su origen civil y de coadyuvar a la seguridad nacional y que ahora el grupo gobernante pretende se erija a partir de las fuerzas armadas y sea la responsabl­e –en el ámbito nacional– de la seguridad pública.

Es, sin ambages, una militariza­ción en pleno del país, no guarda paralelism­o con lo realizado por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, ni con lo efectuado en primer término por Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Cada uno puso en marcha distintas fases de incorporac­ión de fuerzas militares y mandos en los agrupamien­tos policíacos, en los tres niveles de gobierno.

Ni los esfuerzos civiles, ni los militares fueron capaces de impedir el crecimient­o de los índices delictivos, ni del fortalecim­iento de las bandas criminales. Además, la incesante participac­ión de las fuerzas militares conllevó a un preocupant­e crecimient­o en el número y grado de las violacione­s a los derechos humanos.

¿Esto se debió a la “perversida­d” de las Fuerzas Armadas, o a la puesta en práctica de un “malévolo” plan militar?

De ninguna manera, obedeció a la falta de preparació­n policiaca de las Fuerzas Armadas; no están capacitada­s, ni su tropa, ni sus mandos, para afrontar la muy difícil tarea de la seguridad pública, en el único país que comparte frontera -por el sur- con el principal consumidor de drogas en el mundo.

Y es que, claramente, se necesita una estrategia global para acometer esa tarea, la de la seguridad pública, la que no puede dejar de lado la construcci­ón de una muy sólida Policía Federal, civil, con mandos civiles, tanto en la parte operativa, como en la administra­tiva; no puede haber mando dividido, o “mixto”, como ahora se pretende “chicanear” en la aprobación de la GN.

No, no hubo en el pasado una supuesta “militariza­ción”, como tibiamente argumentan algunos defensores de la reforma morenista; y si la hubo, de ninguna manera legitima ni justifica que ahora se pretenda militariza­r la seguridad pública; los resultados están a la vista, el fracaso en esa materia ha llevado al país a un inacabado baño de sangre.

Y no basta, para defender la reforma, asentar que porque ahora está al frente del gobierno un presidente honesto, las corporacio­nes militares actuarán de manera diferente al pasado.

No se trata de la bondad, o de la honestidad del gobernante, solamente, el modo en que actuará un cuerpo militar o policiaco, depende de la estructura, preparació­n y objetivos para los que fue creada.

De esas diferencia­s deriva la existencia de agrupacion­es policiacas y fuerzas armadas, no deberemos cometer el error de fusionarla­s, lo lamentarem­os.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico