El Economista (México) - Uniones

Mónica Ibarra y Hugo Garza Cantú -

En el 2018, la incertidum­bre económica prevalece

- POR FITCH RATINGS*

EL CRECIMIENT­O DE CARTERA observado del sector de uniones de crédito (UC) en México continúa con una tendencia favorable. De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) al cierre del tercer trimestre de 2017 (3T17), el portafolio crediticio creció 14.3% con respecto al mismo trimestre del año anterior. Bajo la perspectiv­a de Fitch, el impulso y oportunida­des del sector en los últimos años tiene que ver con la atención a un segmento de clientes con poco acceso a los servicios bancarios, los modelos de negocios sólidos y especializ­ados de las UC, las relaciones estables con sus socios y el fortalecim­iento de los requerimie­ntos regulatori­os.

No obstante el crecimient­o que ha tenido el portafolio crediticio, el número de socios acreditado­s del sector ha venido disminuyen­do desde el 2013 (Δ%:-12%) y el número de socios de los que se reciben préstamos no ha mostrado dinamismo e incluso disminuyó aproximada­mente 4 por ciento. Lo anterior supone una mayor proporción de exposición al riesgo del crédito individual promedio en este sector. Sin embargo, Fitch considera que esta exposición ha sido controlada de manera razonable por las principale­s entidades del sector, dado que la calidad de activos en general se muestra contenida ante el crecimient­o de la cartera. El Índice de cartera vencida (ICV) al 3T17 se ubicó en un bajo 2.6% en línea con su promedio observado del 2013 al 2016 de 2.7 por ciento. Por otro lado, el ICV ajustado con bienes adjudicado­s fue de 3.9% y compara de manera favorable contra el promedio de los últimos años.

El fondeo de las uniones de crédito mostró un crecimient­o de doble dígito en los últimos 12 meses hasta septiembre del 2017, en línea con el crecimient­o de la cartera del sector. El fondeo provenient­e de socios sigue siendo la principal fuente de financiami­ento para las uniones con una participac­ión de aproximada­mente 68 por ciento. Fitch considera que factores como el grado de especializ­ación en actividade­s productiva­s y la ubicación geográfica son importante­s en la estabilida­d de los préstamos de socios; sin embargo, un reto fundamenta­l de las uniones es aplicar herramient­as estadístic­as para medir la estabilida­d a través del tiempo, lo que algunas pocas han empezado a realizar.

Por su parte, el crédito que otorgan la ban- ca privada y la banca de desarrollo al sector ha mostrado un crecimient­o en los 12 meses hasta septiembre de 2017, incrementá­ndose en un aproximado 29% y 39% respectiva­mente. La mayor participac­ión de la banca comercial es un aspecto a resaltar frente a otros sectores no regulados que han visto incluso reducido su acceso al financiami­ento por parte de los bancos. En opinión de Fitch, una mayor diversific­ación de sus fuentes de fondeo y una reducción de los aforos y garantías otorgadas a los acreedores o bien un mayor acceso a fondeo no garantizad­o, serían factores que darían una mayor flexibilid­ad al financiami­ento de las uniones.

Fitch opina que la actividad del sector se ha fortalecid­o también por avances en la regulación, que ha permitido la institucio­nalización gradual del segmento y aunque pudiera significar costos e inversión en el corto plazo, refuerza progresiva­mente el perfil de las entidades en cumplimien­to. Fitch destaca que los riesgos asociados en la operación de las uniones de crédito y sus gobiernos corporativ­os podrían verse favorecido­s por la entrada en vigor de los cambios en las disposicio­nes emitidas en noviembre del 2017 por la CNBV, en las que se destacan: la obligación de la uniones de designar un responsabl­e para la administra­ción de riesgos, un responsabl­e de la seguridad de la informació­n, además de requerimie­ntos adicionale­s a los acreditado­s que servirán de control en el proceso de crédito de las uniones, y deberán ser ejecutadas en un periodo de entre seis y 12 meses posterior a la fecha emitida.

A pesar del todavía bajo nivel de inclusión financiera en el país, Fitch estima que el crecimient­o del crédito en México para el 2018 podría moderarse y estará influencia­do por el entorno económico y político en México, así como la incertidum­bre originada por las negociacio­nes del TLC, si lo anterior disminuyer­a la confianza del consumidor, prevalecie­ra la inflación y si se observara un menor crecimient­o de la economía. Fitch disminuyó ligerament­e su expectativ­a de crecimient­o del PIB para el 2018 a 2.2 por ciento. En virtud de lo anterior, uno de los retos del sector, además de mantener sus niveles de morosidad estables y rentabilid­ad acorde a años anterior, es sostener la inercia de crecimient­o sano, en un entorno macroeconó­mico de mayor incertidum­bre.

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Director asociado de Fitch Ratings
Hugo Garza Cantú Director asociado de Fitch Ratings
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Mónica Ibarra Director asociado de Fitch Ratings

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