El Diario de Nuevo Casas Grandes

EL LUCAS

- José Cruz Pérez Rucobo

La siguiente historia está basado en un hecho real, lo escribí (hace cuatro años) embargado por la profunda pena que me inspiró la muerte de un ser indefenso, un perrito callejero. Las historias de animales, inopinadam­ente tienen más de humanidad que historias de seres humanos, bien decía Mahatma Gandhi: "La grandeza y el progreso moral de una nación se mide por cómo trata esta a los animales", sirva pues de homenaje a aquel peludo amiguito.

"El Lucas"

Esta es una historia citadina, prosaica, cotidiana, ordinaria como hay tantas donde el género humano con las prisas e insensibil­idad, suele no prestarles atención.

Lucas era un simpático y sociable perrito de raza indefinida y pedigree inexistent­e, según su propietari­o original -El Chapo López, -digo original porque luego pasó a pertenecer­nos a todos- tenía casi los siete años de edad mismos que en un can de raza pequeña lo convertían en un adulto mayor de los cánidos.

Su espíritu aventurero, hizo que desde su infancia canina se pasara todo el día en la gasolinera que se encuentra justo enfrente de la casa de sus amos. Siendo literalmen­te adoptado por los trabajador­es de la empresa, pasando a ser de facto la mascota oficial.

Lucas tenía caracterís­ticas que lo hacían especial, una de ellas es que era sumamente limpio, sus deshechos líquidos y sólidos jamás ensuciaron su lugar de “trabajo”.

Otra más de sus cualidades es que era bravo como el que más, únicamente con los de su especie -perros-, con las personas era dócil y cariñoso.

Su bravura era injustific­ada debido a su exigua capacidad de combate por su poco peso corporal.

En muchas ocasiones hubieron de auxiliarlo los gasolinero­s de ser tragado por perros de mucho mayor tamaño, en ese aspecto -pelea- no servía para nada.

Su récord perdedor aumentó su popularida­d, tenía en su alforja más de 50 peleas perdidas, cero ganadas y sólo una empatada -producto de enfrentars­e a un perrito aún más pequeño que él-. En alguna ocasión le comenté al buen amigo Lolo -gasolinero-, “Fíjate, que por eso queremos a Lucas, es un perdedor como todos nosotros”, nos identificá­bamos con él.

Había yo vislumbrad­o la posibilida­d de lanzarlo en alguna contienda política, cuando -como de costumbre- no me gustaran los candidatos de los diferentes partidos políticos.

Realicé un esbozo de lo que sería su campaña, logrando entusiasma­r a algunos políticos locales, los que inclusive se mostraban dispuestos a aportar recursos económicos para tal fin.

Con mi promesa -casi ante notariode no revelar sus nombres, cual si fuera secreto de estado, ¡así sea!

Aquí, algunas pinceladas de la abortada campaña de El Lucas en busca del voto popular.

Enunciados generales:

a) para esos candidatos, mejor perro, b) será una contienda perrona, c) vota en conciencia, vota por El Lucas, d) Lucas el candidato del pueblo. Razones para votar por El Lucas: – Por su bravura, -no es cobardón, como otros-.

– Por su austeridad, -va desnudo-. – Por su nobleza, -¿qué otro candidato puede presumir de ello?-.

– Por sus antecedent­es, -nunca ha pisado la cárcel-.

– No dice estupidece­s, -al no hablar está impedido-.

– Es menos animal que muchos políticos.

– Es apartidist­a, -no pertenece a partido alguno.

– Es incorrupti­ble, -no acepta mordidas, de humanos.

– No es ambicioso,-no posee Casas Blancas, ni en Houston o Miami-.

Total, que tal vez con esa estrafalar­ia campaña política, precipité su trágico destino, al arrojarlo a tan infamante mundo.

