Clamor por no recortar gasto en salud
Existe una seria preocupación en torno a la poca prioridad que el presente gobierno en México ha dado a la salud de la población, cuando está claro cómo las enfermedades están haciendo perder productividad y competitividad. Estamos ya a mitad del sexenio y no se han notado acciones o medidas contundentes que busquen revertir la grave situación que vivimos en términos de enfermedades.
Las consecuencias económicas por no invertir oportunamente en la prevención han sido cuantificadas por distintas voces e instituciones. El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) estimó que las pérdidas por ausentismo laboral equivalen a 32% de los empleos formales creados en el 2014, y ha hecho ver que un paciente con diabetes en tratamiento oportuno pierde 1.2 días laborales por año, mientras que ya con complicaciones pierde 44.3 días al año. La Coparmex ha calculado que las enfermedades crónico-degenerativas redujeron la productividad de las empresas mexicanas en 11,500 millones de pesos en el 2014.
La OCDE ha expresado repetidamente que es insuficiente el gasto en salud en México, equivalente a 6.2% del PIB, el cual está por debajo del promedio de 9.1% de los miembros del organismo.
Pero con todas esas alarmas que se han ido prendiendo no se ve que generen mayor preocupación de quienes toman las decisiones en el lado gubernamental. La salud no es vista como prioritaria.
Y con el recorte presupuestal ordenado por la Secretaría de Hacienda ello ha sido muy claro. El equipo del secretario Luis Videgarayy degaray no se tentó la mano al ajustarle al sector salud más de 5,000 millones de pesos. Más aún, ya anticipó que para el 2016 — cuando todo el presupuesto se redefine como si se empezara de cero— el ajuste viene con más fuerza.
Aparte, conforme los tiempos políticos, se diluye la expectativa de la cobertura universal y “un sistema de salud eficiente y eficaz que permita la optimización de recursos, la rendición de cuentas, la transparencia, los resultados, una correcta atención y acceso de calidad, donde se fomenten hábitos saludables y se invierta en recursos humanos, materiales y tecnológicos”.
Ante este grave escenario, ayer se presentó la iniciativa Por un México Saludable como garantía de nuestro futuro, a la cual se sumaron académicos, asociaciones civiles, organizaciones sociales y representantes empresariales, haciendo un llamado al Poder Ejecutivo y al Legislativo para que la inversión en salud sea vista como un pilar económico estratégico y pidiendo tres acciones concretas: blindar la inversión del sector salud para evitar disminuciones y posibles retrocesos; hacer más eficiente el gasto del sector mediante la evaluación de resultados e incrementar progresivamente la inversión del sector salud.
Héctor Valle, director general de la Fundación Wellness, es quien convoca a este esfuerzo donde en principio el clamor es: “Si se recorta la inversión en salud, vamos en dirección contraria”. De ahí, existen infinidad de ideas, propuestas, planteamientos para ir rumbo a fortalecer la salud de los mexicanos, pero en principio, ahora la urgencia es hacer conciencia de no recortar el gasto de por sí insuficiente para salud.
Se han sumado a esta iniciativa asociaciones de pacientes (de cáncer, VIH, diabetes, hepatitis), la Universidad Anáhuac, el ITAM, organizaciones privadas como Funsalud, empresariales como AMIIF y Anafam, así como especialistas y consultores como PwC e IMS Health, todos aportando visión, datos y cifras para demostrar por qué es económicamente fundamental invertir en salud.
Los objetivos, dice Valle, están alineados con el México próspero, incluyente y en paz que menciona el presidente Peña Nieto en el PND, porque sin salud no hay nada; sin una población saludable no está lo fundamental para la igualdad de oportunidades y un crecimiento económico vigoroso.