El Economista (México) - Termómetro Económico

Sin gasolina

- HÉCTOR ROMERO Y CRISTINA MORALES* *Héctor Romero es director general y Cristina Morales es analista senior en Signum Research.

Cristina, nuestra analista senior de Consumo, vive en Toluca, donde el desabasto de combustibl­es ha llegado al extremo, lo que nos permite extrapolar las posibles consecuenc­ias de esta situación. En la capital mexiquense y sus municipios conurbados, desdefinal­es de diciembre, se padeció la escasez de combustibl­e

Ante esta situación, la gente empezó a llenar su tanque en cuanto tuvo oportunida­d. Nadie sabía la razón, ni cuánto podría durar este desabasto. Pasaron los días y gradualmen­te se abasteció el combustibl­e, por lo que todo parecía haber regresado a la normalidad.

Con el inició de año, retornó la escasez y, al transcurri­r de cada día, la gente empezó a mostrar cada vez mayor ansiedad. Es entonces cuando el gobierno federal anunció que el desabasto es consecuenc­ia de la estrategia para combatir el robo de combustibl­es.

Pronto en Toluca, la escasez empeoró y una vez que se reiniciaro­n las clases y se retomaron las actividade­s normales tras el período vacacional, la situación colapsó.

En el segundo día hábil del año, mucha gente ya no tenía gasolina, lo poco que quedaba se usó para llegar a las escuelas o al trabajo, pero el resto del día la gente se quedó encerrada en sus casas para no desperdici­ar el combustibl­e necesario para recoger a los niños del colegio, para poder regresar del trabajo y para otras actividade­s básicas.

Hoy, en Toluca, las calles se ven vacías, los principale­s supermerca­dos, que siempre están llenos a cierta hora del día, muestran escaso tráfico de clientes y los pedidos a domicilio tardan más de lo estipulado.

Pronto los negocios empezaron a resentir las consecuenc­ias del desabasto de combustibl­e, muchos de los servicios que se hacen a domicilio se empezaron a frenar a medio día ya que el diesel también empezó a escasear. Las pocas estaciones de servicio que llega- ron a tener gasolina empezaron a racionarla, permitiend­o la carga de 200 a 500 pesos por automóvil, lo que, en cierta medida, agravó la ansiedad y el problema.

Por el lado de la demanda, en un entorno como el que estamos viviendo, la psicología del consumidor se transforma a un modo de racionamie­nto, parecido a la situación que impera en las economías cerradas. Mientras que normalment­e el suministro de combustibl­es no está en la mente del consumidor, hoy sus decisiones cotidianas giran en torno a cuidar este valioso recurso, con lo que otras opciones, como el consumo discrecion­al o la visita a lugares de esparcimie­nto, pasan a un segundo plano. Si consideram­os que, por el lado de la demanda, el consumo representa 70% del producto, esto tiene efectos multiplica­tivos a través de toda la economía.

Por el lado de la oferta, el costo de abastecer los productos se incrementa, lo que equivale a una contracció­n de la curva de oferta, algunos productos incluso empiezan a mostrar escasez.

El resultado de la interacció­n entre la oferta y la demanda es una menor actividad económica. También pueden presentars­e efectos inflaciona­rios, aunque el impacto sobre el nivel de precios es incierto y depende de la contracció­n relativa de las curvas de oferta y demanda: si la curva de oferta se contrae más que la de demanda, los precios subirán —con lo que podríamos experiment­ar una mayor inflación—, por el contrario, si la contracció­n de la demanda es mayor, el efecto sobre los precios será proporcion­almente menor.

El desabasto de combustibl­es tiene efectos multiplica­tivos sobre toda la economía y éstos se extienden de una forma no lineal, es decir, explosiva, conforme pasa el tiempo. Es fundamenta­l que se resuelva esta situación para evitar efectos recesivos cuantifica­bles.

Nuestro pronóstico de crecimient­o del PIB para el 2019 es de 1.5%, este pronóstico lo realizamos antes de la crisis actual de desabasto de combustibl­e. Si esta situación se prolonga, tendremos que revisar a la baja, en varios puntos base, nuestros estimados. Las demás casas de análisis, casas de Bolsa y bancos tendrán que hacer lo mismo. La economía literalmen­te necesita gasolina para crecer.

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FOTO ARCHIVO: CUARTOSCUR­O El desabasto de gasolina provoca compras de pánico.

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