El Economista (México) - Estrategias
- Las lecciones de la crisis argentina.
El reciente anuncio por parte del gobierno argentino del inicio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para obtener un paquete de rescate que le permita atender la crisis desatada en las últimas semanas y que ha ocasionado una importante depreciación en su moneda así como un incremento considerable en la tasa de interés ha despertado la alerta de los inversionistas. Derivado de lo anterior, se hace necesaria una revisión del caso de esta nación sudamericana por los efectos de contagio que esto ocasiona en un escenario internacional altamente globalizado, caracterizado por la interrelación e interdependencia económicas así como por sus efectos en otras economías emergentes, como México.
LAS CAUSAS
Al enterarnos de las noticias sobre la crisis económica en Argentina, vienen a la mente los casos similares por los que atravesaron las principales economías latinoamericanas con los llamados efectos “tequila”, “samba” y “tango”, ocurridos en los años 90 del siglo pasado, a consecuencia de graves desequilibrios en las respectivas balanzas de pagos de México, Brasil y Argentina. Adicionalmente, al inicio del presente siglo, quién no recuerda el famoso “corralito” establecido en la nación gaucha para restringir las disposiciones de efectivo de los ahorradores e inversionistas de ese país.
Con la llegada al poder del presidente Mauricio Macri, a finales del 2015, se iniciaron acciones para poner en orden la casa, después de la euforia de los gobiernos populistas del matrimonio Kirchner, lo que implicó ajustes en las finanzas públicas, reducción en los subsidios y eliminación a las restricciones cambiarias. El año 2017 cerró con una inflación de 25%, convirtiéndose en la segunda tasa más alta de Latinoamérica, sólo después de la observada en Venezuela, que fue de 2,616 por ciento.
Durante los gobiernos de los Kirchner, se otorgaron subsidios en forma desmedida, principalmente al consumo de gas, agua y electricidad así como al transporte. Estos millonarios subsidios generaron un fuerte déficit fiscal acompañado de endeudamiento, en el que se fomentó el consumo interno y se aceleró la expansión monetaria, iniciándose desde esos años el proceso inflacionario.
La cuenta corriente de la Balanza de Pagos tuvo un saldo deficitario al cierre del 2017 de 5% del PIB. Por su parte, el déficit fiscal es cercano a 10% del PIB. Aunado a lo anterior, es conveniente destacar que desde el inicio del 2018, en general, las monedas de los países emergentes se han debilitado a consecuencia del fortalecimiento del dólar. En el caso específico del peso argentino, en lo que va del año se ha depreciado en más de 18%, debido a la desconfianza que genera el que los fundamentos macroeconómicos del país no se encuentran sólidos.
LAS MEDIDAS TOMADAS Y LAS LECCIONES DEJADAS
La situación se agravó en las últimas semanas a consecuencia de que los inversionistas de los bonos argentinos comenzaron a salirse del país, con el consecuente incremento de la demanda de dólares que ha originado que en los últimos tres meses se sacrifiquen más de 9,000 millones de dólares de las reservas monetarias.
En una medida desesperada, el gobierno elevó la tasa de interés a 40%, con la finalidad de retener la inversión en los instrumentos de deuda del gobierno. En los próximos días se tienen vencimientos por aproximadamente 28,000 millones de dólares. Eso explica el reciente acercamiento que las autoridades hacendarias de ese país han tenido con el Fondo Monetario Internacional, a efecto de lograr un acuerdo que permita obtener los recursos que posibiliten atender las obligaciones y, en consecuencia, tranquilizar a los mercados.
Sin embargo, todavía está por venir el ajuste en las finanzas públicas, situación que no es desconocida para los mexicanos, a quienes nos ha tocado vivir las crisis de finales de sexenio durante las tres últimas décadas del siglo pasado, en donde, además de entrar en recesión acompañada de inflación, se ajustaban las finanzas públicas mediante la elevación de los precios de los bienes y servicios proporcionados por el gobierno.
Estas situaciones de crisis ya las ha vivido en varias ocasiones un buen número de países latinos. Actualmente, el caso más dramático es el de Venezuela, con las consecuencias de sobra conocidas. En el caso de Argentina, ya había ocurrido y nuevamente sucede.
Finalmente, es conveniente destacar la necesidad de vernos en ese espejo, sobre todo ahora que en México estamos en pleno proceso electoral, en donde abundan las propuestas para el mejoramiento económico hacia los grupos más necesitados en forma de dádiva y no mediante el impulso de las actividades productivas. No podemos dejar de lado los logros macroeconómicos que tanto sacrifico han costado para todos los mexicanos. Si bien es cierto que hay muchos problemas no resueltos, como el de la pobreza y la inseguridad, también es cierto que no podemos adicionarles crisis derivadas del mal manejo de la economía. El país no lo resistiría.