El Economista (México) - Turismo
La diferencia está en el pan
Consolidada en la Condesa, la tradicional tortería abre una nueva sucursal para conquistar los paladares de la colonia Roma con el mismo sabor y calidad
No buscaron tener las propuestas más exóticas, ni los precios más bajos. Los fundadores de Tortas Atlixco, en la colonia Hipódromo Condesa, se concentraron en que el diferencial de su producto estuviera en lo fundamental, es decir, en el pan.
Acudieron, para ello, a una experta de la categoría, la chef Elena Reygadas, quien les creó una especie de birote, de corteza crujiente y hecho a base de masa madre, que tiene el tamaño preciso para satisfacer los antojos, sin empanzonar.
No importa cuál sea el relleno, el pan mantiene su consistencia hasta el final, lo cual no siempre ocurre con una torta.
una nueva sucursal
Al final la apuesta ha sido tan adecuada que ahora aquel pequeño negocio de la calle Atlixco ya cuenta con una sucursal, en el número 123 de la avenida Sonora, lugar desde el que intentarán conquistar a la Roma, un barrio acostumbrado a consentir al paladar.
Las opciones van de la tradicional milanesa, de pollo o res, a la torta de carnitas, la de chilaquiles, la de cochinita, la de pierna y la infaltable cubana.
Todas acompañadas, sin pretensiones, de una buena dotación de papas fritas, una copa de vino mexicano, por supuesto, o una cerveza artesanal.
Los insumos, como buen negocio de barrio, son adquiridos entre los comercios vecinos, pues la filosofía es cero kilómetros, todo muy fresco y con altos niveles de calidad.
El menú va innovando, probando alguna que otra propuesta temporal, de mes en mes. A veces, aludiendo a la temporada y en ocasiones experimentando para sorprender.
Lo cierto es que se busca tener opciones para todos, incluidos los vegetarianos y más tarde, por qué no, hasta los veganos.
El lugar, pequeñito en verdad, ofrece algunas mesas al aire libre, ideales para disfrutar de las tardes soleadas en esta pintoresca colonia.
Y la atención, quizá el segundo gran diferencial, es verdaderamente cálida y esmerada. No es raro encontrarse a la dueña preguntando a los clientes sobre sugerencias de lo que quieren encontrar en su próxima visita.
El precio más bajo de una torta es de 60 pesos, pero sin duda el balance, después de probar, saldrá positivo y te hará regresar, pedir a domicilio o tal vez, en un futuro no muy lejano, asistir a una nueva sucursal.