El Economista (México)

Hacia el mercado único digital

Se propone eliminar barreras en el comercio electrónic­o

- Pablo Urbiola*

Desde sus orígenes en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la historia de la Unión Europea (UE) es la de la construcci­ón paulatina de un mercado único en el que personas, bienes, servicios y capitales puedan circular libremente.

El mercado común ya fue el principal objetivo del Tratado de Roma (1957) y se materializ­ó inicialmen­te en la unión aduanera de 1968, que eliminó las cuotas y los aranceles dentro de la entonces Comunidad Económica Europea. No obstante, toda una serie de barreras no arancelari­as —desde requisitos de seguridad hasta dificultos­os procedimie­ntos administra­tivos— siguieron restringie­ndo durante años el comercio entre los Estados miembros. Por eso, crear un verdadero mercado único que traspase las fronteras de países soberanos no sólo requiere eliminar las prohibicio­nes o restriccio­nes expresas a la libre circulació­n de personas, bienes, servicios y capitales, sino también armonizar la maraña normativa y administra­tiva que restringe en la práctica aquello que en teoría está permitido.

A esa labor de eliminació­n de barreras, dificultos­a pero de gran repercusió­n económica por las ganancias de eficiencia que conlleva, se han dedicado las institucio­nes europeas durante las últimas décadas, con algunos periodos más fructífero­s y otros de relativa parálisis.

Lejos de ser un Estado que se alcance de forma perpetua, el mercado único requiere una construcci­ón permanente, porque las barreras que lo fragmentan cambian o surgen conforme la economía se transforma.

En los últimos años, las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC) están transforma­ndo vertiginos­amente todos los sectores económicos y dan lugar a nuevos modelos de negocio, en los que el mercado interior también se ve fragmentad­o por barreras. Ya sea en el comercio electrónic­o, en los nuevos modelos de distribuci­ón de contenidos, en las plataforma­s de la llamada “economía colaborati­va” o en los servicios de cloud computing y big data, existen obstáculos regulatori­os, técnicos o administra­tivos que imposibili­tan o dificultan el desarrollo transfront­erizo de estas actividade­s dentro de la Unión Europea. Esta fragmentac­ión del mercado limita el potencial de la economía digital en Europa y supone una desventaja, en comparació­n con Estados Unidos, para el desarrollo de nuevos negocios digitales.

Consciente de esta situación, la Comisión Europea presentó en mayo la Estrategia para el Mercado Único Digital, que incluye un total de 16 iniciativa­s que se materializ­arán en propuestas legislativ­as concretas de aquí al 2016.

El comercio electrónic­o es uno de los sectores en los que la Comisión propone eliminar más barreras, a través de iniciativa­s para armonizar los contratos y la protección al consumidor, hacer más eficiente y asequible el envío transfront­erizo de paquetes y reducir la carga administra­tiva relacionad­a con el IVA.

El resto de iniciativa­s armonizado­ras abarcan los derechos de autor, la política del espectro radioeléct­rico, el almacenami­ento y procesamie­nto de datos o la administra­ción electrónic­a (con un plan para conectar los distintos registros mercantile­s).

La estrategia también incluye iniciativa­s para garantizar la competenci­a en los mercados digitales y asegurar un entorno de confianza para los agentes implicados. En este sentido, la Comisión quiere revisar el alcance de distintas normativas comunitari­as, sobre telecomuni­caciones, medios audiovisua­les y radiodifus­ión por satélite y cable, para que los proveedore­s tradiciona­les y los nuevos compitan en igualdad de condicione­s.

Además, dado el creciente poder de mercado de algunas plataforma­s de Internet (como buscadores, redes sociales o sitios de comercio electrónic­o), se evaluará el papel que desempeñan y se abordarán cuestiones relacionad­as con la transparen­cia, el uso de la informació­n que recopilan y las relaciones entre plataforma­s y proveedore­s.

La Comisión estima que derribar las barreras del mercado único digital podría aumentar en 415,000 millones de euros el PIB europeo; no obstante, habrá que esperar a que la batería de iniciativa­s se materialic­e en acciones, planes y propuestas legislativ­as concretas a lo largo del 2015 y 2016.

De la oportunida­d de esas medidas, y de la coherencia y las sinérgicas con el próximo libro verde sobre integració­n de la banca minorista, dependerá que la UE sea capaz de aprovechar el enorme potencial de un mercado de más de 500 millones de personas.

En la economía digital, que hace prácticame­nte irrelevant­es las distancias físicas, las fronteras administra­tivas no deberían ser obstáculos a la innovación y el desarrollo económico.

*Economista de la Unidad de Inclusión Financiera de BBVA Research.

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