El Economista (México) - Uniones
- Ángel García Morán -
Efecto de la pandemia en el sector
Durante los últimos meses, hemos observado cómo la economía mexicana ha venido mostrando un menor dinamismo derivado de factores económicos internos y externos, así como los recientemente conocidos en el precio de venta del petróleo y el avance de la pandemia del Covid-19 en el territorio nacional, que ha mermado gradualmente la actividad económica del país, conforme se instauran las diferentes fases de las medidas sanitarias. Este panorama complejo supone retos importantes para las instituciones financieras, que impactarán en su desempeño financiero y la calidad de sus activos en los próximos periodos.
Consideramos que las Uniones de Crédito con exposiciones directas en sectores como: turismo, transporte, restaurantes y servicios serán las más impactadas en el corto plazo ante la contingencia del Covid-19. Si bien observamos que han mantenido una fortaleza en términos de solvencia y liquidez dadas las bajas condiciones de crecimiento observadas en el 2019, así como la incertidumbre en la evaluación de sus portafolios, lo que llevó a una mayor cautela en cuanto a colocación de nuevos financiamientos. Con ello, observamos que el sector presenta un índice de capitalización superior a 15.0%, razones de apalancamiento por debajo de 6.0x y razón de cartera vigente a deuda neta superior a la unidad, ubicándose en promedio de 1.1x. Si bien, estos indicadores nos señalan que en general el sector se mantiene capitalizado, aún no reflejan el deterioro en la calidad de sus activos como consecuencia de la pandemia por el Covid-19.
En el corto plazo se podría observar un incremento en la morosidad de su portafolio como resultado de la coyuntura actual de una menor actividad económica, así como por el menor ritmo de crecimiento mostrado por el sector en su cartera de crédito. Sin embargo, el alcance del posible impacto en la calidad de los activos es aún incierto, el cual podrá ser determinado conforme a la severidad y duración de la pandemia, así como el efecto de ésta en la economía del país. Asimismo, si bien podríamos esperar la inclusión de programas de diferimiento de pagos a los socios durante un cierto periodo, la efectividad de estos programas estará ligada a rapidez con la que la economía de país se reactive y los socios puedan recuperar su capacidad de pago para cumplir con sus obligaciones.
El aumento en la morosidad del portafolio de las Uniones de Crédito supondría una mayor generación de estimaciones preventivas, por lo que la disminución de la rentabilidad del sector en general se podría esperar en los próximos periodos. Asimismo, el sector muestra estimaciones preventivas por debajo de la unidad con respecto a su cartera vencida, por lo que podríamos esperar mayor generación de estimaciones preventivas, para afrontar las posibles pérdidas.
Asimismo, derivado de la disminución en la tasa de interés de referencia consideramos que el sector cuenta con un mayor margen para soportar eventualidades y podría significar un impulso para el aumento en la demanda de créditos retomando el crecimiento mostrado en años anteriores. Sin embargo, se deberá considerar las posibles presiones en la calidad de sus activos por las afectaciones generadas por una menor actividad económica.