El Economista (México) - Uniones
EL COSTO DEL CAMBIO
Una política de austeridad republicana y desacuerdos en las medidas financieras que se han implementado en este ciclo, le han costado al presidente Andrés Manuel López Obrador la renuncia de piezas importantes en su gabinete, el cual no termina de aterrizar.
Y no termina de aterrizar porque la novatez en áreas importantes está impactando incluso en la confianza de los inversionistas y en el desarrollo de proyectos estratégicos para la nación.
A siete meses de haber tomado posición, ya son tres las renuncias importantes, entre ellas la de Carlos Urzúa, quien puso en evidencia que al interior del gabinete presidencial hay discrepancias de fondo que afectan no sólo los intereses de los directamente involucrados, sino que repercuten en la dinámica de diferentes áreas, como es el caso de la Secretaría de Hacienda por ser el paso obligatorio para la instrumentación de todas las políticas relacionadas con el desarrollo del país.
En su documento, Urzúa denuncia la “inaceptable imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”. Y esto aunado con la curva de aprendizaje que todo trabajo conlleva a alentar todos los procesos, desde lo más simple.
En un momento de desaceleración global, lo que México necesita son funcionarios capacitados que impulsen a través de buenas decisiones el crecimiento del país y no improvisados que impidan el avance.