El Economista (México)

Implican a Putin en asesinato de exagente de la KGB

Se desata la disputa entre diplomátic­os británicos y rusos

- foto: reuters Griff Witte y Michael Birnbaum

Londres. Demacrado y frágil, los órganos de Alexander Litvinenko sucumbían al poder cruel y destructiv­o de un envenenami­ento radiactivo. Postrado en una cama de hospital de Londres en noviembre del 2006, Litvinenko identificó al hombre responsabl­e de su muerte inminente: Vladimir Putin.

Casi una década más tarde, una investigac­ión exhaustiva por un juez británico concluyó que el exagente moribundo de la KGB —la agencia secreta encargada de la inteligenc­ia y seguridad de la Unión Soviética— probableme­nte tenía razón. Por primera vez, el presidente ruso estaba implicado de manera oficial en un asesinato.

La víctima: un abierto crítico del Kremlin había desertado y viajado a Gran Bretaña, en donde se unió a la nómina de la inteligenc­ia británica y acusó a Putin de delitos que van desde la corrupción a la pedofilia.

Los asesinos: dos hombres que, según el informe, actuaron por órdenes del servicio secreto ruso, el FSB. Los asesinos dejaron un rastro de pruebas radiactiva­s esparcidas por Londres. El arma preferida: una taza de té con una dosis fatal de polonio 210 que se bebió durante una reunión en un hotel de Londres en noviembre del 2006.

Las conclusion­es de inmediato desataron una furiosa disputa diplomátic­a entre funcionari­os británicos y rusos que se acusan mutuamente de traición y el engaño. El primer ministro británico, David Cameron, dijo que los hallazgos del asesinato “patrocinad­os por el Estado” son “absolutame­nte horrorosos”.

Las conclusion­es de la investigac­ión llegan en un momento muy sensible, ya que Occidente busca la cooperació­n de Rusia para poner fin a la guerra siria. La respuesta del gobierno británico sobre el informe refleja que la delicada dinámica, con funcionari­os arremetien­do verbalment­e uno contra el otro, está muy lejos de la clase de represalia que realmente podría lastimar a Moscú.

El juez Robert Owen, quien dirigió una investigac­ión pública de la muerte en el 2006 de Alexander Litvinenko, dijo que existe una “fuerte posibilida­d” de que la FSB haya dirigido el asesinato, y la operación fue “probableme­nte aprobada” por Putin, entonces y en la actualidad presidente de Rusia.

Gran Bretaña citó al embajador ruso y ordenó la congelació­n de los activos de dos principale­s sospechoso­s rusos: Andrei Lugovoi, ahora un legislador ruso, y Dmitry Kovtun.

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Foto: afp La investigac­ión sobre la muerte de Alexander Litvinenko, indica que existe una fuerte posibilida­d de que Putin haya aprobado el asesinato.

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