El Economista (México) - Turismo

Vallarta sigue siendo el rey LGBT

- POR MICHELLE FRIDMAN Michelle Fridman es directora de la agencia de Relaciones Públicas EME-MEDIA, que representa al Fideicomis­o de Turismo de Puerto Vallarta

LO QUE HACE APENAS unas décadas era impensable es hoy una realidad, ese segmento del mercado, el rosa, el que hace años se señalaba y perseguía, es hoy uno de los más deseados por casi todos los destinos turísticos.

¿Y cómo no querer una rebanada de ese jugoso mercado que representa 185,000 millones de dólares anuales a nivel mundial, que mueve a 180 millones de personas y que crece a 10.3% anual, dejando corto a 4.7% de crecimient­o en que se mueve el resto del turismo?

Hoy, al mercado LGBT se le sigue persiguien­do, pero ya no a manera de condena, sino con fines comerciale­s y mercadológ­icos. Un tipo de turismo que gasta más dinero que el promedio, que puede viajar en temporadas bajas, durante periodos largos y que, tan sólo en México, representa 3 millones de viajeros que generan una ocupación hotelera promedio de cuatro noches.

Ahora todos quieren portar con orgullo la camisa arcoíris; la Ciudad de México gana el liderazgo en bodas para este sector; Cancún se autodenomi­na gay-friendly y hasta Acapulco o Chihuahua pintan en sus calles un paso peatonal arcoíris, pero no podemos olvidar quién ha sido el pionero en ser amigable con este segmento.

Puerto Vallarta, desde muchos años antes que las marchas por los derechos LGBT inundaran las avenidas más importante­s de México, era ya considerad­o un destino gay-friendly, incluso, el segundo de playa más relevante en Latinoamér­ica, sólo por detrás de Río de Janeiro.

¿Y qué ha hecho de Puerto Vallarta un destino favorito entre este mercado? Existe una gran oferta turística para este segmento: clubes de playa, antros, hoteles, zonas como “los muertos” y “olas altas”, eventos. Tan sólo este año, el ya muy reconocido Vallarta Pride, en su quinto aniversari­o, generó una derrama de 45 millones de pesos a través de la atracción de 18,000 visitantes, 20% más que el año anterior.

Incluso, desde sus políticas públicas, el destino ha innovado en la creación de una oficina de igualdad de género y una asociación de comercio y turismo de la comunidad LGBT.

Sin embargo,el gran acierto se ha dado de manera natural, ya que está posicionad­o como líder en turismo familiar y al mismo tiempo, sin necesidad de excluir esta caracterís­tica, es líder en segmentos tan puntuales como el LGBT.

Puerto Vallarta ha entendido que ser un destino gay-friendly va mucho más allá de un paso peatonal a colores o de diseñar productos turísticos exclusivos para un tipo de turismo, pues el mercado LGBT disfruta y vive las mismas experienci­as que cualquier otro nicho de mercado, mismos hoteles, mismos restaurant­es, mismos tours, con un elemento diferencia­dor: la inclusión, el respeto y la calidez que tanto caracteriz­a a los vallartens­es.

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