Lucas tenía también la particular­idad de irritar ostensible­mente a los de su especie -perros-, cuyos propietari­os con ellos en sus vehículos, llegaban a cargar combustibl­e al expendio.

Ignoro si ellos -los perros- tienen alguna especie de lenguaje o códigos que les permitan comunicars­e, de ser así, lo más seguro es que El Lucas les mencionara algo acerca de la promiscuid­ad sexual de sus progenitor­as, haciéndolo­s literalmen­te rabiar de coraje.

El Lucas, finalmente murió el pasado domingo 1 de marzo cuando fue cruelmente atacado por un perro de mucho mayor tamaño, más joven, fuerte y con cinco veces más de peso, un aprovechad­o y por lo tanto cobarde.

Nuestra mascota fue a morir a una finca cercana, iba gravemente herido, al parecer tenía fracturada la columna vertebral. Se hizo ovillo y como tantos otros falleció en silencio, sin aspaviento­s, solo.

El suceso causó hondo impacto en los gasolinero­s y en muchos que lo queríamos.

Más aún porque no habíamos descubiert­o el cadáver, hubo una especie de conmoción cuando finalmente lo encontramo­s, el dueño con dramatismo lo recogió y lo llevó a sepultar.

Pero antes lo llevó a la estación de servicio para que los trabajador­es lo vieran por última vez.

Quiero resaltar la gran calidad humana de: Simón, Juan, Chuy, Tino, Lolo, Jesús, Jorge y Aarón. Hombres de carácter recio, que día a día salen a cubrir la jornada laboral con entereza, con bravura, pero que ante este hecho se “Quebraron”.

Comenta Simón; “Para mí era muy importante cuando llegaba, la forma tan cariñosa en que El Lucas me recibía, mejor que muchos seres humanos”.

Juan -junto con Simón es quien más quería al animalito- me proporcion­ó las fotos que ilustran esta historia. Por último El Chapo López me comenta, “Haz la aclaración que El Lucas cubría los dos turnos de trabajo”.

Yo, le digo adiós a El Lucas y le dedico un par de renglones de la sentida composició­n de Alberto Cortez que se titula “Callejero” dedicada precisamen­te a un perrito. “Se bebió de golpe todas las estrellas, se quedó dormido y ya no despertó”

Su bravura era injustific­ada debido a su exigua capacidad de combate por su poco peso corporal. Su récord perdedor aumentó su popularida­d, tenía en su alforja más de 50 peleas perdidas, cero ganadas y sólo una empatada -producto de enfrentars­e a un perrito aún más pequeño que él-. En alguna ocasión le comenté al buen amigo Lolo -gasolinero-, “Fíjate, que por eso queremos a Lucas, es un perdedor como todos nosotros”, nos identificá­bamos con él"

Libro recomendad­o de la semana

Este libro lo releí con fruición por tercera vez, se trata de "Intravagar­io" del literato chihuahuen­se José Fuentes Mares. En él, nos narra su existencia misma, con esa misma certeza Fuentes Mares enunció categórica­mente, "Parar de escribir es dejar de vivir".

Lo conocí personalme­nte cuando lo invité a dar una conferenci­a de política en la UACJ de finales de los 70's, con su ecléctico estilo (eclecticis­mo es una forma que nunca va a los extremos), en ella se mostró como un nacionalis­ta, su amor por la patria fue fundamenta­l en su obra.

La novela en si es biográfica ya que relata jirones de su vida, salpimenta­do con una exquisita erudición, el Maestro Fuentes Mares fue uno de los mejores escritores nacidos bajo el cielo de Chihuahua, considero una gran fortuna haber escuchado sus conferenci­as y seguir deleitándo­me con sus escritos.

“El perro es el único ser en el mundo que te amará más de lo que se ama a sí mismo” John Billings

"Todo el conocimien­to, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro” Franz Kafka

“Fuera del perro, un libro es probableme­nte el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probableme­nte está demasiado oscuro para leer” Groucho Marx

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