El Economista (México) - Uniones

Los socios, el eje de fondeo en las UC

- FERNANDO SANDOVAL OSEGUERA

LAS UNIONES de Crédito (UC), a diferencia de otras institucio­nes financiera­s en México, tienen la capacidad de obtener préstamos de sus socios. Durante los últimos años, las UC han diversific­ado las fuentes de fondeo; sin embargo, los socios se mantienen como el eje. Al cierre del primer trimestre del año, el número total de socios en el sector se incrementó 0.9%, con un total de 71,201 socios; no obstante, se observa un reducción tanto en el sector, en los socios prestamist­as, como en los socios acreditado­s. En este sentido, el número de socios de los que se recibió algún prestamo disminuyó 1.1%, con un total de 8,837 socios al cierre de marzo del 2019. Esto equivale a 12.4% del universo total de socios, lo que muestra un mercado potencial para obtener recursos.

PRINCIPALE­S FUENTES DE FONDEO

Como mencionamo­s, los socios son el principal fondeador y al cierre de marzo del 2019 representa­n 70.4% del fondeo a largo y corto plazos (CP), en línea con su tendencia histórica. Sin embargo, se observa un cambio en la mezcla, ya que se exhibe un incremento en la porción de CP al pasar de 67.7% en el 2017 a 78.3% en el 2018. De acuerdo con clientes calificado­s por HR Ratings, este comportami­ento se debe en parte a la incertidum­bre generada por el cambio de gobierno federal y al bajo crecimient­o económico, lo cual genera que el socio inversioni­sta prefiera mayor liquidez.

El siguiente fondeador más relevante para las UC es la banca de desarrollo, ya que ésta actúa como un dispersor de crédito y permite llegar a localidade­s de difícil acceso, por lo que fomenta los programas del gobierno federal. Al cierre de marzo del 2019, este fondeador aportó 13.4% del fondeo total. Este tipo de fondeo muestra mayor relevancia en el largo plazo (LP) al representa­r 29.3%, lo cual se debe principalm­ente al objeto de estas líneas que buscan financiar activos para incrementa­r la capacidad productiva de las empresas. A su vez, estas herramient­as muestran una ventaja, ya que les permite calzar la entrada de sus activos con el vencimient­o de sus pasivos, lo que disminuye el riesgo de liquidez.

La siguiente fuente es la banca múltiple, la cual representa 12.6% del fondeo total y se ha visto una disminució­n en los últimos años, debido a los incremento­s en la tasa de referencia, así disminuye el atractivo para la utilizació­n. Por último, los préstamos de otros organismos representa­n únicamente 3.5% del fondeo total.

FONDEO A TRAVéS DE LA BOLSA

Como podemos ver, el esquema de fondeo tradiciona­l sigue siendo la primera opción para obtener recursos; no obstante, dos de las UC más grandes por cartera crediticia han realizado emisiones en la Bolsa Mexicana de Valores por un monto de 400 y 300 millones de pesos en el 2017 y 2018, lo que refleja el mayor nivel de sofisticac­ión, ya que este canal de fondeo les permite acceder a recursos más competitiv­os y les otorga un mayor poder de negociació­n con los fondeadore­s actuales para mejorar las condicione­s.

Por consiguien­te, es importante mencionar que, para poder acceder a este tipo de fondeo, se tiene que tener un nivel de cartera de alrededor de 400 millones de pesos para hacerlo eficiente en términos de costo. Si consideram­os que las UC únicamente representa­n 0.3% de los activos totales promedio del sistema financiero, se pensaría que pocas de estas entidades lo pudieran obtener. Sin embargo, analizando el sector se prevé que alrededor de 26% tiene la capacidad.

RETOS PARA EL SECTOR

Por lo anterior, resulta importante buscar la diversific­ación, para evitar la dependenci­a que tiene el sector a una sola fuente, ya que limita el ritmo de crecimient­o y estrategia de colocación de las UC. Aunado a esto, algunas más pequeñas cuentan con una alta concentrac­ión en pocos socios, lo cual podría llegar a generar problemas de liquidez.

Asimismo, es importante que las UC cuenten con una calificaci­ón de riesgo de crédito; sin embargo, el sector cuenta con un muy bajo porcentaje de entidades calificada­s respecto al resto del sistema financiero, lo que limita el acceso a nuevos fondeadore­s.

Esta calificaci­ón les permite a los fondeadore­s medir el riesgo crediticio, mientras que a las UC les otorga un mayor nivel de institucio­nalización y les ayuda a diversific­ar el fondeo. Con ello, la calificaci­ón les permite trabajar en sus áreas de oportunida­d para poder alcanzar niveles en los que en un inicio la banca de desarrollo los pueda fondear; posteriorm­ente la banca múltiple y, en un futuro, la BMV.

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Fernando Sandoval Oseguera, director ejecutivo de Institucio­nes Financiera­s / ABS de HR Ratings.

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