El Economista (México) - Turismo
SAN GABRIEL DE BARRERA,
FUNDADA A principios del siglo XVIII por el capitán español Don Gabriel de Barrera, que le da su apellido, esta hacienda es uno de los lugares más bellos y versátiles para realizar eventos de toda índole, sobre todo, a cielo abierto.
Destaca por su belleza arquitectónica y por la curaduría, si se permite el término, de sus bellísimos jardines que evocan no sólo otras épocas, sino otras latitudes, al fondo de un camino arbolado.
A un costado de esta calzada, sorprende un galerón cubierto de enredaderas y al otro, el patio de una hermosa casona colonial que invita a pasar.
La historia de este gran conjunto arquitectónico con más de dos siglos de existencia lo hacen todavía más especial, una especie de museo vivo que muestra, incluso, más allá de los hechos suscitados entre sus muros, el estilo de vida de la aristocracia mexicana, en aquellos lejanos años previos a la Revolución Mexicana.
Conserva de hecho el fino mobiliario y decoración de la época en el ensoñador entorno de los años de auge de esta gran ciudad minera. El retablo dorado de su capilla, magnífica obra del siglo XVIII, es muestra de ese poderío y búsqueda de la belleza.
Espacio abierto al público que, no obstante, ofrece la oportunidad de llevar a cabo diversos eventos privados, desde bodas hasta algunos cocteles y presentaciones privadas.
Lugar mágico que muestra la autenticidad de un México que sólo sigue existiendo en estos ambientes anacrónicos que se siguen preservando con gran orgullo.