El Economista (México) - Turismo
Pasado y presente en un bocado
Ubicado en Cancún, este restaurante se caracteriza por sus auténticos platillos que fusionan ingredientes prehispánicos mexicanos con recetas de la cocina sudamericana
Aquella afirmación que el jurista francés Jean Anthelme Brillat-Savarin hizo sobre que el descubrimiento de un nuevo platillo es más provechoso para la humanidad que el descubrimiento de una estrella, motiva a los viajeros a explorar las creaciones culinarias de Cancún.
Y el mejor lugar para emprender esa aventura es la casa del chef Cristian Morales, uno de los cocineros más reconocidos de la Península de Yucatán.
Es un restaurante de autor que más allá de buscar impresionar a los comensales, los cautiva con sus auténticos platillos que fusionan ingredientes prehispánicos mexicanos con sabores, aromas y recetas de la cocina sudamericana, mediterránea y centroamericana.
Este rincón gastronómico, que tiene como principal objetivo hacer sentir a los comensales como en casa, cuenta con una carta de 25 platillos que cambian constantemente, y el ya famoso menú de degustación, donde están los platillos estrella, “esos que nunca se van”, dice el chef argentino.
En siete tiempos, el discurso gastronómico de Morales provoca un suspiro tras de otro. La tartaleta rellena de berenjena con foie gras, salsa de anguila y cebollín, sorprende al paladar. Le sigue el tlacoyo de chicharrón con cola de res, jamón serrano y crema de anchoas.
Cuando parece que nada más puede sorprender al paladar, llega la estrella, un atún sellado acompañado de un mix de lechugas con quelites, nueces caramelizadas, queso de cabra, melón y una reducción balsámica.
El siguiente platillo es la crema de tortilla con nudo de papa, témpura de huazontles, requesón y verduritas confitadas, y después aparece otra de las estrellas, los ravioles de huitlacoche con carnita de lechón y cebollín para terminar la parte salada con un salmón de Alaska con mole poblano y chocolate blanco acompañado de ñoquis.
El postre siempre debe ser espectacular, pues los comensales ya están satisfechos, dice Morales, casi al mismo tiempo en el que el mesero posa en la mesa el mousse de maracuyá con helado de melón, coral de chocolate y frutos rojos.
Sin duda, la cocina de Morales es una explosión de sabores, sensaciones y una experiencia culinaria auténtica donde nada está dicho hasta que se da el primer bocado.