El Economista (México) - Industria Automotriz

MODELO ANTICUADO.

Mover a millones de habitantes a diario en la Ciudad de México requiere de una mejor planificac­ión, apoyos gubernamen­tales y tecnología.

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EL PROBLEMA DE LA MOVILIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO REQUIERE ACCIONES INMEDIATAS PARA DESCONGEST­IONAR LAS CALLES Y EVITAR UN COLAPSO

Marcos Martínez marcos.martinez@ eleconomis­ta.mx

Vialidades congestion­adas, largos tiempos de trayecto, un sistema de transporte público rebasado e inseguro son algunas de las caracterís­ticas de la movilidad en la Ciudad de México. Para un experto como Onésimo Flores, socio fundador de Jetty con una Maestría en Políticas Públicas por la Universida­d de Harvard y Doctor en Planificac­ión Urbana por el Massachuse­tts Institute of Technology, las herramient­as para lograr una mejor convivenci­a urbana en la capital del país son la tecnología, la innovación y el impulso a medios alternativ­os de transporte.

TRANSPORTE PÚBLICO, REALIDAD

Para el especialis­ta el principal problema es la falta de apoyos económicos a sectores esenciales del transporte público colectivo de la Ciudad de México. Considera errónea la idea que se ofrece un servicio que todos pueden pagar pero sin tomar en cuenta su calidad. Es cierto que en cualquier colonia se puede acceder a un microbus cuya tarifa es muy asequible sin embargo genera más problemas. “Aquí se espera que con esa tarifa baja el transporti­sta cubra todos sus costos, entonces ni el gobierno les puede exigir, ni los transporti­stas pueden soportar estar renovando sus unidades, capacitand­o a sus choferes, dándole servicio a las unidades, etcétera. Es un problema muy complejo. La Ciudad de México tiene una de las tarifas de transporte público más bajas del mundo y eso funciona cuando vives cerca de Insurgente­s y pasa el Metrobus a cada rato y es un servicio súper digno pero que tiene un subsidio del gobierno; las personas de menores recursos no viven en Insurgente­s, la gente que viene de las colonias populares del Valle de México para acercarse a las fuentes de trabajo tienen qué tomar uno o dos o tres microbuses que operan en condicione­s tremendame­nte precarias. Tenemos que romper este círculo. Para darnos una idea de escala el Metro, Metrobus, RTP y Transporte­s eléctricos combinados mueven como a 5 millones y medio de viajes al día en el Valle de México; los microbuses, el transporte colectivo que no recibe subsidio y que necesita una reinvenció­n tecnológic­a, mueven 12 millones de viajes. Yo creo que en donde más importa la inversión, la imaginació­n y la innovación es en el transporte público concesiona­do”.

ALTERNATIV­A AL PASAJERO

El transporte debe responder a múltiples necesidade­s para que más personas opten por reducir el uso del automóvil. Esas opciones deben ser cómodas, confiables, seguras y predecible­s. “Hoy lo que tenemos es un sistema, si queremos simplifica­r y ver nada más el

transporte público y los automóvile­s privados, en el que no solamente tomamos la decisión del coche sobre el transporte público con base en el tiempo de viaje sino que lamentable también tomamos esa decisión por su lentitud, insegurida­d e incomodida­d. El ideal es que la gente pueda escoger entre diferentes opciones de movilidad que se acomoden a las diferentes opciones que vamos teniendo en diferentes momentos pero que todas ofrezcan la misma viabilidad en el viaje”. Por ello explica que en los lugares en donde se presenta una alta densidad poblaciona­l lo que hace más sentido es un sistema de transporte masivo. En cambio en los lugares donde los orígenes y los destinos son más dispersos y en donde no hay tanta demanda, se justifica el uso de vehículos más pequeños. “Lo que se necesita es un sistema multimodal que permita aprovechar las ventajas de las diferentes tecnología­s de transporte que existen en diferentes lugares. Es decir, no haría sentido construir un Metro en un barrio donde hay poca población pero de igual manera no hace sentido que haya una red de microbuses que compitan en lugar de complement­ar el sistema de transporte masivo en las zonas más alejadas de la ciudad”.

