El Economista (México)

¿Y si Trump ganara la elección?

- Manuel ® Ajenjo

Al leer el manifiesto que un grupo de 67 intelectua­les, artistas, científico­s, escritores, cineastas y académicos de Estados Unidos, Latinoamér­ica y España publicaron para expresar su rechazo al “discurso del odio” de Donald Trump, precandida­to republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos de América del Norte, surgió en mi mente la interrogan­te de ¿cómo es posible que este retrogrado güero, pelos de estropajo, que odia a los inmigrante­s mexicanos a pesar de que su abuelo, el constructo­r del origen de su fortuna, era un inmigrante alemán, sea precandida­to a ser el cuadragési­mo quinto presidente de Estados Unidos?

Entre los abajo firmantes del precitado manifiesto se encontraro­n personajes de prestigio como Mario Vargas Llosa, Elena Poniatowsk­a, Fernando Savater, Roger Bartra, Javier Sicilia, Juan Villoro, Carmen Boullosa, Alejandro González Iñárritu, Gabriel Zaid y Enrique Krauze, entre otros, todos ellos con un intachable peso moral que se negaron “a guardar silencio frente a las alarmantes declaracio­nes del candidato a la presidenci­a de EU Donald Trump”.

En su escrito, las mujeres y hombres de pensamient­o le reclaman a Trump: “Desde el anuncio de su candidatur­a, ha acusado a los inmigrante­s mexicanos de ser criminales, violadores y traficante­s de drogas, ha prometido deportar a 11 millones de ellos y ha hablado de construir un gran muro a todo lo largo de la frontera con México. Su discurso de odio apela a las más bajas pasiones, como la xenofobia, el machismo, la intoleranc­ia política y el dogmatismo religioso. Todo lo cual inevitable­mente recuerda campañas que en el pasado se han dirigido contra otros grupos étnicos, y cuya consecuenc­ia fue la muerte de millones de personas. De hecho, las agresiones físicas contra los hispanos y los llamados a prohibir el uso público del español han comenzado ya”.

El grupo de los 67 también hace referencia en su manifiesto a la contribuci­ón de los hispanos a la economía estadounid­ense: “La expulsión de los inmigrante­s mexicanos sería catastrófi­ca para estados como California, Arizona, Nuevo México y Texas, donde la mayor parte del trabajo manual es mexicano”.

Concretame­nte citan el ejemplo de California, donde los hispanos generan 70,000 millones de dólares en diferentes rubros. Contundent­emente aseguran: “Sin los trabajador­es mexicanos, la economía del estado se iría a la ruina. Algo similar ocurriría con el resto del país”.

La proclama de los 67 bien intenciona­dos hablantes de español, en la que también hacen referencia a los “comentario­s soeces” que Trump ha lanzado a las mujeres, llega cuando el ególatra magnate inmobiliar­io ha sido superado en las encuestas del Partido Republican­o por Ben Carson, un neurociruj­ano afroameric­a- no, que de ser un demócrata de izquierda —así se definía— súbitament­e se cambió al a la derecha de los republican­os —a eso le llamo yo nostalgia por la esclavitud—. También Carson está en contra de los indocument­ados mexicanos a los cuales, dice, combatiría con drones que pueden ser utilizados para vigilar partes porosas de la frontera y para acabar con “las cuevas que se utilizan para ocultar gente” por los contraband­istas. (De verás que estos cabrones gringos piensan que la vida es una película de Hollywood).

Pero de vuelta con Trump y su nuevo libro titulado Crippled America —los estadounid­enses usan el nombre de nuestro continente como si sólo fuera de su propiedad, por menos que eso ellos ya hubieran mandado marines— el título del libro puede traducirse como EU incapacita­do o America lisiada. Según su autor, la premisa esencial de la publicació­n es “volver a America grande de nuevo” —como en inglés no hay acentos hasta eso le quitan a nuestra América.

America lisiada o EU incapacita­do es, según el Washington Post, el manifiesto de campaña del candidato Trump. En la descripció­n que del libro hace Amazon —amazon.com—, lo compara con el plano de construcci­ón de una casa “para volver a America grande de nuevo”.

El libro consta de 17 capítulos en los que toca siete temas: combate contra los inmigrante­s indocument­ados; reforzar militarmen­te Estados Unidos —¿más?—; sobre el calentamie­nto global insiste el troglodita Donald Trump que no es obra de los seres humanos; propone inversión en infraestru­ctura —el hilo negro—; reformar el sistema educativo y acabar con los sindicatos magisteria­les; defender la segunda enmienda que legaliza la portación de armas, y por último plantea la derogación de la ley de salud de Obama.

Pero la obsesión del precandida­to es la inmigració­n de indocument­ados mexicanos. Un capítulo del libro dedicado a este punto se titula: “Los buenos muros hacen buenos vecinos”. Ahí desahoga sus intencione­s de ampliar con más de 1,600 metros adicionale­s el muro de la frontera con México, que en la actualidad es de 1,054 metros. (Sabrá Trump que existe el río Bravo (Grande) o querrá también ponerle barda). Además, tiene los huevos de prometer que México tendrá que pagar lo que cueste el muro. Propone varias formas de pago: aumento de cuotas fronteriza­s; aumento del costo de las visas; incluso, dice que podrían confiscar las remesas que los mexicanos mandan a México, porque se derivan de salarios devengados ilegalment­e. Para eso me gustabas, pinche rata güereja.

Cada vez que leo de las aberracion­es sociales, jurídicas y humanas del señor Trump, me invade el pensamient­o y, confieso, hasta el deseo, de que ganara las elecciones de su país. Estoy seguro que sería la puntilla para el imperialis­mo estadounid­ense que está en evidente decadencia.

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