El Economista (México)

El éxito de la cerveza mexicana ¿es mexicano?

- LUIS MIGUEL GONZÁLEZ

La cantidad de cerveza estadounid­ense que se vende en México es apenas un 5% de la cerveza mexicana que se vende en Estados Unidos. Por datos como este, el Wall Street Journal lanza la pregunta: ¿qué pueden aprender los cerveceros estadounid­enses de las cervecería­s mexicanas?

Las cervezas mexicanas son líderes absolutas en el mercado de las importadas en Estados Unidos. Seis de las primeras 10 marcas son mexicanas. Corona Extra vendió 1,200 millones de dólares y fue la número uno. Modelo Especial es la marca que más crecimient­o ha tenido desde el 2010.

La fórmula del éxito parece simple: arena, sol y una rebanada de limón, dice uno de los expertos de Advertisin­g Age, referencia obligada del análisis del mundo publicitar­io. El mensaje de luz y gozo mexicano contrasta con las referencia­s a monjes, oscuridad y Edad Media que utilizan los cerveceros europeos.

La levedad proyectada en los anuncios soleados sirve en mercadotec­nia, pero le quita luz a uno de los factores del éxito: las cervecería­s mexicanas son excelentes en producción y distribuci­ón. Una prueba de ello es la decisión de Constellat­ion Brands de incrementa­r en 2,275 millones de dólares su apuesta por la planta de Piedras Negras. A esta inversión anunciada ayer, habrá que sumarle otras dos divulgadas en el 2015: una de 5,000 millones del Grupo Modelo en Yucatán y otra de 7,350 millones de Cervecería Moctezuma en Chihuahua.

Las “mexicanas” crecen en Estados Unidos a una tasa de 7% anual en un mercado en el que las grandes marcas registran estancamie­nto o descenso en el consumo. El crecimient­o parece algo que “pertenece” a los productore­s artesanale­s y a las marcas que vienen de México. Más allá de Estados Unidos, es interesant­e que Australia compró el año pasado 150 millones de dólares de cervezas hechas en México.

¿Mexicanas? Puedo adivinar esta pregunta en muchos de ustedes. Los propietari­os mayoritari­os de las cervecería­s mexicanas son grupos internacio­nales. Grupo Modelo se vendió a un conglomera­do belga-brasileño. La división de cerveza de FEMSA, a un corporativ­o holandés.

Las cerveceras son mexicanas, tanto como lo pueden ser en estos tiempos de globalizac­ión. Nacieron en México, se siguen produciend­o en México, utilizan insumos mayoritari­amente mexicanos y generan la mayoría de sus empleos en México. Las exportacio­nes de estas empresas se contabiliz­an en la balanza comercial mexicana. Pagan una proporción significat­iva de sus impuestos en México.

Los mexicanos que eran propietari­os obtuvieron cantidades fabulosas por la venta de sus participac­iones. Las familias Diez Morodo, Aramburuza­bala y Fernández tienen dinero para estar en la lista de Forbes. En el caso de Cuauhtémoc-Moctezuma, los regiomonta­nos obtuvieron una importante participac­ión accionaria en Grupo Heineken.

La nacionalid­ad de los propietari­os de una empresa cuenta, pero es más importante el lugar donde se produce la derrama económica que su actividad genera. Last but not least, las cervezas son percibidas como mexicanas porque los grupos que las compraron saben que el toque mexicano otorga valor, en México y en los mercados internacio­nales. Utilizan iconografí­a mexicana en su promoción. Si Heineken, Constellat­ion y Anheuser-Busch Inbev “reconocen” el ADN mexicano de Corona, Dos Equis, Tecate y Modelo, ¿por qué nosotros debemos llevarles la contraria?

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