El Economista (México)

Elevado gasto de Texas en la frontera crea interrogan­tes

El gobernador de Texas asegura que es para la protección contra los cárteles mexicanos

- Associated Press

McAllen . C UA N D O E L E X GOBERNADOR Rick Perry pidió que se reforzara fuertement­e la seguridad en la frontera con México en el 2011, Texas compró seis botes armados que pueden disparar 900 balas por minuto y alcanzar grandes velocidade­s.

Pero esas embarcacio­nes, que costaron 580,000 dólares cada una, pasaron más tiempo atracadas que patrulland­o el Río Bravo.

Ahora eso parece un precio barato en comparació­n con lo que Texas está por gastar. El nuevo gobernador republican­o Greg Abbott aprobó este mes un gasto por 800 millones de dólares para seguridad fronteriza, que serán empleados en los próximos dos años, más del doble de lo que se destinó en un periodo similar en los últimos 14 años bajo el gobierno de Perry.

Entre los artículos que ha comprado el estado para la frontera destacan un segundo avión de 7.5 millones de dólares que alcan- za gran altitud para vigilar la frontera, un centro de entrenamie­nto de 2,023 hectáreas para agencias encargadas de seguridad, y presupuest­os de vuelos de helicópter­o todo el año. El estado también quiere contratar a 24 investigad­ores contra la corrupción y 250 policías estatales como parte de un primer pago para una fuerza fronteriza permanente.

Otros estados situados en la frontera con México —Arizona, Nuevo México y California— tienen presupuest­os bastante menores a los que ha destinado Texas. Y éste estado lo está haciendo mucho después del aumento del año pasado en el flujo de inmigrante­s sin autorizaci­ón para cruzar la frontera que ahora está reduciéndo­se.

Así que, ¿por qué estaría Texas preparando lo que parece ser una patrulla fronteriza paralela a las fuerzas federales?

“Busquen en Google ‘crimen de cárteles en México’ y establezca­n la búsqueda sólo para la sema- na pasada y verán algunos ejemplos terribles de lo que los cárteles están haciendo en México en este momento”, dijo Abbott a reporteros este mes tras una sesión legislativ­a.

“La primera obligación del gobierno es preservar la seguridad de su gente y eso significa asegurarse de que esta actividad de los cárteles, que no se ha reducido en lo absoluto, no se establezca para nada en Texas”, agregó.

La zona de 514 kilómetros del Valle del Río Grande en la frontera fue donde se concentró el año pasado toda una ola de inmigran- tes centroamer­icanos, la mayoría menores de edad sin acompañant­es. El sector del Valle sumó 53% de todos los inmigrante­s capturados en el suroeste durante el año fiscal que terminó en septiembre.

Raúl Ortiz, subjefe del sector del Valle de Río Grande, atribuyó el descenso a una vigilancia mucho mayor en el lado mexicano, en especial en su frontera con Centroamér­ica.

Los críticos temen que la acumulació­n de refuerzos en la frontera no tenga un límite y haya pocos registros de cómo se empleará el dinero y de si será efectivo.

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Foto: ap Entre las compras de Texas para la frontera destacan un segundo avión de 7.5 millones de dólares y un centro de entrenamie­nto de 2,023 hectáreas.

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