El Diario de Nuevo Casas Grandes
“¿CUÁNTOS?… TENGO DULCES, CHOCOLATES, CACAHUATES, CHICLES…”
Nuevo Casas Grandes.- Generaciones de secretarias, policías, bomberos, maestros, personal médico, burócratas y oficinistas en general han tenido trato con Sergio: “El de los dulces”, quien desde hace 35 años recorre las calles de Nuevo Casas Grandes de manera incansable con su caja de cartón, en la que lleva tan bien acomodadas y organizadas las golosinas que ofrece a sus clientes, que por más que vende parece que nunca se vacía.
Al inicio de su carrera, a los 12 años, Sergio Ortiz Tena, hoy ya de 47 años, recorría las principales calles de la ciudad con su “cofre del tesoro” bajo el brazo, una caja de cartón como las usadas para las botas vaqueras, visitando cada oficina y negocio que se le atravesara para ofrecer a la gente su mercancía, y en lugar del típico “¡Hola!”, recibían de él su característico saludo: “¿Cuántos?… Tengo dulces, chocolates, cacahuates, chicles… lo que quiera, americano y mexicano”.
Desde entonces, es típico encontrarse con este personaje por las calles quien como las abejas llevando el polen de flor en flor, éste reparte golosinas a las secretarias de cada oficina… pero también a los agentes de las diferentes corporaciones policiacas de todos los niveles, trabajadores de gobierno, médicos, enfermeras, maestros y todo aquel que por estar ocupado en su trabajo no tiene tiempo de ir a la tienda por un refrigerio.
En la actualidad, Ortiz Tena “El de los dulces”, cuenta con una bicicleta para extender sus recorridos por toda la ciudad y no hay trabajador de oficina que no le conozca y mucho menos, que no sea su cliente.
Sobre la preferencia de la gente, contesta sin titubear que “todo se vende”, pero termina aceptando que los que tienen mayor aceptación en el paladar de sus distinguidos clientes, son los chocolates, las obleas de cajeta y los chicles, siendo quizá los “churritos” los de menor venta pero que igual, él siempre se encarga de sacar en venta lo que lleva en su característica caja.
De manera sorprendente, desde que inició su carrera, este hombre aseguró a pregunta directa, que “nunca ha pensado dejar el trajín de su vida vendiendo dulces”, ya sea en tiempo de frío o de calor y que esa sola actividad durante todos estos 35 años repartiendo golosinas, es la que le ha dado el sustento para vivir.
“Mi lema ha sido “Siempre endulzarle la vida a los demás”, ¡Que rompan la dieta!”, dice entre risas Sergio Ortiz al finalizar la entrevista, al tiempo que comienza a acomodar de nuevo los dulces en su caja, sujetándola con un tirante especial para que no se caiga de la parrilla trasera en su bicicleta “balona” y listo para continuar el camino en busca de nuevos clientes.