La ganadería nos condena
La ganadería es el sector económico de mayor impacto ambiental. Las tierras ganaderas ocupan más de 26% de la superficie terrestre emergida y, en México, más de la mitad del territorio nacional. Es la actividad humana que mayor extensión acapara en el planeta, con una huella ecológica y expoliación descomunales de su Productividad Primaria Neta. Es también vector primordial de degradación en la calidad de los suelos, al alterar su estabilidad, funciones hidrológicas e integridad biológica. Un alto porcentaje de las tierras ganaderas ha perdido su productividad por erosión derivada del sobrepastoreo.
La eficiencia de la ganadería de bovinos para producir alimentos es decepcionante. La tasa de conversión metabólica del ganado implica que se requieran 7 kilos de forraje de calidad para generar apenas 1 kilogramo de carne en peso vivo de ganado, y hasta 20 kilos con forrajes ordinarios. Esto se compara muy desfavorablemente con la cría de cerdos y pollos, y de manera abismal con la piscicultura y los alimentos de origen vegetal. En un planeta saturado y sobrepoblado, que llegará a 10,000 millones de habitantes en el 2050, su perfil biofísico convierte a la ganadería en opción suicida, cuando hay una competencia feroz por el espacio disponible con la agricultura y laconservación de los ecosistemas. Es una muy mala idea para alimentar al mundo.
La ganadería es la principal causa de deforestación y de destrucción de ecosistemas naturales, particularmente en Centroamérica, México y América del Sur. La mayor parte de los bosques tropicales del continente han sucumbido bajo las pezuñas del ganado, previo desmonte y quema de la vegetación y siembra de pastos. La ganadería elimina el hábitat para otras especies, y más aun, ganaderos han sido y son responsables del exterminio deliberado y extinción regional o nacional de poblaciones emblemáticas de depredadores, como el lobo, el jaguar, el oso grizzly y el puma, por medio de trampas, envenenamiento despiadado y cacería.
Sobresale también la ganadería en la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global; contribuye con casi la quinta parte del total mundial. Lo anterior, por quemas y deforestación (CO2), fermentación entérica en el ganado (metano), aplicación de fertilizantes en la producción de forrajes (óxido nitroso), y descomposición anaerobia de excretas (metano). La ganadería, asimismo, consume indirectamente una notable proporción del agua disponible, en particular, en el cultivo irrigado de forrajes. En Estados Unidos, se estima que cerca de 10% de toda el agua de ese país se destina a la ganadería; se desconoce la cifra para México, aunque debe ser muy alta, y estar asociada al agotamiento de acuíferos, arsenicismo, subsidencia e intrusión salina en diversas regiones del centro y norte del país.
Notablemente, la ganadería es responsable del deterioro y desaparición de ecosistemas acuáticos, como ocurre con las lagunas de Cuatro Ciénegas en Coahuila, exhaustas por la falta de agua, conculcada (en el desierto) por el cultivo de alfalfa para alimento de vacas en la cuenca lechera de la Comarca Lagunera.
La cría de ganado es también causa generalizada de contaminación de ríos, lagos, aguas subterráneas y otros cuerpos. Las aguas de retorno de operaciones pecuarias intensivas y las excretas causan eutroficación por fosfatos y nitratos, lo que mata a formas de vida acuática. Además, el ganado en libre pastoreo es responsable de la destrucción de la vegetación y de ecosistemas riparios (a lo largo de los ríos) por ramoneo y pisoteo.
El consumo de carne y productos derivados de la ganadería aumentará no sólo por inercia demográfica, sino por elevación de los ingresos y cambio en los patrones de consumo (como en China). Así, ni el territorio nacional ni el planeta podrán soportarlo. Algo debemos hacer.