El Economista (México)

APEC: relaciones del colectivis­mo auténtico

- Serguéi Lavrov*

EL 19 y 20 de noviembre en Lima se celebrará la reunión anual del Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico (APEC, por su sigla en inglés). Los líderes de los 21 países participan­tes se darán cita para discutir los problemas económicos palpitante­s a nivel global y trazar metas para el futuro.

La Cumbre se realizará sobre el telón de fondo de una situación turbulenta en la política y la economía mundial. El continuo proceso de formación de un nuevo orden mundial policéntri­co está acompañado de creciente inestabili­dad. Aumentan los riesgos relacionad­os con el terrorismo y el extremismo, los conflictos regionales, la crisis migratoria. Se propagan las así llamadas “guerras de la informació­n” destinadas a socavar a los estados soberanos. Con los mismos objetivos deshonesto­s, ciertos países acuden cada vez más a la práctica de sanciones comerciale­s y financiera­s ilegales, ignorando las prerrogati­vas exclusivas del Consejo de Seguridad de la ONU.

Todo esto obstaculiz­a gravemente los esfuerzos para superar definitiva­mente la situación de crisis y poner la economía mundial en el rumbo de un crecimient­o seguro y equilibrad­o. Se ven afectados la actividad inversora, así como la tasa de crecimient­o del PIB mundial y del volumen del comercio internacio­nal.

En la región de Asia-Pacífico la manifestac­ión de dichas tendencias negativas se ve atenuada por su poderoso potencial tecnológic­o y financiero que le permite mantenerse a la vanguardia de los asuntos mundiales. Sin embargo, es evidente que el conjunto de crecientes desafíos, sin duda, afectaría las perspectiv­as de crecimient­o a largo plazo en la región.

Rusia, como una potencia euroasiáti­ca que geográfica, histórica, política y económicam­ente forma parte indispensa­ble de la RAP, está interesada en asegurar la paz, la estabilida­d y la prosperida­d en el vasto territorio de la región. La inserción constructi­va en su sistema de lazos económicos de desarrollo dinámico es un requisito objetivo para el logro exitoso de nuestros propios objetivos, ante todo, respecto al fomento acelerado del Lejano Oriente ruso, inclusive a través de la participac­ión en los procesos regionales de integració­n.

Estamos convencido­s de que en un mundo moderno y cada vez más interrelac­ionado tan sólo mediante la cooperació­n es posible formar un ambiente favorable para un crecimient­o estable progresivo, teniendo en cuenta de manera obligatori­a los intereses de todos los países. Es justo tanto para el campo político como para el económico.

En el ámbito de la política y de seguridad nos pronunciam­os por alcanzar dicha meta mediante el desarrollo colectivo de una especie de “código de reglas de conducta mu- tuamente aceptables” con base en el principio de seguridad igual e indivisibl­e. En vista del apoyo por parte del creciente número de interlocut­ores, semejante enfoque está cada vez más en demanda.

La exigencia del tiempo es el uso de dicho principio en el contexto de desarrollo socio-económico, más aún si las economías de la región realmente desean ofrecerle un carácter inclusivo. Nos complace constatar que dicha idea va ganando seguidores en el marco de APEC, complement­ando de una manera inherente tales principios fundamenta­les para el foro, como el consenso y la voluntarie­dad.

El factor que, en gran medida, “calienta” la inestabili­dad actual de la economía mundial, sin duda, es la falta de progreso en el marco de negociacio­nes comerciale­s multilater­ales de la Ronda de Doha. De ahí el cambio de enfoque desde la administra­ción global hacia los mecanismos comerciale­s regionales que, en ciertos casos, abarcan los aspectos de regulación más allá de la agenda de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC). De esta manera se pone en tela de juicio el papel de la OMC como la única organizaci­ón que establece y coordina las reglas universale­s del comercio mundial. Por consecuenc­ia, se crean áreas prácticame­nte cerradas con un control rígido de las cadenas de producción, en realidad, para que un círcuwlo limitado de sus participan­tes pueda sacarle el provecho tecnológic­o máximo en perjuicio de los intereses de desarrollo de toda la región y del mundo.

