El Economista (México)

Calidad de vida hasta el último

El programa, parte de los servicios de la Secretaría de Salud de la ciudad, atiende a pacientes con enfermedad­es terminales para darles una muerte digna

- Nelly Toche

DOÑA FELIPA y el señor José son un matrimonio que está llegando al final de sus días, ella tiene demencia senil; él, problemas de cáncer y EPOC, ya que toda su vida se dedicó a hacer carbón y ella le ayudaba.

Con ambos enfermos, su familia ha enfrentado problemas económicos fuertes, además de otros factores que han destruido la dinámica familiar. Con problemas de salud doña Felipa ingresó al Hospital General de Milpa Alta, donde se le dio a conocer el Programa de Voluntad Anticipada (PVA), el cual “ha venido a aligerar la carga”, dijo Livi Toledo, cuidadora e hija de esta pareja.

“Este programa nos ha favorecido mucho, gracias a esto mi mamá sigue viva y en su casa, pues los alimentos y los medicament­os son muy caros, la verdad es que ha sido una etapa muy difícil, pero una vez que llegamos al hospital fue donde nos lo dieron a conocer y vino un respiro para nosotros, aunque tenemos el contraste porque mi papá aún no se encuentra en el programa y batallamos, pero espero pronto sea admitido”, comentó.

En la informació­n otorgada por la Secretaría de Salud del Distrito Federal, se explica que el PVA no es eutanasia, su objetivo es respetar y acompañar el curso natural de una enfermedad en esta etapa de la vida, no cortarla ni provocar la muerte.

Este programa busca una atención integral para pacientes en etapa terminal; además, sus familiares y cuidadores tienen derecho a la asistencia por parte de un equipo de salud multidisci­plinario y a recibir atención paliativa.

En una voluntad anticipada, una persona indica cómo quiere que se disponga de su salud, su cuerpo y su vida, en un momento cercano a la muerte, en el que ya no sea capaz de decidir por sí misma.

El doctor Ramón Ortega Rosas, jefe de Enseñanza del Hospital General de Milpa Alta, asegura que en nuestro país no se necesita de la eutana- sia, pues “si tenemos un paciente con dolores muy fuertes, están los morfínicos o la sedación; en un paciente en etapa terminal, la muerte llega sola y sin dolor, eso es lo que hace cuidados paliativos, con procedimie­ntos más humanos y respetando la voluntad anticipada”.

PROGRAMA MUY HUMANO

Livi, quien además de atender a sus papás trabaja en la venta de gelatinas, explica: “En casa ya están más tranquilos, no los mueves tanto, no los transporta­mos, no se estresan, nos ayudan con medicament­os y su comida, además de que el doctor viene si es necesario; eso nos ayuda moral y económicam­ente, entre nosotros nos turnamos (cinco integrante­s más de la familia) y eso lo hace más llevadero”.

Mientras el doctor Ramón atiende a doña Felipa, nos cuenta: “Este programa no tiene reglas únicas y se hace con lo que se tiene, además de que cada hospital atiende diferentes padecimien­tos, por eso no todos han arrancado de la misma manera. Es un programa donde la técnica, el humanismo y la ciencia deben integrarse”.

Asegura que llevar a los pacientes en esta etapa a su casa es benéfico, “hubo una paciente muy grave que, si se hubiera quedado en el hospital, le dábamos algunos días más de vida, eso pasó en septiembre y ella llegó a enero, ¿por qué?, por los cuidados, el amor, cariño y apoyo de la familia. Éste es un proyecto muy humano”.

A pesar de que cada institució­n que adopta el programa genera sus propias reglas para llevarlo a cabo, el doctor Rubén nos explica que, en Milpa Alta, el programa ha aumentado sus alcances, “ayudamos con los certificad­os de defunción, sepelios gratuitos o uso de fosas; Milpa Alta es la delegación más pobre, gracias a la coordinaci­ón con la delegación hemos logrado que se apoye en los sepelios de acuerdo con los usos, costumbres y aspectos religiosos de esta zona”.

Agregó que: “En esta zona la familia es numerosa y al hablar de estos programas, se reúne a toda la familia, a veces hasta 20 personas en un consultori­o y salimos hasta que todos han resuelto sus dudas.

“Nosotros queremos ser un ejemplo, que otras delegacion­es conozcan nuestra estructura y la repliquen por lo menos en todo el Distrito Federal, aunque cada zona ha conformado su

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 ??  ?? Con 86 años, la señora Felipa está inscrita en el Programa de Voluntad Anticipada y recibe atención médica en su casa, en la delegación
Con 86 años, la señora Felipa está inscrita en el Programa de Voluntad Anticipada y recibe atención médica en su casa, en la delegación

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