El Economista (México) - Reporte Especial
Evolucionar más rápido que el entorno, la ecuación a resolver
Los cambios que antes ocurrían en 10 años ahora suceden en un mes; el país demanda más y mejores egresados de educación superior. Academia, empresas y gobierno deben trabajar más para desarrollar en conjunto condiciones que crucen transversalmente el tejido social y lo impacten positivamente
México vive un tiempo y circunstancias impensables desde hace 10 o 20 años. Cuando nuestro país firmó el TLCAN —hace ya un cuarto de siglo— se rompió una inercia en la economía y se generó una dinámica muy diferente a la que estábamos acostumbrados. A pesar de que se pactaron políticas graduales, con plazos y condiciones, al tiempo nos dimos cuenta de que las circunstancias cambiaron mucho más rápido de lo que esperábamos. Antes de comprender con claridad lo que vendría después, ya estábamos invadidos de productos de otros países y muchos establecimientos mexicanos tradicionales comenzaron a quebrar. Al poco tiempo sobrevino el auge del Internet y la telefonía móvil. Apenas nos estábamos acostumbrado a ello cuando fuimos testigos de la aparición de los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Los cambios tecnológicos que presenciábamos cada 10 años empezaron a ocurrir cada cinco y ahora los vivimos cada mes. En el México de hoy, adultos, jóvenes y niños vivimos pegados al smartphone en promedio más de ocho horas diarias; es más cómodo pedir un servicio de Uber que comprar y mantener un coche, difícilmente encontramos a alguien que acuda a una agencia de viajes cuando desea comprar boletos de avión y cada vez hay más gente que trabaja desde su casa que físicamente en una empresa bajo contrato. Lo que trato de explicar es que el mundo ha cambiado y lo seguirá haciendo a un ritmo cada vez más acelerado. La educación superior no puede ni debe ignorar esto. La didáctica de los profesores, los apoyos visuales, la forma de compartir el material y de hacer investigación tienen que ser más efectivos. El reto para un docente ya no sólo es compartir su experiencia, la teoría o cuidar la asistencia a su clase. Ahora, el reto para el docente pareciera estar en competir contra lo que aparece en Google, lo que dijo el influencer y la apatía de los jóvenes ante una perspectiva laboral catastrofista. La academia debe sumar esfuerzos con los sectores público y priva- do en la elaboración de proyectos que contribuyan al desarrollo económico y robustezcan el tejido social. En Querétaro, hemos sido testigos vivenciales de esfuerzos de triple hélice, donde los sectores público, privado y académico han construido juntos sin importar el color del gobernador en turno o la institución de educación superior que aporta más investigadores o la empresa que plantea el proyecto. Desde luego que falta mucho por hacer, pero considero que éste es un camino que más regiones en el país deben explorar. La industria 4.0 ya está aquí e implica reinvención en muchos sentidos. En un futuro más cercano de lo que imaginamos, las empresas requerirán cada vez menos personal poco calificado, puesto que dichas funciones podrán ser cubiertas por robots a costos cada vez menores y con menor grado de error. Esto implica una nueva reconfiguración del país, puesto que ese perfil de personal es el que más tenemos. De modo complementario, las empresas requieren más gente con mejores habilidades para tomar decisiones. Sociedad, empresas y gobierno debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para que cada vez más jóvenes estudien grados mayores en instituciones de calidad. Es un proceso que toma tiempo y nuestro bono demográfico poco a poco se está desvaneciendo. Independientemente de quién quede como presidente y de los términos en que se renueve el TLCAN, la educación superior debe evolucionar. Debemos tomar la dinámica mundial como el impulso que falta para seguir en la ruta colaborativa con empresas y gobierno. Somos un gran país con todo lo necesario para salir adelante. Lo que nos hace falta es aprender a trabajar en equipo y nuestro equipo se llama México.
Independientemente de quién quede como presidente y de los términos en que se renueve el TLCAN, la educación superior del país debe evolucionar”. Luis Eduardo Alverde Montemayor, rector de la Universidad Anáhuac de Querétaro.