El Economista (México) - Turismo

MINERAL DE POZOS

Este pueblo de Guanajuato ha resurgido de un segundo abandono al ofrecer una riqueza natural, de aventura y a la vez mística.

- Diana Salado diana.salado@eleconomis­ta.mx

El pueblo fantasma que resurge hacia un entorno mágico y tradiciona­l ofreciendo su belleza natural

Por muchos años, Mineral de Pozos estuvo abandonado y se le consideró un pueblo fantasma. Quienes conocen su historia cuentan que en la década de los 60 en este lugar habitaban unas 90 personas y que incluso años más tarde se les ofrecía dinero para que vivieran aquí.

Tanto en el centro como en las orillas aún se ven muchas casas y haciendas en ruinas; las calles empedradas y la plaza principal tienen poca gente; pero no siempre fue así. En su época de gloria, Pozos vivió una enorme riqueza durante la Colonia gracias a la extracción de metales como el oro, la plata y el mercurio.

Después de un primer abandono y saqueos en la guerra de Independen­cia, fue hasta el Porfiriato que nuevamente tuvo bonanza. En esos años hubo más de 100 minas y unos 80,000 habitantes. Fue la época dorada y de florecimie­nto de esta ciudad, se construyer­on los principale­s edificios como la casa municipal y la escuela modelo, así como vías y estaciones ferroviari­as. Fue de las primeras localidade­s que tuvo luz eléctrica, telégrafo y tren. Aún se pueden observar estos edificios en el centro de Pozos; en la esquina de la plazuela aún está La Fama, que en su tiempo fue el almacén de las telas más caras traídas de Francia para la confección de vestidos.

Su final llegó en 1926, cuando durante la Guerra Cristera, sumado a la depresión internacio­nal y la caída del precio de los metales, las mineras comenzaron a cerrar. La estocada fue una inundación, que arrasó con todo dentro de las minas y dejó a esta ciudad en ruinas.

Al estar en este lugar invariable­mente se siente una energía por todo su entorno mágico, su pasado legendario y por las leyendas de sus pobladores. Este misticismo hizo que se convirtier­a en Pueblo Mágico en el 2012 y desde entonces su economía se ha levantado poco a poco. Actualment­e hay cerca de unos 3,000 habitantes; cuenta con hoteles, hoteles boutique y se han desarrolla­do actividade­s ectoturíst­icas como visitas a las minas, rappel, rutas para bici de montaña o cuatrimoto­s y montañismo aprovechan­do su ambiente semiárido, las ruinas arquitectó­nicas, paisaje semidesért­ico y clima seco.

la ruta de las minas

Del centro de Pozos sale un tractour que te lleva a tres haciendas de Mineral de Pozos; pero también se puede llegar con una touroperad­ora o en auto particular. El costo de boleto para entrar es de 70 pesos.

La primera de tres paradas es la Hacienda El Triángulo, de 1882. En esta hacienda se encontraro­n lingotes de oro enormes, que volvieron millonario­s a los dueños.

Para quienes disfrutan de caminar por lugares áridos, por nopaleras y agaves, el lugar se les hará fantástico; pero también por la tranquilid­ad que puedes encontrar entre los muros de esas exhacienda­s y minas.

Los guías cuentan que aquí hubo unas 60 compañías y más de 360 tiros de mina, las cuales pueden estar conectadas, por eso, cuando se rompió un manto acuífero todas se inundaron y murieron miles de mineros.

El tiro tiene unos 500 metros de profundida­d, pero sólo son visibles unos 80 porque los demás están inundados; quienes deciden entrar a la mina sólo podrán bajar uno o máximo tres niveles, pues los demás están inexplorad­os o inundados. Se dice que hay hasta 16 niveles.

Entre los campos se observan los cuartos de máquina, las tiendas de raya, lo que fueron los hornos de fundición, de trituració­n, tanques de cianurizac­ión y la entrada y salida de los mineros.

Los más aventurado­s entrarán a la mina de Argentina, en la Hacienda Angustias, con casco y lámpara, adentro podrán conocer un poco más e incluso quedar a oscuras mientras se cuentan relatos de terror.

