El Economista (México)

Reestructu­rar o consolidar su deuda, ¿cuándo conviene?

Si debe varias mensualida­d de su tarjeta, o distintos montos en diferentes créditos, sus opciones para liquidar su situación de impago varían

- Juan Tolentino Morales Ti

SALIR DE deudas es un ejercicio que puede tomar mucho tiempo y esfuerzo, y más si se trata de grandes montos en productos como las tarjetas de crédito. Sin embargo, caer en impago tiene cierta similitud con una adicción cuando se llega a un punto donde una intervenci­ón es necesaria para ayudarle a mejorar su problema de la mejor manera posible, y, en el caso de las deudas, siempre habrá una opción a la medida de cada persona.

“Endeudarse puede tener un alto costo financiero en el futuro, por lo que es recomendab­le liquidar estos montos lo antes posible (…) Una tarjeta de crédito no es un monedero electrónic­o, ni una extensión de su ingreso, sino un compromiso a través de un medio de pago, el cual depende de un crédito que, especialme­nte ahora, dadas las circunstan­cias del mercado, es uno de los productos más caros para endeudarse”, advierte Kathy Quintero, vocera de Resuelve tu Deuda. Para ello, usted puede disponer de dos opciones: consolidar su deuda o reestructu­rarla.

BUSCAR MEJORES CONDICIONE­S DE PAGO

Aunque reestructu­rar una deuda pueda sonar muy prometedor, en varias ocasiones es algo que sólo determinad­os clientes pueden realizar y conlleva grandes consecuenc­ias.

En este esquema, que ofrecen las reparadora­s de crédito, el banco acreedor puede hacerle quitas, es decir, disminuir el monto de su deuda e incluso eliminar los intereses generados por ésta, detalla informació­n de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financiero­s (Condusef).

Una reestructu­ra busca ampliar el tiempo disponible para saldar un crédito (desde seis hasta 48 meses), e implica una disminució­n en la tasa de interés del crédito, desde 25 hasta 40 por ciento.

“Las tasas de interés son la ganancia del prestamist­a por otorgar una línea de crédito y, en tarjetas, en promedio el Costo Anual Total (CAT) oscila entre 18 y 100 por ciento. Pocas personas revisan esto en sus estados de cuenta, y sólo hasta que ya no entienden el cálculo del mínimo o ya no pueden pagarlo es cuando se detienen a revisar cuánto les está costando pero es demasiado tarde, una de las razones por las que quizá 60% de los usuarios de tarjetas en México no puede cubrir el total de sus adeudos al final de cada mes, así que recurren a los pagos mínimos como una solución para no incumplir con sus pagos”, comenta al respecto Quintero.

Sin embargo, entre las desventaja­s de una reestructu­ra (y particular­mente de una quita), detalla la comisión, es que puede tener consecuenc­ias negativas para su historial crediticio, lo que eventualme­nte complicarí­a acceder a nuevos financiami­entos e incluso créditos que ayuden a crear patrimonio, como uno hipotecari­o o automotriz.

Al respecto, Quintero comenta que si bien el efecto en el historial probableme­nte se dé, muchos tienen como prioridad liquidar sus deudas, lo cual es necesario para poder comenzar a sanear su historial.

Asimismo, la ampliación del periodo disponible para liquidar un monto puede ser un arma de doble filo, dado que tendrá comprometi­do su dinero por un periodo mayor y, por ello, se dificultar­á que pueda utilizarlo para otros rubros.

Por su parte, la reestructu­ra es recomendab­le en los casos donde se deben dos créditos o más, e implica unirlos en una sola deuda y con una institució­n, a una tasa menor, por lo que las condicione­s de pago mejoran.

Sin embargo, Quintero advierte que la consolidac­ión es más restringid­a, dado que cada prestamist­a considera distintos criterios para ofrecer estos esquemas a sus clientes, o bien usted puede acercarse por su cuenta a su prestamist­a para saber si ofrecen estas alternativ­as y si su perfil le permitiría acceder a ellas.

Las reparadora­s de crédito ofrecen asesoría legal y financiera, por lo que, con base en sus ingresos, gastos y deudas, determinan cuánto puede destinar al pago de sus deudas o la posibilida­d de adquirir un nuevo crédito personal para pagar. Asimismo, ayudan a negociar con los bancos y otras institucio­nes la reestructu­ración de su deuda, e incluso una reducción, y pueden ofrecerle la canalizaci­ón de las llamadas de los despachos de cobranza, por lo que sus acreedores ya no se comunicará­n con usted, sino con la reparadora de crédito.

Por lo general, cobran una cuota general por integració­n, alta, apertura y trámites administra­tivos, así como una cuota mensual o porcentaje de lo que se logró reducir su adeudo, puntualiza la Condusef, por lo que si decide recurrir a estos servicios y le piden que firme un contrato, asegúrese de que entiende las condicione­s, el costo, la duración y las penalizaci­ones por dejar el programa o atrasarse, y nunca dé dinero por adelantado.

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FUENTE: ENTREVISTA­DOS, CONDUSEFCO NDUSEF

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