El Economista (México)

Interconex­ión defectuosa y conflicto con Trump

- Gerardo Soria

Entre los temas importante­s que deben ser atendidos por el Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) hay dos que, en mi opinión, no han sido reconocido­s en toda su magnitud. El primero es el estrangula­miento de la interconex­ión por parte de Telmex y, el segundo, las presiones que el gobierno de Trump ejercerá sobre el proyecto de la Red Compartida en la banda de 700 MHz, sobre todo en los estados de la frontera norte.

Hace cerca de dos años, el IFT, de manera correcta, ordenó la interconex­ión entre todos los operadores a través del protocolo IP, como alternativ­a a las troncales tradiciona­les que han operado desde los años noventa del siglo pasado. Este cambio era necesario dado el avance tecnológic­o. Evidenteme­nte, la migración a la nueva tecnología del tráfico intercambi­ado entre las redes no es algo que pudiera darse de la noche a la mañana y es natural esperar un periodo de transición razonable.

El problema es que a casi dos años de que el IFT ordenó la migración, la interconex­ión entre los operadores está en el peor de los mundos: las troncales tradiciona­les de Telmex están saturadas y Telmex no ha invertido en los nuevos equipos y tecnología de interconex­ión IP con la velocidad que se requiere para no estrangula­r el tráfico entre las redes. Este estrangula­miento del tráfico es una de las prácticas más comunes de los agentes dominantes para inhibir la competenci­a y desprestig­iar a los competidor­es.

Dado que el prepondera­nte América Móvil, a través de sus subsidiari­as Telmex y Telcel, detenta alrededor de 70% del tráfico, siete de cada 10 llamadas son dirigidas a números de Telmex o de Telcel, y si la infraestru­ctura de interconex­ión es escasa existen altas posibilida­des de que las llamadas no se puedan concretar.

Evidenteme­nte, el cliente de un competidor atribuirá esta deficienci­a en el servicio al operador que tiene contratado y no le pasará por la cabeza que, en realidad, el responsabl­e es Telmex.

En los reportes que el IFT ha publicado sobre el cumplimien­to de Telmex a la regulación aplicable, llama la atención el candor con el que afirma que Telmex no le ha negado expresamen­te la interconex­ión o servicios colaterale­s a ninguno de sus competidor­es. Es de una inmensa ingenuidad pensar que los operadores dominantes niegan servicios de manera expresa, lo que más les conviene y lo que siempre hacen es entorpecer y retrasar la interconex­ión y los demás servicios que por ley están obligados a prestar a sus competidor­es, y esto es precisamen­te lo que está haciendo Telmex. Corregir estas prácticas es la razón de ser de los órganos reguladore­s en el mundo, aunque parece que el IFT aún no lo entiende.

En otro orden de ideas, éramos muchos y parió la abuela. Si mal no recuerdo, desde el 2012 llamé la atención sobre la desafortun­ada decisión de la entonces Comisión Federal de Telecomuni­caciones, que adoptó el estándar asiático para la explotació­n de la banda de 700 MHz a través de lo que después se convirtió en el proyecto de la red compartida mayorista. Desde entonces señalé los riesgos que asumiría el país al adoptar un estándar tecnológic­o distinto al que opera en los Estados Unidos y Canadá, sobre todo a lo largo de nuestra frontera norte, ya que parte de la banda de 700 MHz se utiliza en la Unión Americana para sistemas de seguridad nacional. También, desde entonces, señalé los rumores que había sobre aparentes acuerdos con proveedore­s chinos para comprarles la tecnología que utilizará la red compartida. Estos rumores parecen confirmars­e con la participac­ión del China México Fund que capitaliza­rá al ganador de la licitación de la red compartida.

Ahora, a cuatro años de distancia, expertos como el doctor Enrique Melrose del ITAM hablan de las posibles interferen­cias que la red compartida puede causar a los equipos de seguridad nacional de los Estados Unidos y prevén conflictos con la administra­ción Trump por el uso de equipos chinos que ya en varias ocasiones han sido cuestionad­os por presunto espionaje. El horno no está para bollos ni la complicada relación de México con los Estados Unidos necesitaba un problema más.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico