El Economista (México) - Turismo

Jordania

Acuerdo comercial; aceite

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y otros países árabes están en pláticas con México para concretar un

entre lo primero que desean introducir al país es de oliva y vinos. del mar Muerto, la reserva natural más baja del mundo, a 410 metros bajo el nivel del mar, pero con montañas que alcanzan 900 metros. O bien, el oasis termal de Ma’in, en donde emerge agua a más de 60 grados centígrado­s que desciende de las rocas formando piscinas naturales. Laberintos de roca monolítica que se elevan desde el desierto hasta unos 1,750 metros resultarán un desafío para los visitantes de Wadi Rum, donde también se puede ver el amanecer desde un globo aerostátic­o.

Una expedición en vehículos 4x4 para recrear el viaje del emperador Adriano de norte a sur, pasando por ciudades bíblicas y fortalezas legionaria­s, o una caravana de personas a lomos de cabellos o burros en las tierras altas y centrales y los desiertos del este de Jordania pasando una semana en ruta y acampando en un lugar diferente cada noche son otras opciones para el turismo que no sólo quiere conocer Petra o el mar Muerto.

La comida típica más común que un visitante puede comer en la calle es el falafel sándwich, pero hay variedad de platillos que serán un manjar para el turista, como Mezze, arb, mansaf, cordero relleno, kofta o sayyadieh. Como dicen los jordanos, una semana no será suficiente para conocer las riquezas naturales, culinarias y culturales de ese país.

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