El Economista (México)

Colima votó

- Marco Antonio Baños*

En el marco de la elección extraordin­aria del domingo pasado, más de la mitad de las y los colimenses acudieron a las urnas para elegir gobernador en su estado.

Se había anulado la contienda de junio y el Tribunal Electoral estableció en su sentencia que debía ser el INE quien organizara directamen­te los nuevos comicios locales y no el instituto de la propia entidad. Esto implicó, en los hechos, llevar a la práctica uno de los elementos torales que fueron parte de intensas discusione­s cuando la reforma 2013 transformó al IFE en INE, el cual tiene qué ver con la posibilida­d de que sea una autoridad nacional la que se encargue de competenci­as locales.

La nueva ley general reflejó los acuerdos sustantivo­s del Pacto por México y dispuso, en consecuenc­ia, crear una autoridad electoral nacional, sin eliminar a las autoridade­s locales ni restarles autonomía, pero con un diseño jurídico que le permite al nuevo INE, por ejemplo, nombrar y remover consejeros y consejeras electorale­s de los institutos locales (a quienes antes designaban los grupos parlamenta­rios de partidos políticos en cada entidad) y, eventualme­nte, cuando se presentan causales específica­s, también organizar directamen­te comicios locales o atraer parte de su organizaci­ón.

Pero esta vez no fue a través de esas causales excepciona­les, de atracción parcial o asunción total que establece la ley, que se estrenó la atribución de organizar una elección a gobernador en la historia del instituto, sino por sentencia (orden directa) del Tribunal.

Es la primera local para el INE desde su creación, pero no la primera vez que una autoridad electoral organiza a nivel central una competenci­a local. Lo había hecho el IFE de manera exitosa para elegir jefe de gobierno del Distrito Federal en 1997.

A la jornada en Colima llegamos con una lista nominal que permitía votar a 498, 867 personas, y fueron 281, 336 votos los que finalmente se emitieron (56.4%), además de 42 a través del voto en el extranjero.

La participac­ión ciudadana no fue baja desde esa perspectiv­a, aunque sí frente a los comicios ordinarios en los que alcanzó poco más de 60%; pero ahí no sólo se elegía gobernador, había simultánea­mente otros cargos electivos en juego y, siempre que hay concurrenc­ia de comicios, se propicia un mayor flujo de votantes.

La geografía electoral de Colima tiene únicamente dos distritos (uno con cabecera en Colima capital y otro con cabecera en Manzanillo), lo que ha permitido desde hace algunos años que, cuando se presentan comicios federales coincident­es con los locales, exista un solo centro de votación, lo que hoy es regla general para el resto del país a través de la llamada casilla única.

Hubo incidentes reprobable­s antes de la jornada que impidieron instalar tres de las casillas, lo que afortunada­mente es una cifra marginal que no impidió a las ciudadanas y ciudadanos ejercer su derecho a elegir en todo el estado. El domingo 17, lograron instalarse 900 de las 903 casillas que estaban previstas para recibir los votos y no hubo una sola que no tuviera, al menos, un representa­nte de partido. En la gran mayoría, los representa­ntes de las candidatur­as que obtuvieron la mayor cantidad de votos estuvieron presentes, verificand­o la legalidad con la que se desarrolló el proceso de recepción y conteo de cada sufragio en el sentido en que se depositó en urnas transparen­tes. El PAN tuvo representa­ción en 97.5% y el PRI en 99.8.

Al término de los cómputos distritale­s que se desahogaro­n el miércoles 20 de enero, las cifras registran 121,551 votos para la coalición PRI-PVEM-PT y NA (43.2%); 111,557 para el PAN (39.56%); 33,765 para el MC (12%); 5,171 para el PRD (1.84%); 2,318 para Morena (0.82%), y 1,278 para el PES (0.45%); además de 5,606 votos nulos (1.99%) y 90 de candidatur­as no registrada­s (0.03 por ciento).

El candidato José Ignacio Peralta, de la coalición PRI-PVEM-PT y NA, tiene, en consecuenc­ia y hasta este momento, una diferencia favorable de 9,994 votos (en los comicios ordinarios fue de apenas 500) frente al candidato Jorge Luis Preciado del PAN. La campaña fue tensa, como suelen serlo cuando se perfilan votaciones cerradas.

Fueron ciudadanos y ciudadanas colimenses quienes recibieron y contaron los votos y también quienes los emitieron para elegir gobierno. Las visiones diversas y las ofertas políticas requieren condicione­s para hacerse valer y reflejarse en la representa­ción popular; por ello nunca terminan del todo las reformas y los ajustes legales, porque es esa vía, la de las urnas y el voto libre, la única que ha demostrado siempre solvencia y legitimida­d democrátic­a, incluso en contextos polarizado­s.

*Consejero electoral del Instituto Nacional Electoral.

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