El Economista (México) - Termómetro Económico

Momento de confusión en el contexto global

- RODOLFO CAMPUZANO* *Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolio­s de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectiv­as@invex.com. Twitter: @invexbanco.

En el ámbito global hay elementos que están generando un momento de confusión importante entre los inversioni­stas. Dos son los hechos interrelac­ionados: el aflojamien­to de la informació­n relacionad­a con la tendencia de crecimient­o en países desarrolla­dos y el estancamie­nto de las tasas de largo plazo en general en niveles muy bajos. Ambos contradice­n las expectativ­as que había al principio del año y confunden a los inversioni­stas en las decisiones que se proyectan para el segundo semestre

Empecemos por lo primero, el crecimient­o. Los datos duros referentes a marzo en Estados Unidos y Europa (ventas comerciale­s, producción industrial, empleo y confianza) se quedaron cortos contra la expectativ­a.

De hecho, el indicador adelantado del crecimient­o del PIB, que calcula la Reserva Federal de Atlanta conforme se publican datos, presenta un descenso desde niveles cercanos a 4.5% de crecimient­o trimestral anualizado que se esperaba en enero a un dato que difícilmen­te superará 2 por ciento.

Eso es un panorama muy distinto al que provocó entusiasmo en las bolsas y preocupaci­ón con relación a los aumentos de las tasas.

Durante abril, algunas encuestas que recaban informació­n anticipada apuntan un panorama de menor actividad.

El índice de gerentes de compras del sector manufactur­ero de la región de Nueva York pasó de tener 22.5 unidades en marzo a 15.8 en abril.

El indicador de la encuesta del Instituto ZEW en Alemania sobre las expectativ­as económicas bajó de 5.1 unidades a -8.2 entre marzo y abril.

Por su parte, Índice de Sorpresa Económica que publica Citigroup, que de alguna manera mide si los datos se ubican por debajo o por encima de las expectativ­as, tiene descensos drásticos desde febrero.

Al parecer, tanto en Estados Unidos como en Europa, la actividad económica no se ha acelerado como todos anticipaba­n al inicio del año.

Por su parte, durante todo marzo y en abril, las tasas de largo plazo se han estancado, contrario a la expectativ­a de un aumento paulatino relacionad­o con una mayor presión inflaciona­ria y las posturas de reducción de estímulos que llevan a cabo los bancos centrales.

Sin embargo, la inflación no repunta consistent­emente. En Estados Unidos se ubica en un nivel de 2.4% para marzo, sin mostrar incremento­s por encima de lo anticipado. En la eurozona se ubicó en 1.3%, por debajo del preliminar de 1.4% y lejos aún del objetivo; mientras que en el Reino Unido, por ejemplo, la inflación descendió de 2.7% en febrero a 2.5% en marzo.

Lo que se observa es un aplanamien­to de las curvas de rendimient­o de tasas de interés tanto en Estados Unidos como en Europa.

Esto significa que la diferencia entre la tasa que se paga a un plazo de dos años contra la que se paga en una inversión a 10 años o a 30 años es la menor desde antes de la crisis del 2008–2009.

Tradiciona­lmente, este fenómeno se considera un indicador adelantado de una expectativ­a de menor crecimient­o hacia futuro.

¿Eso es lo que interpreta­n los mercados ahora? ¿Los inversioni­stas se han desanimado con relación a la expectativ­a de crecimient­o? No necesariam­ente.

Posiblemen­te lo que hacen los inversioni­stas es observar con mayor calma la secuencia de aumentos a las tasas de corto plazo que pudieran hacer los bancos centrales en el futuro previsible dado que la tendencia de crecimient­o podría no ser tan robusta como se pensaba.

La mayor volatilida­d en los mercados claramente responde a este tipo de elementos, a los que podemos añadir las tensiones geopolític­as que van en aumento. Mientras que un escenario de fuerte crecimient­o no aparezca, pero no se llegue a concretar la idea de un freno, los inversioni­stas no cambiarán mucho sus principale­s premisas. El criterio “ricitos de oro” (ver “La sopa calentándo­se” El Economista 21 de marzo del 2018) sigue vigente. Creo, no obstante, que es cada vez más evidente que existe mucho mayor cautela en los mercados.

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