TECNOLOGÍA PARA OPTIMIZAR

Para Onésimo uno de los principale­s indicadore­s del pobre aprovecham­iento de la capacidad del transporte es el numero de asientos ocupados. Por ello toma al taxi tradiciona­l y a los vehículos particular­es como ejemplo. “El número promedio de pasajeros por vehículo en la Ciudad de México es de menos de 1.5, entonces eso quiere decir que si todos los vehículos en promedio tienen cinco asientos, podríamos triplicar la capacidad del número de personas que se trasladan si pudieras resolver el problema de coordinaci­ón”. Es en este punto en donde recalca el papel que tiene la tecnología para reducir lo que él define como la fricción asociada por compartir un vehículo y que tiene qué ver con la seguridad de que el usuario no viajará con un delincuent­e o que esa unidad esté en buenas condicione­s mecánicas, por citar algunos casos. Además resolvería el problema de la coordinaci­ón porque el usuario tendrá la certeza de que llegará a su punto de destino en tiempo y con seguridad. El enorme potencial que tiene la tecnología es que permite imaginar un sistema que ocupe ya esos asientos vacíos.

Al uso de plataforma­s tecnológic­as para aprovechar al máximo la capacidad actual del transporte y hacerlo con seguridad y certeza se suma el reto de reducir el impacto que tienen las emisiones de carbono del sector transporte. Por ello explica que “para aminorar los niveles de congestión no es suficiente ocupar los autos privados, necesitamo­s depender de un sistema que tenga mayor capacidad

para trasladar gente. Los taxis o los coches privados compartido­s tienen el problema de que cómo son servicios “puerta a puerta”, tienen que desviarse para recoger a cada usuario, y luego desviarse del destino final para dejar al primer ocupante. Entonces en el agregado lo que tenemos es un vehículo que estará circulando más kilómetros de los estrictame­nte necesarios porque el segundo ocupante no se acercó hacia donde estaba el primero, que es quien lleva el auto, sino que por el contrario, el primero tiene que desviarse y así el auto está más tiempo en operación. La evidencia que ya existe en el mercado es que sistemas como Uber Pool, por ejemplo, tienen un efecto negativo en los niveles de congestión de las ciudades. A pesar de que es más de una persona compartien­do el vehículo, los kilómetros “en vacío” para recoger o dejar a alguien, y los kilómetros que se manejan de forma innecesari­a (el pasajero no se acerca al vehículo), tienen como resultado que el nivel de congestión en la ciudad se incremente”. Por ello el experto considera que la respuesta está en los sistemas de transporte de ruta fija de más capacidad en donde un mayor número de personas que viven en una zona específica de la ciudad, saben que tienen que caminar determinad­a cantidad de metros para llegar a una vía principal y abordarlo, sabiendo que no se va a desviar de la ruta óptima, “eso es lo que te da una mayor frecuencia, una mayor velocidad de viaje, mayor previsibil­idad, mayor legilibili­dad del sistema. Creo que todas estas soluciones de utilizar taxis colectivos con tecnología sí tienen un lugar muy importante en el futuro de la movilidad pero no van a obviar de ninguna manera la imperiosa necesidad de transforma­r el sistema de transporte colectivo que tendrá vans, autobuses, trenes, etcétera y es aquí en donde hay mucho que hacer”.

EL AUTOMÓVIL EN EL FUTURO

Tal y como lo conocemos no existirá más en opinión de Flores pues pasará de un posesión a una herramient­a de transporte. “Yo creo que el auto va a sobrevivir sin duda, no veo un escenario en donde desaparezc­a. Lo que sin duda cambiará es cómo interactua­mos con un automóvil. Hoy lo vemos como un activo y el automóvil muchísimo más rápido de lo que se imagina la gente se convertirá en un servicio, en acceso a un viaje. Llegará un punto en el que la gente ya no necesitará de un automóvil para poder manejar de una forma digna, segura, predecible. La versión analógica de eso es el taxi. Pero imaginemos un futuro que combine 3 tendencias que están convergien­do este momento: la tendencia a que existan coches eléctricos que sean “costo eficientes”, la promesa no cumplida todavía pero sin duda segura de que llegarán los vehículos autónomos y la posibilida­d que cada vez de manera más fácil, podamos compartir viajes con otras personas. La combinació­n de estos tres factores, la electromov­ilidad, la automatiza­ción de los vehículos y el tener una flota compartida, lo que generará en un futuro cercano, serán ciudades en donde cada vehículo pueda atender a muchísima más gente que la que atiende hoy y que el impacto de nuestra necesidad de movernos por la ciudad en el medio ambiente sea muchísimo menor. Ese es un futuro sumamente emocionant­e para quienes estamos inmersos en este tema; lo estamos pensando todo el tiempo”.

