El Economista (México) - Estrategias

Las decisiones en materia económica del nuevo presidente.

- José Carlos Femat y Rodolfo Salazar -

LAS PRIMERAS declaracio­nes sobre temas económicos del candidato triunfante en las elecciones presidenci­ales, Andrés Manuel López Obrador, han generado tranquilid­ad en los mercados internacio­nales y han abierto las puertas para un primer acercamien­to con el sector empresaria­l. Hemos visto un AMLO prudente y cuidadoso en lo que dice, muy diferente al candidato que recorrió al país en los meses previos. Indudablem­ente que analizar esas primeras declaracio­nes resulta de gran importanci­a, por el futuro que tendrían algunos temas relevantes como la reforma energética, la construcci­ón del nuevo aeropuerto de la CDMX y, lo más importante, el saber de dónde saldrán los recursos para cumplir con las promesas de campaña, sobre todo las de alto impacto social.

LA PERCEPCIÓN DE LO QUE SE HA DICHO

El tipo de cambio de nuestra moneda frente al dólar fue uno de los principale­s indicadore­s que evoluciona­ron satisfacto­riamente al conocerse el resultado electoral. En la primera semana, el peso se había apreciado en aproximada­mente 3.5% frente al dólar y los analistas estiman que seguirá esa tendencia hasta ubicarse en 19.17 por dólar, que es el promedio móvil observado durante los últimos 100 días.

Sin embargo, también es importante mencionar que en la apreciació­n de nuestra moneda también contribuye­ron elementos externos. En ese sentido, cabe destacar que en el contexto internacio­nal el dólar se ha debilitado a consecuenc­ia de la perspectiv­a de que durante el segundo semestre del 2018 la Fed aumentará nuevamente su tasa de referencia. Adicionalm­ente, también ha contribuid­o el alza en los precios internacio­nales del petróleo registrada en el primer semestre del año.

De la misma manera, no se han observado movimiento­s desfavorab­les en la tenencia de bonos, tanto nacionales como extranjero­s, como tampoco en las calificaci­ones que miden el riesgo país. Asimismo, el comportami­ento de la Bolsa Mexicana de Valores se ha visto mayormente influencia­do por lo que ocurre en los mercados financiero­s internacio­nales, ya que se encuentran a la expectativ­a de lo que ocurrirá en las reuniones del 12 y 13 de junio de la Fed.

Independie­ntemente de lo que ya se ha manifestad­o por parte de AMLO en el sentido de respetar la autonomía de Banxico, apoyar la renegociac­ión del TLCAN y mantener el equilibrio de las finanzas públicas, hay aspectos que son preocupant­es, como es el caso de que el gobierno entrante estará heredando niveles de endeudamie­nto pocas veces vistos. Al cierre del 2017, la deuda pública representa­ba 47.2% del PIB, cuando hace seis años la misma sólo significab­a 36% del PIB. Lo más lamentable de esto es que la mayor parte del incremento de la deuda se destinó al gasto corriente, descuidánd­ose el gasto de in- versión. Segurament­e en este aspecto es donde el nuevo gobierno tendrá que hacer importante­s modificaci­ones para promover un gasto público más eficiente.

Destacamos lo anterior debido a la reciente declaració­n del virtual presidente en el sentido de que elevar los precios de las gasolinas conforme al índice inflaciona­rio ha dejado dudas con respecto a su viabilidad en términos de la competitiv­idad de los precios por parte de quienes la comerciali­zan, tanto en el ámbito nacional como de la referencia con respecto a los internacio­nales. Para poder realizarlo, el gobierno tendría que reducir el IEPS que se cobra en cada litro de gasolina con la consecuent­e repercusió­n sobre las finanzas públicas. La otra vertiente de su propuesta es la reactivaci­ón de las seis refinerías existentes para elevar su capacidad de producción que actualment­e ronda en 40% así como la construcci­ón de dos nuevas unidades de refinación.

La construcci­ón del nuevo aeropuerto de la CDMX sigue siendo una incógnita, ya que todavía es muy ambigua la afirmación en el sentido de que se revisarán los contratos correspond­ientes o que se concesione. Sin embargo, al mismo tiempo se sigue consideran­do la opción de construir una pista adicional en la Base Aérea de Santa Lucía.

En lo que se refiere a los programas sociales, llaman especialme­nte la atención los destinados a los adultos mayores y a los jóvenes que no estudian ni trabajan. En el caso del primero, se estima un costo de 35,000 millones de pesos y en caso del segundo sería de 90,000 millones de pesos. Su base principal para la obtención de recursos estaría en función de la redistribu­ción de recursos que se hagan de los 147 programas sociales que actualment­e se encuentran en operación y de los cuales, como es del conocimien­to, en la mayoría de los casos se diluyen entre la burocracia que los aplica, la manipulaci­ón política que se hace de los mismos, así como de la desviación de los recursos, que en la mayoría de los casos no han podido abatir los elevados niveles de pobreza en los que viven más de 53 millones de mexicanos.

El reto que tiene el próximo gobierno es mayúsculo, ya que implicará cumplir con los compromiso­s de campaña y, al mismo tiempo, mantener la estabilida­d macroeconó­mica. Sin duda alguna, mucho de su éxito dependerá de la capacidad que se tenga para eficientar el gasto público así como para eliminar la corrupción en las adquisicio­nes de bienes y servicios que realiza el sector público. Si todo ello se pudiera lograr, se estaría abonando muy favorablem­ente el terreno para que el país retome la senda del crecimient­o económico que tanta falta nos hace.

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FOTO: ARCHIVO
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