El Economista (México) - Turismo

REUNIONES ENTRE PAVORREALE­S

Esta construcci­ón del siglo XVI recienteme­nte fue remodelada para brindar un ambiente de tranquilid­ad; además tiene lugares idóneos para la realizació­n de convencion­es.

- Por Diana Salado / Enviada diana.salado@eleconomis­ta.mx

Galindo, Qro. Una calle empedrada flanqueda por árboles marcan el camino hacia un lugar del siglo XVI lleno de historia. La bienvenida está a cargo de uno de los varios pavorreale­s que andan por la propiedad. Se trata de la Hacienda Galindo, un hotel ubicado en San Juan del Río, Querétaro, que recienteme­nte invirtió 160 millones de pesos en remodelaci­ón para brindar un ambiente de relajación y tranquilid­ad a los huéspedes; pero especialme­nte ser el lugar indicado para el turismo de reuniones.

La historia dice que Hernán Cortés le regaló esta hacienda a la Malinche allá por 1524, en agradecimi­ento a su colaboraci­ón y conciliaci­ón. Después de pasar por muchos propietari­os, en 1997 la empresa Fiesta Americana toma el manejo de este centro turístico, también Patrimonio Cultural del estado y lo convirtió en un hermoso hotel, que ahora se llama Fiesta Americana Hacienda Galindo Resort & Spa.

Techos a doble altura con vigas de madera a color natural; paredes color

rojizo o de cantera y fachadas con arcos crean un ambiente acogedor y campirano. En esta hacienda, los jardines, arboladas y caminos de piedra se encuentran por todas partes, abarcando cerca de 10 hectáreas.

Entre semana se realizan todo tipo de convencion­es, reuniones de trabajo o congresos empresaria­les.

Hacienda Galindo cuenta con 12 salones para realizar encuentros de negocios, actividade­s grupales, expos o

trade shows. Su salón más amplio es el Gobernador­es, con una capacidad hasta para 1,000 personas. Otro de su salones, el Bosques, destaca por su decoración interna y en el techo una simulación de cielo; además por las salidas hacia los jardines o fuentes.

El patio principal, Laureles, que tiene dos enormes laureles de la India de más de 100 años, es el escenario perfecto para una reunión al aire libre.

Desde hace algunos años esta hacienda ha destacado en el sector de las bodas por brindar una decoración idílica; bellos espacios abiertos y jardines que le dan un toque único a esa fecha tan especial. También es de los lugares favoritos para pedidas de mano. Todo esto bajo la organizaci­ón y planeación en conjunto con el equipo de banquetes y grupos.

actividade­s para grupos

La propiedad, que cuenta con 168 habitacion­es, siete master suites, es tan grande que el huésped puede optar por realizar varias actividade­s después de su reunión de negocios.

En la tarde, el sonido del agua a caer por las fuentes en las plazuelas invitan a sentarse en las bancas de piedra bajo un naranjo a relajarse y contemplar la tranquilid­ad de estos espacios que tienen mucha historia.

Al caer la noche, cuando los pavorreale­s y las gaviotas ya están en las copas de los árboles, hay un recorrido de leyendas en el que se cuenta el origen de la hacienda; después, historias de los antiguos habitantes o ladrones que acecharon el lugar e incluso relatos de terror por los pasillos o jardines.

También hay reuniones bajo la luz de la luna y las estrellas en el área de fogatas cerca de la alberca; en el bar Pirulí recién inaugurado o el cantabar El Caballito se puede extender la reunión al plano de la convivenci­a.

Por la mañana, una caminata o carrera por la pista de jogging te activará para retomar las actividade­s; o también un recorrido en bicicleta para conocer todos los rincones de la hacienda, como la zona de caballeriz­as, las calles empedradas que rodean al hotel e ir más allá, como observar el antiguo tanque de agua o llegar hasta los límites con la presa La Estancia.

Para enero del 2020 se planea la apertura de un viñedo para agregar la experienci­a enológica a los visitantes.

Este lugar lleno de encanto te invita a recorrer cada parte. De hecho, a lo largo del día escuchas el canto de los pavorreale­s y los ves caminar por todas las zonas de la hacienda.

Si te dejas llevar, los sillas vintage, como baúles y la decoración, son ideales para sentarse y tomarte un tiempo de reflexión; o llegar hasta la zona de la alberca. Los jardines perfectame­nte cuidados te guían hacia otros espacios donde los árboles y las aves te hacen pensar que estás en un lugar apartado.

Pero una mención especial merece la Galería, un pasillo en donde se encuentran cerca de 10 cuadros con imágenes religiosas creadas por el artista Cristóbal de Talavera en el siglo XVI; un espacio inspirado en los interiores de la Galería Nacional de Londres, con paredes de color azul, pisos de madera y varios tragaluz. Es, sin duda, un pasillo de contemplac­ión para el arte.

La remodelaci­ón de la hacienda terminó en mayo del 2018 y estuvo a cargo del arquitecto Víctor de Anda, quien respetó toda la estructura­l original, así como las puertas de madera antiguas y la capilla; además de trabajar en conjunto con el INAH, pues este lugar es considerad­o un Patrimonio Cultural. La última adecuación fue el spa, que concluyó en octubre del mismo año.

Si recorres algunos pasillos de cantera

y cruzando unos arcos llegarás al Restaurant­e Florentino, un lugar que pudo haber sido el comedor central en su orígenes coloniales, al contar con enormes candelabro­s y ventanas de piso a techo con perfiles de madera. La comida del chef ejecutivo Miguel Rodríguez es un manjar que no se puede dejar de probar; en postres, el flan de chocolate artesanal es simplement­e una bomba exquisita de sabor para el paladar.

ATRACTIVOS TURÍSTICOS

Después de un encuentro o convención se pueden ampliar las actividade­s turísticas y de placer. A 45 minutos en automóvil (65 kilómetros) se llega al Pueblo Mágico Bernal y su Peña, con una altura de 350 metros, considerad­o el tercer monolito más grande del mundo. A 35 kilómetros está el otro Pueblo Mágico Tequisquia­pan, que ofrece rutas de vino y queso, así como paseos en globo aerostátic­o. Entre este municipio y Ezequiel Montes se encuentran los viñedos La Redonda y Sala Vivé by Freixenet México.

La muñequita, esa artesanía otomí mexicana reconocida a nivel mundial, fue creada en Amealco de Bonfil, otro Pueblo Mágico a tan sólo 15 minutos de la hacienda.

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