El Economista (México) - Estrategias
PORTAFOLIO DE ANÁLISIS
José Carlos Femat y Rodolfo Salazar - Fed, China y Estados Unidos, la encrucijada.
A FINALES DE JULIO, después de aumentos consecutivos desde el 2016 y cuatro en el 2018, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos decidió bajar la tasa de referencia en 25 puntos base, lo que dejó la tasa en la banda de 2 - 2.25 por ciento.
FED BAJA TASAS DE INTERÉS DESDE 2016
Encabezada por Jerome Powell, el Fed basó esta decisión en “las implicaciones de los eventos globales para el panorama económico y las débiles presiones inflacionarias”. Además, dejó la puerta abierta para futuras rebajas, argumentando que “actuará apropiadamente para mantener la expansión”.
Las respuestas a nivel mundial no se dejaron de esperar. En los mercados en desarrollo, a los movimientos de Turquía y Brasil se sumaron recortes en países como Australia, Nueva Zelanda, Tailandia e India. Los instrumentos de deuda en países desarrollados también reaccionaron. En Estados Unidos, por ejemplo, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años cayó a niveles que rondan 1.75%, mientras que los de Alemania, Francia y Japón se colocan en terrenos negativos.
Para algunos analistas, el movimiento de la Fed augura un capítulo de continuas reducciones a nivel mundial. El día que se publiquen estas líneas se dará a conocer la respuesta de Banco de México. La tendencia de la inflación en nuestro país (que aumentó 0.38% en julio, ubicando la tasa anual en 3.78%) y la debilidad que ha mostrado variables coyunturales (crecimiento económico, confianza del consumidor y ventas de automóviles) restan fuerza para mantener la tasa como ésta.
La reducción, que podría ser hasta de 50 puntos base, mantendría las tasas de interés en un nivel adecuado para sostener su competitividad frente a tasas a nivel mundial y eliminar presiones al tipo de cambio. No obstante, deberán resolverse asuntos al interior para que el nivel que se adopte no se vea rebasado por la incertidumbre que permea en prácticamente todos los ámbitos de la economía nacional.
Por ejemplo, será necesario ver la presentación de un paquete fiscal acorde a la realidad, una sana evolución de las finanzas de Pemex al tercer trimestre y la clara definición de políticas en sectores que podrían impulsar un mayor crecimiento (como el energético). La encrucijada para nuestro banco central estará entre mantener niveles que alejen presiones sobre el tipo de cambio y otros que incentiven un mayor crecimiento económico.
LA GUERRA COMERCIAL CHINA – ESTADOS UNIDOS
La semana pasada atestiguamos el empeoramiento de las relaciones comerciales entre ambos países, después de la acusación de Washington a Pekín por manipular su moneda.
Lo anterior se suma al anuncio al inicio de este mes de la imposición de nuevos gravámenes por 300,000 millones de dólares en importaciones chinas, que entrarán en vigencia el 1 de septiembre. Tomando en cuenta que, durante el año pasado, Washington impuso aranceles de 25% a productos chinos por 250,000 millones de dólares, prácticamente todos los productos que China venda a Estados Unidos tendrán aranceles a partir de septiembre.
Para muchos analistas, ésta se convierte en una enorme oportunidad para nuestro país para asegurar un mayor nicho de mercado en el mercado estadounidense. Al presentar el informe “Tensiones comerciales Estados Unidos China: Impacto en México”, Luis de la Calle, director general de la consultoría De la Calle, Madrazo, Mancera y del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, explicó que nuestro país puede consolidarse como uno de los principales proveedores de la economía estadounidense.
Lo anterior, aprovechando que la tasa de crecimiento de ese país continúa creciendo (2.1% al segundo semestre) y que el desempleo se encuentra en niveles mínimos históricos (3.7 por ciento).
Luis de la Calle también aseguró que nuestro país puede hacer negocios por más de 100,000 millones de dólares, ganando terreno frente al gigante asiático en categorías como aparatos eléctricos, equipos, manufacturas, madera, químicos, metales y minerales.
La coyuntura que enfrenta nuestro país es histórica y, posiblemente, única. Tenemos la capacidad industrial para hacerle frente a esta oportunidad. Ya lo hemos hecho al convertirnos en el primer proveedor de materias primas y productos manufacturados. Habrá que hacer del conocimiento de la actual administración sobre esta oportunidad por todos los medios. Ojalá que, en esta ocasión, sí nos escuchen.