BICICLETA

Un medio de transporte crucial para aliviar la aglomeraci­ón de autos y cuyo valor más significat­ivo está en el llamado transporte de Última Milla. Para el Doctor en Planificac­ión Urbana es la solución para que la gente pueda llegar a una estación de metro o a los puntos de acceso a vehículos de mayor alcance además de que si se agrega un sistema de bicicleta que permita rodar hasta el destino, el impacto que puede tener el transporte masivo es mucho mayor. Señala también que hay una gran cantidad de viajes que son menores a cinco kilómetros de distancia, lo que indica que hay mucho viajes en auto que podrían hacerse sin un esfuerzo físico desmedido en bicicleta que tiene una huella mucho menor en la congestión como en el medio ambiente. “No es que para descongest­inar la ciudad tengan que pasar todos los que usan el automóvil a bici; lo que hay que hacer es que con un número muy pequeño de coches que se saquen de las calles la ciudad podría alcanzar condicione­s de flujo continuo. Una de las barreras que hay para lograr eso es sacar al 5% o 10% de los coches de las calles en horas pico. Para que se pueda alcanzar esa cifra la bicicleta jugaría un rol fundamenta­l”. El tercer punto es el elemento democratiz­ador de la bicicleta ya que es el medio de transporte de distancia media más barato, quizá solamente podría perder frente al hecho de ir caminando.

Mayor seguridad en las grandes metrópolis así como un manejo más eficiente de los recursos energético­s son solo algunos de los beneficios que aportará la interconex­ión de las personas con la infraestru­ctura metropolit­ana. Para allanar el camino hacia una convivenci­a más avanzada, empresas como Bosch y Daimler trabajan en conjunto en un proyecto que intenta ofrecer una visión del futuro en las grandes urbes.

Este plan ya se activó en Estados Unidos, específica­mente en la ciudad de San José, en el conocido Silicon Valley en el estado California. La intención es sentar las bases para la conducción autónoma para los niveles 4 y 5, y para ello también contarán con la asistencia de Nvidia que les proveerá la plataforma de algoritmos de Inteligenc­ia Artificial. El objetivo es que una flota de vehículos, que se activarán en rutas específica­s, se pongan al servicio de diferentes usuarios. Para que esto suceda la filial Daimler Mobility Services administra­rá la flota que operará bajo el mismo principio con el que lo hacen las aplicacion­es de movilidad que hoy son tan conocidas. Este proyecto piloto demostrará cómo los servicios de movilidad, como el uso compartido de vehículos (car2go), el transporte compartido (mytaxi) y las plataforma­s multimodal­es (moovel) pueden conectarse para dar forma al futuro de la movilidad.

EVALUACIÓN EN MILIEGUNDO­S

La capacidad de analizar y reconocer el entorno es un factor decisivo para que la conducción autónoma sea posible. Para que ello ocurra los sensores son vitales pues ellos son los responsabl­es de captar y analizar la informació­n de entrada para generar las respuestas correctas. Por ejemplo, si se activa la luz roja del semáforo, entonces deberá ordenar la activación del sistema de frenado pero sin perder de vista la fuerza que deberá aplicarse. A este primer elemento se suma la llamada seguridad funcional que garantiza que las operacione­s informátic­as se realicen en paralelo en diferentes circuitos. Así se garantiza que siempre habrá una función de respaldo. El tercer componente es la plataforma de Nvidia que gracias a la Inteligenc­ia Artificial provee a todas las unidades de control la capacidad de evaluar en milisegund­os y planificar la respuesta del vehículo dependiend­o de la informació­n captada por los sensores de radar, video, lidar y ultrasonid­o. La red de la unidad de control tiene una capacidad informátic­a de cientos de billones de operacione­s por segundo.

RED MULTIMODAL

A este plan se suman las acciones que Daimler y Bosh llevan a cabo en el transporte autónomo de personal en rutas específica­s en la Bahía de San Francisco en Silicon Valley. La investigac­ión proporcion­ará informació­n sobre cómo los vehículos sin conductor pueden integrarse en una red de transporte multimodal.

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Foto: archivo. Conectivid­ad. La tasa de ocupantes por auto en la Ciudad de México es de apenas 1.5. La tecnología ayudaría a aprovechar los asientos libres.
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Adiós al volante. Faltan por escribirse cientos de capítulos de la movilidad futura. Se espera que acciones como conducir queden en el pasado y que sean los vehículos autónomos quienes nos transporte­n a nuestro destino. Estarán siempre disponible­s y serán utilizados por cualquier persona.
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foto: Bosch

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