¿Familia en peligro?
LAS MARCHAS del 10 de septiembre, convocadas por el Frente Nacional por la Familia, muestran que existen sectores sociales anclados a un concepto tradicional de familia. Es indiscutible su derecho a defenderlo, lo que también vale para los grupos que defienden la diversidad de las familias. Existen, al menos, 10 formas alternativas de familia; la tradicional representa sólo la cuarta parte del total.
Pese a sus diferencias, las más de 1,000 organizaciones que participan en el Frente la Iglesia católica, algunas iglesias evangélicas, el Partido Encuentro Social, la Unión Nacional de Padres de Familia y El Yunque, entre otros tienen en común una lógica conservadora que los impulsa a luchar contra la iniciativa presidencial para reconocer el matrimonio igualitario, la idoneidad de los homosexuales para la adopción, el cambio de identidad y la falta de causal para el divorcio. El origen del rechazo se origina en la moral que procede de sus creencias religiosas, pero ello no explica de manera suficiente los motivos y propósitos de la movilización.
La pregunta es ¿para qué tanta alharaca si la Suprema Corte de Justicia ya resolvió el tema y lo único que falta es que el Congreso de la Unión prácticamente ratifique lo que ya se da en los hechos? Esta pregunta hay que responderla en función de cada actor. Para la Iglesia católica en México, movilizarse por la familia significa cumplir con los mandatos pontificios, aunque se equivocaron de tiempo y de papa. A Francisco le interesa preservar la familia tradicional y para eso convocó al Sínodo de la Familia; no obstante, el punto central de su pontificado es la caridad e incidir en temas como el medio ambiente, la economía y la migración. Me parece que el papa estaría más conforme si la jerarquía mexicana convocase a una marcha en contra de la corrupción o la trata de personas y a favor de los derechos humanos y de una economía humana y sustentable, que por una marcha que incluso tergiversa el mensaje del Año de la Misericordia. Aun así, puede decirse que la Iglesia en México “arma lío”, que acompaña las demandas sociales …
Da la impresión de que estamos ante un fenómeno de demostración de fuerza por parte del cardenal Rivera, quien generó la polémica y se retrajo; la estafeta fue oportunamente retomada por organizaciones de ultraderecha (más papis- tas que el papa), cuya capacidad de movilización genera la percepción de que la Iglesia católica logra revertir decisiones gubernamentales, lo que a su vez abonaría a la idea de que el arzobispo de México debe permanecer más tiempo como mensaje para el nuevo nuncio, Franco Coppola. El clero aprovecha la debilidad presidencial y cobra venganza… En lo tocante a las iglesias evangélicas, su conservadurismo implica oposición a las reformas, lo que aplica al Partido Encuentro Social, que es su brazo político, aunque lo nieguen. Falta ver qué pasa el 24 de septiembre, con la marcha nacional. Por lo pronto, el tema polariza a la sociedad.