El Economista (México) - Turismo
LUJO ORIENTAL EN EL PACÍFICO
Una atmósfera tailandesa abraza a los huéspedes de esta propiedad, cerca de la cara más reflexiva del océano Pacífico
La hospitalidad del hotel Banyan Tree Cabo Marqués
supera la expectativa de los huéspedes exigentes
ACAPULCO, Guerrero. La primera vista que ofrece el Banyan Tree Cabo Marqués resume con justicia la esencia del hotel: de frente, el Pacífico más sereno posible obliga a posar los ojos en la búsqueda del horizonte. Abajo, cerca de la orilla, la base de un acantilado parece jugar a romper el mar hasta lograr desbaratarlo en una gama de azules, que va de la intensidad del cobalto a la sutil elegancia del turquesa.
A salvo del calor en la cima de Punta Diamante, en Acapulco, el lobby del hotel parece abrazado por la exuberancia del entorno; la presencia fugaz de ráfagas de viento brinda un peculiar ritual de bienvenida cuando acaricia el rostro de sus visitantes en el momento exacto en que comienzan a hacer suya la propiedad.
Basta caminar del acceso principal a Las Vistas Bar & Lounge para emprender la conquista de un espacio que presume su inspiración oriental y se embellece a través de la disposición armónica de artesanías guerrerenses, artículos ornamentales contemporáneos y esencias aromáticas que evocan más a un santuario milenario que a un hotel high end que pareciera esconderse entre las co- linas de Cabo Marqués, una de las zonas más exclusivas del puerto.
privacidad absoluta
El camino a la villa elegida serpentea en medio de la vegetación y obliga al conductor a elegir entre decenas de veredas que lo mismo se topan con una ceiba centenaria que con mangle endémico o koatis traviesos. El surgimiento inesperado de nuevas vistas del mar de Acapulco se encarga de mantener intacta la fascinación de los huéspedes.
Fascinación que alcanza su máximo nivel al descubrir la hermosa villa que habrá de mimar a sus ocupantes con toda clase de lujos, siendo el principal de ellos una privacidad total, sin importar que la suite se funda con el exótico entorno circundante. Y el borde infinito de una alberca climatizada invita a sumergirse en la frescura de la propiedad más exclusiva del puerto.
Son 45 villas, cada una con piscina incluida, las que ofrecen espacios con más de 187 metros cuadrados para el confort de sus usuarios. Las villas se agrupan en distintas categorías atendiendo a las vistas que ofrecen (Hillside, Bay View, Ocean Front y Ocean View), incluyendo dos suites reservadas para quienes desean confirmar a profundidad el pres-
tigio de la Academia de Banyan Tree Spa: Ocean Front Spa Pool Villa y Bay View Sanctuary Spa Pool Villa; ambas, con un pabellón reservado para recibir los tratamientos sin tener que desplazarse al spa de la propiedad; siempre en espera de los terapeutas formados en Phuket, Tailandia, ávidos de practicar sus técnicas de bienestar en el entorno hedonista del hotel.
placer en los labios
Mención aparte merecen los espacios gastronómicos del Banyan, empezando por el único restaurante 100% tailandés de Acapulco: Saffron, en donde las recetas del chef tailandés Nattapark Charoenpanich sumergen a los comensales en una experiencia digna de sibaritas.
Este espacio se disfruta más al atardecer, cuando el cielo se tiñe de colores que maridan con los platillos en la mesa y la calidez del entorno conduce a sobremesas exquisitas, de Cinco Diamantes, los mismos que otorga la AAA a la cocina del restaurante.
De vuelta a la piscina de la villa y con los brazos recargados en un borde que parece fundirse con el mar, la lucidez se apodera de los pensamientos y conduce a la sospecha de haber alcanzado, quizás, el relax supremo.