El Economista (México) - Uniones
Causas y azares
LA FRASE “NADA ES COINCIDENCIA” casi siempre es utilizada para azuzar la suspicacia ante la resignación de un destino fatuo o para aceptar una ineludible lección de vida. En inglés, una frase que se utiliza para lidiar con el azaroso destino es “it’s all about timing”, expresión idiomática que cercanamente podría quedar como “todo es cuestión de coincidir”. Contrastan las connotaciones opuestas de estas frases que utilizan sus hablantes para lidiar con el azar. Mientras en español se niega a aceptar que algo escape al destino, también se implica que hay un enorme margen para actuar y forjar éste; mientras tanto, en inglés es impositiva y no deja que nada se escape a la condición —y fortuna– de encontrarse en el lugar adecuado a la hora indicada para que ocurra lo que tenga que pasar.
Pueden parecer menudencias semánticas pero no en este momento en el que nos hallamos renegociando un tratado de libre comercio con dos socios de habla inglesa y actores con exacerbada predisposición al uso errado de su lengua y los recurrentes dislates de los propios con la nuestra.
En su comparecencia en la Cámara de Diputados, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, aseveró que el esquema fiscal mexicano es una carta útil frente al plan tributario de Trump con el que planea reducir los impuestos en Estados Unidos. Meade arguye que “algunos” gravámenes al capital son menores aquí que en ese país. A pregunta expresa sobre cómo afectará la reforma fiscal que se propone realizar Trump, nuestro funcionario respondió que “los elementos que hoy tenemos no permiten hacer un análisis pero sí que partamos de la base de que hoy no es estructura tributaria, (que) es una estructura tributaria conveniente”. Lo que quiere decir Meade es que la falta de impuesto esta- tal a la renta que sí existe en Estados Unidos, y no en México, al final hace competitivo a nuestro país para el capital, que llega en mayores cantidades desde el país vecino con el camino allanado por el TLCAN.
Si el diablo está en los detalles, tenemos que precisar cuáles son “algunos” de los impuestos que son menores aquí, cómo podemos mantenerlos, hacerlos más competitivos y conservar una renta fiscal que signifique un ingreso digno para el Estado (los mexicanos). Además, tener consciencia cabal sobre las formas e idiosincrasias que forjan los proyectos de ley a ambos lados de la frontera. Si aprovechamos la suspicacia que nos inspira la frase “nada es coincidencia” y revisamos cuáles son las causas y consecuencias fiscales por las que EU, con el gobierno de Trump, se empeña en un nuevo plan tributario y renegociar el TLCAN, podremos aprender a dominar el timing con el que actuamos y conseguiremos adelantarnos y responder a cualquier acción que nos reste competitividad.
Si aceptamos la lección de que nada es coincidencia y que podemos incidir con puntualidad (buen podremos estar seguros entonces de que sí tenemos holgura en nuestro régimen fiscal y en nuestra capacidad de reacción ante cualquier cambio azaroso que se promueva desde el norte y cualquier latitud. Y aunque es importante conocer concretamente cuál es el plan fiscal de Trump, no podemos obviar el hecho de que a éste le gusta ser impredecible y eso hace que sea más fácil y necesario anticiparse a los planes de los demás.
Nuestro régimen fiscal, nuestro PIB, nuestro balance comercial, nuestro acceso al crédito, nuestro crecimiento y hasta nuestra suerte entera no dependen completamente de coincidencias, sino de consecuencias que deben ser estudiadas y aprovechadas con buen timing.