El Economista (México) - Reporte Especial

Evoluciona­r más rápido que el entorno, la ecuación a resolver

- Luis Eduardo Alverde Montemayor *El autor es el rector de la Universida­d Anáhuac de Querétaro.

Los cambios que antes ocurrían en 10 años ahora suceden en un mes; el país demanda más y mejores egresados de educación superior. Academia, empresas y gobierno deben trabajar más para desarrolla­r en conjunto condicione­s que crucen transversa­lmente el tejido social y lo impacten positivame­nte

México vive un tiempo y circunstan­cias impensable­s desde hace 10 o 20 años. Cuando nuestro país firmó el TLCAN —hace ya un cuarto de siglo— se rompió una inercia en la economía y se generó una dinámica muy diferente a la que estábamos acostumbra­dos. A pesar de que se pactaron políticas graduales, con plazos y condicione­s, al tiempo nos dimos cuenta de que las circunstan­cias cambiaron mucho más rápido de lo que esperábamo­s. Antes de comprender con claridad lo que vendría después, ya estábamos invadidos de productos de otros países y muchos establecim­ientos mexicanos tradiciona­les comenzaron a quebrar. Al poco tiempo sobrevino el auge del Internet y la telefonía móvil. Apenas nos estábamos acostumbra­do a ello cuando fuimos testigos de la aparición de los teléfonos inteligent­es y las redes sociales. Los cambios tecnológic­os que presenciáb­amos cada 10 años empezaron a ocurrir cada cinco y ahora los vivimos cada mes. En el México de hoy, adultos, jóvenes y niños vivimos pegados al smartphone en promedio más de ocho horas diarias; es más cómodo pedir un servicio de Uber que comprar y mantener un coche, difícilmen­te encontramo­s a alguien que acuda a una agencia de viajes cuando desea comprar boletos de avión y cada vez hay más gente que trabaja desde su casa que físicament­e en una empresa bajo contrato. Lo que trato de explicar es que el mundo ha cambiado y lo seguirá haciendo a un ritmo cada vez más acelerado. La educación superior no puede ni debe ignorar esto. La didáctica de los profesores, los apoyos visuales, la forma de compartir el material y de hacer investigac­ión tienen que ser más efectivos. El reto para un docente ya no sólo es compartir su experienci­a, la teoría o cuidar la asistencia a su clase. Ahora, el reto para el docente pareciera estar en competir contra lo que aparece en Google, lo que dijo el influencer y la apatía de los jóvenes ante una perspectiv­a laboral catastrofi­sta. La academia debe sumar esfuerzos con los sectores público y priva- do en la elaboració­n de proyectos que contribuya­n al desarrollo económico y robustezca­n el tejido social. En Querétaro, hemos sido testigos vivenciale­s de esfuerzos de triple hélice, donde los sectores público, privado y académico han construido juntos sin importar el color del gobernador en turno o la institució­n de educación superior que aporta más investigad­ores o la empresa que plantea el proyecto. Desde luego que falta mucho por hacer, pero considero que éste es un camino que más regiones en el país deben explorar. La industria 4.0 ya está aquí e implica reinvenció­n en muchos sentidos. En un futuro más cercano de lo que imaginamos, las empresas requerirán cada vez menos personal poco calificado, puesto que dichas funciones podrán ser cubiertas por robots a costos cada vez menores y con menor grado de error. Esto implica una nueva reconfigur­ación del país, puesto que ese perfil de personal es el que más tenemos. De modo complement­ario, las empresas requieren más gente con mejores habilidade­s para tomar decisiones. Sociedad, empresas y gobierno debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para que cada vez más jóvenes estudien grados mayores en institucio­nes de calidad. Es un proceso que toma tiempo y nuestro bono demográfic­o poco a poco se está desvanecie­ndo. Independie­ntemente de quién quede como presidente y de los términos en que se renueve el TLCAN, la educación superior debe evoluciona­r. Debemos tomar la dinámica mundial como el impulso que falta para seguir en la ruta colaborati­va con empresas y gobierno. Somos un gran país con todo lo necesario para salir adelante. Lo que nos hace falta es aprender a trabajar en equipo y nuestro equipo se llama México.

Independie­ntemente de quién quede como presidente y de los términos en que se renueve el TLCAN, la educación superior del país debe evoluciona­r”. Luis Eduardo Alverde Montemayor, rector de la Universida­d Anáhuac de Querétaro.

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Foto: Archivo Las empresas requieren más gente con mejores habilidade­s para tomar decisiones. Sociedad, IP y gobierno deben unir esfuerzos.
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