El Economista (México) - Reporte Especial

JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ

LA VENTAJA DEL NUEVO SISTEMA ES QUE RACIONALIZ­A LOS CONFLICTOS COMO DE DERECHO Y NO DE EQUILIBRIO ENTRE LOS FACTORES DE LA PRODUCCIÓN, PLANTEA EL MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

- JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ Geert Rombaut

Capacitaci­ón, fundamenta­l para el éxito de la nueva justicia laboral.

En el nuevo sistema de justicia laboral, el Poder Judicial tratará los conflictos laborales como conflictos de derecho y no como el sistema actual, donde el Estado desempeña un papel tutelar en lo que originalme­nte se considerab­an conflictos de producción. El análisis es del ministro José Ramón Cossío Díaz, a quien le quedan apenas algunas semanas como miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La visión del ministro sobre el nuevo sistema de justicia laboral es moderadame­nte optimista, aunque advierte que el cambio enfrenta grandes retos: medición de capacidad, planificac­ión de medios materiales y humanos, capacitaci­ón de jueces, personal y abogados y, quizás lo más importante, una gran labor de divulgació­n.

“Si se hace una adecuada depuración de los casos que hoy están en las juntas de conciliaci­ón y arbitraje, si se migran bien estos casos a los nuevos tribunales, si la transforma­ción se planea bien, si se capacita muy bien a abogados y jueces, puede ser un sistema ventajoso. Si no, puede generar más conflictiv­idad social”, manifestó.

Según el ministro, la ventaja del nuevo sistema es que racionaliz­a los conflictos como de derecho y no de equilibrio entre los factores de la producción.

“El razonamien­to será: si usted tiene derecho a que le paguen las horas extras, pues se le pagan, usted tiene derecho a despedir a un trabajador por determinad­o motivo, pues lo ejerce”.

Para Cossío Díaz, uno de los principale­s defectos del sistema actual es su incapacida­d de conciliar, que acabó por generar toda una industria de litigio laboral donde los abogados laborales tenían todo el interés de alargar los procesos durante años.

Otro desafío es explicar muy bien a toda la sociedad en qué consisten los cambios, crear una cultura jurídica. Cossío Díaz traza un paralelo con la reforma de la justicia penal: “A nadie se le explicó que una persona acusada de cometer un delito iba a enfrentar el proceso en libertad”. La gente dice de repente: “¿Por qué el tipo que me agredió y me causó un daño está en libertad? Esto nunca se explicó y esta falta de educación y de cultura jurídica ha generado mucha oposición”.

El ministro de la Suprema Corte considera que con la implementa­ción del nuevo sistema de justicia laboral puede ocurrir algo semejante y pone como ejemplo la aplicación del principio de suplencia de la queja.

“Parte de la racionalid­ad del nuevo sistema es que el trabajador ya no es este sujeto desprotegi­do histórica-

Necesitamo­s jueces asertivos que realmente propongan soluciones y que rompan con las dinámicas de abogados que todos estos años se han arreglado para alargar los procesos”.

mente, sino un sujeto con derechos y obligacion­es que se planta en un juicio. Si esto no se explica bien, si no se hace cultura jurídica, a los trabajador­es les resultará difícil entender por qué han perdido la protección que tenían antes”, dijo.

Necesaria, una amplia labor de capacitaci­ón

Después de casi 15 años en la Corte, Cossío Díaz cree que, a veces, los factores culturales generan más problemas que las cuestiones técnicas.

En la misma línea, está por ver cómo se van a definir las cargas probatoria­s en el nuevo código. En el derecho ordinario, la máxima es que el que afirma algo está obligado a probarlo. Sin embargo, en el derecho laboral actual existe una diferencia considerab­le a favor del trabajador.

Cossío Díaz se pregunta: “Ahora, en el nuevo sistema, ¿yo afirmo simplement­e que trabajé 1,000 horas extras y mi patrón tiene que acreditar que no las trabajé o tendré que demostrar que las trabajé? Esto será uno de los elementos más importante­s de la discusión”.

Sobre la independen­cia del nuevo organismo federal descentral­iza- do encargado del registro de contra- tos colectivos y sindicatos, Cossío Díaz señala que desconoce cómo el nue- vo gobierno piensa garantizar su in- dependenci­a: “Con la ratificaci­ón del Convenio 98 de la OIT y todos los anuncios a favor de la libertad sindical, me parece que si el órgano no queda bien integrado y no asume estrictame­nte una posición técnica y no política a favor de una u otra parte, puede generarse conflictiv­idad”.

Para que el proceso de implementa­ción del nuevo sistema de justicia laboral se haga bien, se necesitará­n, según el ministro Cossío Díaz, unos cuatro años, porque la tarea del gobierno federal y de los estados es inmensa, sobre todo en materia de capacitaci­ón. “La migración al sistema oral es un cambio importante y habrá que hacer un enorme esfuerzo para capacitar a jueces, abogados y los trabajador­es de los nuevos órganos de justicia. Si disminuye el sentido de la suplencia y de las cargas probatoria­s, los abogados de los trabajador­es van a tener que estar muy bien preparados, si no los van a machacar en los tribunales”, explicó. La preparació­n y motivación de los jueces de los órganos de conciliaci­ón también serán fundamenta­les en el éxito del nuevo sistema. “Necesitamo­s jueces asertivos que realmente propongan soluciones y que rompan con las dinámicas de abogados que todos estos años se han arreglado entre ellos para alargar los procesos. De esta manera, se pueden evitar muchos litigios y esto quitaría mucha presión al sistema”.

Lo mismo aplica para los jueces de los tribunales laborales. El ministro afirma: “Para las audiencias orales hacen falta jueces bien preparados, que no sean jugadores pasivos sino que discipline­n a las partes si presentan demandas absurdas o argumentos irrelevant­es”.

Aún no se sabe cómo y en qué medida los trabajador­es y cuadros de las juntas serán incorporad­os al Poder Judicial, tanto desde una perspectiv­a organizaci­onal como financiera, ya que los sueldos del personal del Poder Judicial son bastante más altos que los de sus contrapart­es en las juntas.

Este punto lleva a Cossío Díaz a insistir en la importanci­a de medir y hacer proyeccion­es de las necesidade­s materiales y de capital humano de los nuevos juzgados. “Habrá que tener en cuenta que el sistema oral es más lento, porque la preparació­n y la celebració­n de las audiencias toman mucho más tiempo. Habrá que calcular muy bien y más cuando este gobierno quiere reducir la burocracia y los sueldos de los funcionari­os”.

El trabajador ya no es este sujeto desprotegi­do históricam­ente, sino un sujeto con derechos y obligacion­es que se planta en un juicio”.

Si no se hace cultura jurídica, a los trabajador­es les resultará difícil entender por qué han perdido la protección que tenían”. Para que el proceso de implementa­ción del nuevo sistema de justicia laboral se haga bien, se necesitará­n unos cuatro años, porque la tarea del gobierno federal y de los estados es inmensa, sobre todo en materia de capacitaci­ón, refiere.

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FOTO EE: ADRIANA HERNÁNDEZ

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