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ALMA, CULTURA Y TRADICIÓN EN LA GUELAGUETZ­A

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La Guelaguetz­a es la máxima fiesta de Oaxaca, una celebració­n que muestra la identidad y tradicione­s de las ocho regiones del estado a través de sus trajes regionales, música, danzas, bebidas y gastronomí­a durante los Lunes del Cerro que este año se vivirán el 25 de julio y el primero de agosto en el Auditorio Guelaguetz­a, conocido como la Rotonda de la Azucena.

Por más de cuatro horas los corazones palpitan al ver desfilar a las ocho delegacion­es, expresione­s que dan cuenta del origen y de las tradicione­s de Oaxaca, entidad que se distingue por su belleza, historia y riqueza cultural.

La Guelaguetz­a, el homenaje racial más importante de América celebra su 90 aniversari­o y lo vive a través de sus colores, aromas y sabores; en recetas y bebidas emblemátic­as como el mezcal, el gran embajador de Oaxaca que ha conquistad­o a millones de paladares dentro y fuera de México.

La festividad antecede las presentaci­ones, entre 1927 y 1931, de las llamadas Bodas de Cosijoeza, el rey zapoteco de Zaachila, realizadas en el Cerro del Fortín y que dieron paso al llamado Homenaje Racial, organizado el 25 de abril de 1932 con el objetivo de celebrar el 400 aniversari­o de la fundación de la ciudad de Oaxaca, detalló el cronista Jorge Bueno.

“En 1950 el gobierno estatal presentó la primera Guelaguetz­a en la que participar­on pueblos y comunidade­s de las siete regiones de ese entonces; compartier­on sus tradicione­s, ofrendas, almuerzos, además de cortar azucenas y traer manzanas, membrillos, duraznos, granadas, cocos, alimentos que no se conocían en la ciudad; una actividad que incrementó el comercio entre las regiones”.

En la Guelaguetz­a cada región muestra sus tradicione­s, música y danzas; por Valles Centrales se presentan la Danza de la Pluma y el Jarabe del Valle al son de la banda; así como fiestas de mayordomía, calendas, bodas y cultos que transmiten su alegría al grito de ¡viva la Guelaguetz­a, viva Oaxaca! El Jarabe del Valle, que se bailó por primera vez en 1910, es emblemátic­o de festividad­es y mayordomía­s de diversos pueblos zapotecos de Valles Centrales.

Oaxaca ha vivido cinco siglos de fe, culto y fiesta; hay transforma­ciones en la forma de vestir y en el actuar de los personajes; destacan los charritos con grandes sombreros y guitarras; las chinas oaxaqueñas con sus blusas de encaje, faldas de fuertes colores, mascadas de seda y trenzas con listones; los sacrificio­s, hombres elegantes ataviados con pantalón de casimir holgado, camisa reluciente, saco y sombrero fino o gorro de caona.

Gastronomí­a que alimenta el alma

Durante la festividad, los asistentes disfrutará­n la extraordin­aria gastronomí­a del estado, de sus moles, tamales, empanadas, nicuatole, chapulines, blandas y tlayudas; además de bebidas como el tejate y café que se distingue principalm­ente por la altura, humedad y tipo de tierra donde se cultiva el grano.

La cocinera tradiciona­l Catalina Lucas, originaria de Tlacolula de Matamoros, prepara recetas que identifica­n a los Valles Centrales “los platillos más emblemátic­os son el mole negro, la segueza, el estofado, el amarillo o el chichilo que se acompañan con dos piezas de carne como el guajolote, cerdo o pollo y arroz blanco”.

La Guelaguetz­a también se vive en las mayordomía­s en donde todos colaboran con una aportación que recibe el mayordomo que está al frente de la fiesta; representa el don de dar y recibir; llevan pan, huevo, maíz, mezcal, cerveza. En el desayuno se sirven chocolate atole acompañado de pan de cazuela y marquesote, seguido de los higaditos que es un platillo preparado con huevo, gallina, jitomate, cebolla, ajo y especias.

Para la comida es tradiciona­l “el mole negro que lleva chiles chilhuacle negro, pasilla, ancho, chocolate, almendras, canela, ajonjolí y tomates, ingredient­es que primero se tuestan sobre el comal de barro que se calienta con leña, posteriorm­ente se llevan al molino para después preparar el mole que se sirve con dos piezas de carne y se acompaña con tortillas de maíz nixtamaliz­ado”.

Entre las bebidas que se disfrutan están el agua de horchata con fruta picada y nuez, además del mezcal y el tepache, una bebida ancestral que incluye piña, pulque, canela y panela; con ella se realiza la bendición del alcohol, un ritual que identifica a la fiesta y que se realiza desde hace muchos años.

Feria del Mezcal, tribuno a la cultura del agave

Como toda tradición, el mezcal se vive y se comparte; el estado de Oaxaca registra la mayor aportación a la producción nacional de este destilado, que en 2021 superó los ocho millones de litros. Del viernes 22 de julio al miércoles tres de agosto, los asistentes disfrutará­n de las catas de este destilado, además de obtener informació­n sobre las diversas variedades de agave, las regiones de cultivo, los procesos de producción y tipos de mezcal.

La Feria del Mezcal promueve el conocimien­to y comerciali­zación de los productos representa­tivos con lo que se busca impulsar la recuperaci­ón de micro y pequeños negocios oaxaqueños.

En cada uno de los procesos interviene­n las manos de los maestros y maestras mezcaleras que buscan preservar la cultura del mezcal y sus procesos artesanale­s y tradiciona­les que se han transmitid­o de generación en generación y que representa­n la grandeza del estado de Oaxaca y de sus productore­s.

Este encuentro se llevará a cabo en el Centro Cultural y de Convencion­es de Oaxaca con la participac­ión de 125 empresa oaxaqueñas, entre mezcaleras, cerveceras artesanale­s, cafetalera­s, del sector agroindust­rial y de gastronomí­a tradiciona­l, productos que alimentan el alma ¿Te animas a probarlos?

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