La última parada de este lado de Pozos es la Hacienda 5 Señores, porque pertenecía a cinco dueños.

Al lado contrario, a unos 2 kilómetros del pueblo, está Santa Brígida, la mina más antigua de Guanajuato y que fue operada por los jesuitas. Sus tres hornos se han convertido en la imagen icónica de Mineral de Pozos.

La fachada de la hacienda es lo que más se conserva, pero adentrándo­te por las nopaleras verás los respirader­os de las minas y los tiros por donde sacaban todos los minerales.

Las minas también se recorren en bici de montaña por la ruta Rocas de Plata que concluye en lo más alto del Cerro Pelón. El tour dura tres horas.

calles empedradas

Antes o después de maravillar­te con las minas, recorre el pueblo. De casi

todo Mineral de Pozos se puede ver en lo alto el templo inconcluso, una estructura de lo que iba a ser una iglesia pero que nunca se terminó porque el pueblo fue abandonado. A dos cuadras hacia abajo, pasando lo que fue la hacienda de los dueños de Santa Brígida, está la parroquia de San Pedro Apóstol (patrono de los mineros), de 1611, y que cada junio tiene su fiesta patronal. A ésta asisten miles de personas y termina con una misa en el Cerro Pelón, ese que está rumbo a las minas y desde donde se admira todo Pozos desde lo alto.

Si se sube un par de calles más está la Delegación Municipal; su reloj suizo traído en el Porfiriato sigue funcionand­o. En este lugar deberían estar los documentos que contienen la historia de Pozos, pero fueron quemados y no hay casi registros.

Algunos lugareños pueden contar leyendas e historias de fantasmas que se aparecen de entre las casas de adobe y las calles empedradas.

También está el taller Manos Creativas, en donde cuatro mujeres artesanas cosen a mano o en máquina los trajes típicos de todos los estados y venden sus muñecas típicas. La suya es la pozeña, pero tienen a la tehuana, poblana, queretana, zacatecana, charra, etc.

No dejes de probar los chiles rellenos mixtos. El chile poblando está relleno de tinga mientras que el seco de camarones, elote y champiñone­s. Otro típico es el sope de escamoles. Para el calor, un aguamiel de pulque con sabor agridulce; o un colonche, con tuna roja fermentada.

música prehispáni­ca

De camino a las minas está La Casa del Venado Azul, donde Luis Cruz desde hace décadas se dedica a la fabricació­n de instrument­os prehispáni­cos como la marimba de piedra, teponaztli, tambor de maguey, flautas de xiote, huéhuetl, gorcham o palos de lluvia, entre muchos otros que él ha mexicaniza­do.

Utiliza pieles de chivo, de vaca, y materiales de la zona como ahuehuete o maguey, del que utiliza todas sus partes ya cuando están secos.

Al escucharlo tocar alguno de sus instrument­os pareciera que entras a una sala de musicotera­pia y canto, en un ambiente de relajación.

Él ha sido impulsor del Festival de la Toltequida­d, que se realiza en julio, para la preservaci­ón de las tradicione­s y en la promoción de las expresione­s artísticas que no encuentran cabida en circuitos comerciale­s.

Ha perfeccion­ada tanto su técnica que músicos reconocido­s como Santana, Café Tacvba, Maldita Vecindad y Shakira le han comprado instrument­os.

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 ??  ?? Su Casa
Manuel Doblado 19, Centro. Mineral de Pozos, Gto. Tel: 01 (442)
293 0284 Sucasaenpo­zos.com Los hornos del mineral Ocampo 114, Centro Mineral de Pozos, Gto. Tel: 01 (442) 293 0117 Vision
Bike Tour
Tel: 01 (468) 104 0394 01 (442) 300 3665
Su Casa Manuel Doblado 19, Centro. Mineral de Pozos, Gto. Tel: 01 (442) 293 0284 Sucasaenpo­zos.com Los hornos del mineral Ocampo 114, Centro Mineral de Pozos, Gto. Tel: 01 (442) 293 0117 Vision Bike Tour Tel: 01 (468) 104 0394 01 (442) 300 3665

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