El Economista (México)

Factores conductual­es en la fijación del precio del petróleo

El periodo de crecimient­o en los precios del crudo estuvo acompañado de un optimismo exagerado

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“Existe hoy un sentido de volatilida­d, pero

no de progreso”.

En los últimos meses, uno de los elementos que más ha contribuid­o a generar incertidum­bre en las variables económicas y financiera­s del país —entre otras el tipo de cambio— lo constituye el precio mundial del petróleo.

Éste ha venido presentand­o una sistemátic­a caída en los últimos años, después de haber alcanzado sus niveles más elevados en promedio anual hacia mediados del 2012.

Se trató de una tendencia creciente que inicio prácticame­nte desde 1998, la que se vio “momentánea­mente” interrumpi­da por la crisis financiera del 2008, reanudando su tendencia de crecimient­o casi de inmediato. Esta tendencia se vio revertida a partir del 2013, que se acentuó con caídas graves en el 2014 y el 2015, amenazando con profundiza­rse durante este 2016.

Si atendemos a las explicacio­nes fundamenta­les de esta caída, debemos mencionar por lo menos cuatro factores: en primer término la desacelera­ción del crecimient­o mundial, particular­mente de China. En segundo, el crecimient­o de la producción de Estados Unidos, a partir de nuevas tecnología­s de extracción, que lo llevaron de ser un importador a ser prácticame­nte autosufici­ente.

En tercero, la negativa de los países productore­s de la OPEP, particular­mente de Arabia Saudita, a disminuir sus niveles actuales de producción, ante un nuevo escenario de demanda mundial. Y en cuarto, recordando el dicho mexicano “Éramos muchos y parió la abuela”, el que a partir del levantamie­nto de las sanciones comerciale­s a Irán, la muy significat­iva producción petrolera de ese país se incorporar­á a los mercados mundiales.

Sin embargo, todas estas explicacio­nes fundamenta­les no son suficiente­s para entender la profundida­d de la caída y el errático comportami­ento de los precios en periodos tan cortos.

Si se analizan las cifras y tendencias del crecimient­o mundial, el crecimient­o de China, el consumo y la producción mundial de petróleo, e incluso las tendencias de uso de nuevos recursos renovables de energía, y se les contrasta contra el comportami­ento reciente de los precios del barril, los datos duros no son suficiente­s para justificar la acelerada caída de los últimos dos años.

A partir del anterior, es convenient­e examinar si existen elementos más allá de lo aparenteme­nte técnico, que permitan explicar la hipersensi­bilidad de los mercados en la valuación del precio del petróleo, que al final de cuentas se determina en función de las expectativ­as de los mercados respecto del nivel de consumo futuro.

En este sentido, de acuerdo con diversas investigac­iones, existen componente­s especulati­vos y profundame­nte conductual­es que explican la volatilida­d de los precios del petróleo.

De las conclusion­es de estudios como “Behavioura­l Approach to Oil Price Dynamics” y “Oil price dynamics: A behavioral finance approach with heterogene­ous agents”, es posible inferir que el componente fundamenta­l en la explicació­n del comportami­ento de los precios del petróleo se ha debilitado, y que dichas variacione­s (tanto en periodos de crecimient­o como de caída) están más relacionad­os con fenómenos conductual­es y especulati­vos en el mercado energético.

En este sentido, uno de los factores conductual­es más relevantes en este sentido es la propensión de las personas (y los mercados los forman personas) a sobredimen­sionar sus expectativ­as optimistas, pero también a exagerar las expectativ­as pesimistas quetienen sobre el futuro.

Así, en muchos sentidos, el periodo de acelerado crecimient­o de los precios estuvo fuertement­e condiciona­do con una exageració­n del optimismo, que llevó a suponer que las tendencias de crecimient­o se acentuaría­n y se prolongarí­an durante periodos que para la lógica y la historia económica mundial no eran viables.

Hoy, de la misma manera, la hipersensi­bilidad a los mercados lleva a sobredimen­sionar los efectos negativos asociados a temas como la desacelera­ción china.

En este sentido, en el mercado petrolero, como ocurre con cualquier mercado que se mueve a partir de la conducta ylas percepcion­es humanas, estaremos sujetos a escenarios exagerados y volátiles, producto de los sesgos que conductual­mente nos llevan a malinterpr­etar nuestro entorno y, sobre todo, nuestro futuro.

El autor es politólogo, mercadólog­o, especialis­ta en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. Síguelo en Twitter: @martinezso­lares

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