El Economista (México) - Autos
SICOVE e impuestos, ¿se notan en la infraestructura vial?
Gravar a más capitalinos, y por ende, obtener más recursos, deberá reflejarse en mejores condiciones para los habitantes
El Gobierno de la Ciudad de México continúa con su programa de digitalización iniciado en 2019, que según la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tiene como objetivo convertir a una persona física o moral en un ciudadano digital. Entre los primeros trámites de esta modalidad estuvieron la digitalización de la tarjeta de circulación y la renovación de la licencia de conducir tipo A. A finales de mayo de este año la actual administración anunció la entrada en vigor del Sistema de Control Vehicular (SICOVE), que en una primera etapa, obligará a las personas con domicilio fiscal en la Ciudad de México a emplacar los autos nuevos adquiridos en esta demarcación, por lo que será imposible solicitar láminas en Morelos o Estado de México. En un principio cualquier capitalino podría mirar con buenos ojos esta medida pensando en que esos ingresos serán invertidos en el mejoramiento de las condiciones de vida de la CDMX, sin embargo hay que mirar todo el panorama e imaginar lo jugoso que representa, en términos de recaudación, el hecho de obligar a pagar placas y, en consecuencia, al cobro de Refrendo y Tenencia vehiculares. Tan solo en 2018, el último año que el INEGI tiene datos, en la capital había emplacados 5 millones 278 mil 45 vehículos particulares, de los que un gran porcentaje fue registrado en otras demarcaciones. ¿Cuáles son las razones? No hay que buscar mucho: en el Estado de México los automotores con un valor factura de hasta 450 mil pesos ya con el Impuesto al Valor Agregado exentan la Tenencia Vehicular y solo deben cubrir el Refrendo. En Morelos, estado del que es más común ver rodar vehículos emplacados de un segmento Premium en zonas como Polanco o el Pedregal, no existe más que el cobro del Refrendo Vehicular, ¿y en la Ciudad de México?. Aquí la ley exime a los automotores con un valor de hasta 250 mil pesos sin IVA. ¿Y a cambio que obtiene el contribuyente y dueño de un automotor, (que por cierto, en casi todo los casos no conduce uno de alta gama)?. Calles y avenidas, que en temporada de lluvias pasan de convertirse de un campo de golf a un suelo minado, restricciones de circulación que aumentan los tiempos de traslado ocasionados por reducciones de carriles, obras inconclusas como la de la Línea 5 de Metrobus que, según el Secretario de Obras, Jesús Esteva Medina, quedarían concluidas en abril de este año, o una creciente inseguridad que nos puede sorprender con el robo de neumáticos, espejos, faros hasta la computadora central o ECU (cuyo costo puede superar los 10 mil pesos), o simplemente con el hurto de nuestro vehículo. Desde esta perspectiva, ¿aún debemos celebrar al SICOVE?