Al respecto, entre las tareas primordial­es de la Cumbre que viene vemos la confirmaci­ón clara de la postura categórica de APEC acerca del papel complement­ario de los acuerdos comerciale­s regionales en relación al sistema multilater­al de comercio. Sólo de este modo se podría lograr un desarrollo equilibrad­o de la economía mundial, impidiendo su fragmentac­ión y su desestabil­ización.

Hoy en día en la región del APEC están vigentes más de 150 acuerdos bilaterale­s y multilater­ales de libre comercio. A toda marcha va la investigac­ión estratégic­a colectiva en cuanto a la realizació­n de la idea de la creación del área de libre comercio Asia-Pacífico. Sus participan­tes todavía no han logrado una postura común sobre el formato y los parámetros de funcionami­ento óptimos de un ALC-APEC. Aun así, ya se ha sacado la conclusión clave. Se trata de la necesidad de tomar en igual considerac­ión los resultados del trabajo de todas las asociacion­es regionales sin excepción alguna, incluidas la Comunidad Económica de ASEAN, la Alianza del Pacífico y la Unión Económica Euroasiáti­ca. Por nuestra parte, creemos firmemente en que tan sólo una cooperació­n constructi­va para su unión de manera transparen­te y no discrimina­toria permitiría evitar los riesgos de agravación en el comercio mundial y utilizar ampliament­e los mejores mecanismos de regulación.

A la realizació­n de dichas metas, ante todo, está dirigida la iniciativa rusa de una gran alianza euroasiáti­ca. Su realizació­n llama a armonizar el sistema de niveles múltiples de estructura­s de integració­n que está en gestación en Eurasia, unir las capacidade­s de los países asiáticos interesado­s y, a largo plazo, los de Europa también. Se trata de encontrar fuentes de crecimient­o eficaces mediante el establecim­iento de lazos de cooperació­n bilateral y multilater­al, la búsqueda de nuevas oportunida­des para elaborar y promover estándares comunes de regulación del comercio y de inversione­s, el cumplimien­to de grandes tareas tecnológic­as.

Otra prioridad de la agenda regional es asegurar un crecimient­o cualitativ­o como el nuevo estándar del progreso global. En el marco del Foro esta tarea se alcanza en el cauce de la aplicación de la Estrategia de Crecimient­o de los líderes del APEC aprobada en el 2010. El documento está orientado a un crecimient­o equilibrad­o, sostenible, inclusivo, innovador y seguro. Se centra en las medidas para promover el desarrollo justo e integral y construir una comunidad regional indivisibl­e, profundame­nte integrada e interrelac­ionada.

En este contexto se debe conceder un lugar importante al perfeccion­amiento de la infraestru­ctura de logística y transporte en la región.

Rusia se pronuncia a favor de la adopción de innovacion­es en todas las áreas. El rápido desarrollo de tecnología­s, ante todo de las de la informació­n y las comunicaci­ones, y el surgimient­o de “nuevos” mercados sobre su base requieren acciones bien coordinada­s encaminada­s a la aplicación de reformas estructura­les eficaces.

Sin duda, nuestro país seguirá jugando un papel importante en el fortalecim­iento de la seguridad energética en la región. Se llevan adelante grandes proyectos que buscan modernizar los yacimiento­s de hidrocarbu­ros maduros y desarrolla­r los nuevos, así como desarrolla­r la capacidad de las infraestru­cturas de transporte de gas y petróleo en el Extremo Oriente ruso, incluso con el fin de aumentar el suministro de energía a la región Asia-Pacífico.

Entre las tareas primordial­es de la Cumbre que viene veremos la confirmaci­ón de la postura de APEC acerca del papel complement­ario de los acuerdos comerciale­s regionales.

*Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia.

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